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La Reina de los Mercenarios

Samantha se embarcá en un intenso viaje buscando su lugar en el mundo sin saber que se ha vuelto un peón para otros. Una mujer que se alzara a la grandeza, pero también oculta un secreto. …. Mientras Sam caminaba por la calle, vio como un destello robo su visión, lo siguiente que supo es que una diosa le ofrece un trato. Puedes reencarnar o morir. Sin otra opción Sam elige reencarnar, pero no esperaba que su cuerpo cambiara y fuera en una mujer, peor aún, ni siquiera es humana. Siendo lanzado a un país en guerra, vive la aventura de Sam desde una esclava, hasta una Reina. Nota. La imagen de portada no me pertenece, puedo retirarla si el autor lo desea, uno de los personajes, esta basado en el del autor de Death March.

Likan · Fantasy
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96 Chs

Capitulo 39 - Nunca es tarde para estudiar (2)

Cuando el sol se levantó en el horizonte las puertas de Arcadia volvieron a abrirse al mundo, probablemente la hora estaba cercana a las 6 am, y aparte del cambio de guardias, solo se pudieron ver algunos agricultores y mercenarios que salieron a trabajar, por otro lado estaba el grupo de Samantha quienes caminaron lentamente por el blanco piso de piedra dentro de la ciudad.

Cuando las personas vieron a tan variopinto grupo de mujeres mostraron diferentes expresiones y sentimientos, extrañeza, curiosidad, tristeza, repulsión y asco.

Ninguno de aquellos mercenarios y aventureros dio un paso cerca de las mujeres para ayudarlas, a pesar de que apenas pudieron moverse debido a su estado... ninguno de los guardias ofreció alguno de los suministros que tenían guardados para intentar apoyarlas.

Las lágrimas se formaron en los ojos de ese grupo de mujeres al sentir el frío hombro de aquellas personas, sin embargo ninguna de ellas derramo lágrimas, todas aguantaron en silencio porque sabían que esto no pudo compararse con el infierno que pasaron, sus cuerpos se hicieron pequeños mientras se agrupaban más cerca unas de otras para darse fortaleza.

Asi avanzaron calle por calle, metro por metro... Su objetivo siendo el Templo de Atenea pudo ser visto en la distancia, tan imponente como siempre, esta fue la última esperanza de aquellas mujeres que llegadas a este punto solo deseaban un techo bajo el que descansar.

En sus ojos la esperanza se fortalecía con cada paso que daban, pero también se acumulaba el miedo, después de todo mientras más se adentraban en aquella ciudad, más sentían la oscuridad de la que eran capaces los humanos, ya que mientras más llamaban la atención, más eran insultadas o miradas con asco.

En momentos de necesidad la humanidad es capaz de mostrar sus mejores cualidades, y al mismo tiempo es en esos momentos que puede mostrar su lado más feo, para todas estas mujeres que una vez estuvieron paradas del otro lado, tuvieron que reflexionar sobre sus propias acciones cuando en el pasado vieron a una persona en aquella situación.

"Ignoren las miradas, no son algo que deba afectarnos... solo sigan avanzando." - Samantha declaro en voz firme mientras caminaba al frente, esto imbuyo valor en su grupo quienes miraron con agradecimiento a aquella joven que las saco de ese infierno.

"¿Recuperaste la vista?" - pregunto Vanesa acercándose a un lado de Samantha, ya que solo unos minutos atrás era ella quien ayudaba a avanzar a la joven, y le pareció muy abrupta su recuperación.

"No es eso... es solo que estoy usando una habilidad." - Hablo Samantha en voz baja para evitar que otros la escucharan, esto solo provoco más curiosidad en Vanesa quien avanzo un poco para poder observar con detenimiento los ojos de la joven, como si tratara de encontrar alguna pista de su estado.

Para su sorpresa se encontró con un par de ojos brillantes azules, esto causo un pequeño aturdimiento en Vanesa, pero se dispersó rápidamente cuando Samantha la tomo del brazo arrastrándola con ella.

"No puedo ver con claridad, es como si solo fuera capaces de distinguir formas." - trato de explicar Samantha su estado actual, después de todo su habilidad le permitió observar [la verdad del mundo] o algo parecido, pero lo cierto es que aparte de ver a las personas como llamas ardiendo, no pudo identificar mucho más.

Vanesa entendió la indirecta y tomando la mano de Samantha la guio por el camino cada vez que la joven estuvo a punto de chocar o errar su dirección, asi avanzaron hasta llegar al distrito norte acortando su distancia más y más con aquel imponente Templo.

Para sorpresa del grupo al llegar a las escaleras del Templo, se encontraron con un enorme grupo de guardias y sacerdotes bloqueándoles el paso, al frente de ellos se encontraba una sacerdotisa con una túnica azul.

Samantha frunció el ceño al sentir la extrañeza en la atmosfera, desafortunadamente debido a su problema visual no fue capaz de detectar las expresiones en los rostros de aquellas personas, y eso le impidió leer la situación de forma precisa.

"Bienvenidas señoras... ¿Hay algo en lo que nosotros el Templo de Athena podamos ayudarles?" - la voz clara y sonora de la sacerdotisa provoco un agrio sentimiento dentro del corazón de Samantha, al final era el mismo tono usado cuando deseas rechazar a alguien de forma amable.

"Buscamos refugio, tengo entendido que todos los Templos ofrecen refugio a los desafortunados que han sido víctimas de ataques de monstruos." - Declaro la Joven haciendo uso del conocimiento aprendido con Luvia y naturalmente por todo el tiempo que paso refugiándose en estos.

"¡¡Oh!! Asi que es por eso... es una pena que en este momento tengamos las manos llenas con los peregrinos que han llegado desde el este..." - la sacerdotisa alzo una mano señalando en la distancia a un reducido grupo de personas usando túnicas subiendo al Templo, probablemente no eran más de 30 personas.

Este templo estaba diseñado para albergar a cerca de 10, 000 personas con facilidad, después de todo era el edificio más grande de todo el reino (sin contar el castillo) y era común que en caso de una guerra se les diera refugio a los miembros no combatientes de la ciudad, pero en este momento la sacerdotisa bloqueaba el camino de 20 personas diciéndoles que no tenían espacio para ellas.

"P-pero...." - Una de las mujeres alzo la voz intentando protestar, pero termino siendo detenida por la guerrera de piel morena, no se necesitaba ser un genio para entender las intenciones de esta sacerdotisa, por lo que Samantha al frente simplemente dio media vuelta y con ayuda de Vanesa caminó en dirección contraria.

"¡Vámonos!" - la voz de Samantha llego con fuerza a los oídos de todas las mujeres quienes sin otra opción dieron media vuelta y caminaron detrás de ella, asi nuevamente se vio por las calles desfilar a aquel grupo de mujeres esta vez hacia el distrito oeste.

Sus pasos cada vez más pesados.

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Una hora después el grupo llego a la residencia temporal de Samantha, si bien la casa era espaciosa no hubo duda de que se sintió más pequeña con 20 personas en ella, sin embargo al final no hubo más ideas que pudieran aplicar para salir de tal situación, fue por eso que actualmente en la planta baja se reunió Samantha con las mujeres en mejor estado para hablar, por su parte las otras mujeres simplemente se repartieron en las habitaciones para dormir, descansar e incluso preparar algo de comer, sin olvidar mencionar que hubo una pequeña fila afuera del baño para ducharse.

Esta casa tuvo un total de 2 baños, uno en el primer piso, y el último estaba ubicado en la planta baja cerca del taller, este último era lo suficientemente grande para que entraran cerca de 5 personas, y le recordó a Samantha el baño público al que fue con Ría (aunque en menor tamaño).

"Mmm, creo que si conseguimos algunos cobertores podemos adaptar las habitaciones de arriba... quizás quepan alrededor de 5 personas en cada una, eso resolvería la mayor parte del problema." - expreso Samantha mientras buscaba donde dibujar un plano de la casa, o por lo menos quiso intentar hacer un esquema. - "También podemos adaptar el comedor y volverlo una recámara, de esa forma estaría resuelto el alojamiento... afuera de la casa podemos instalar una mesa grande y usarla como un comedor, pero en días lluviosos o fríos tendremos que comer en este espacio."

Samantha continúo hablando sin detenerse mientras seguía buscando algo con que dibujar, las presentes incluyeron a Bella, la mujer delgada quien fue la que pidió ayuda de Samantha en la guarida de los Goblins, la alta mujer morena, Vanesa y la Elfa...

Ría por su parte estaba ayudando a las otras mujeres con algunas de sus pócimas, así como también encargándose de preparar la comida.

Después de rebuscar un rato sin éxito, Vanesa se acercó trayendo consigo un pedazo de tela grisácea... - "Puedes usar esto." - Dijo la mujer suavemente, la joven tomo la tela y le dedico una pequeña sonrisa antes de detenerse en seco.

"Bella por favor ayúdame a dibujar un plano de la casa, solo usa cuadrados, no necesita ser detallado." - Con una mirada seria le paso la tela a Bella, al mismo tiempo retrocedió unos paso y coloco si barbilla contra su puño imitando la pose del Pensador...

Así es... la razón por la que no pudo encontrar nada a pesar de buscar durante tanto tiempo, era la misma razón por la que no era capaz de dibujar actualmente...

Samantha seguía ciega....

"Cof... disculpé señora, pero... umm..." - la mujer delgada hablo rompiendo la atmosfera, a esto Samantha levanto la vista para verla, pero el impacto de ser vista por los brillantes ojos azules de Samantha fue tan fuerte que la pobre mujer perdió el hilo de sus palabras por un momento.

"Tranquila, no tienes que estar nerviosa... solo dime lo que piensas." - Expreso Samantha suavemente, intentando no asustar a la mujer frente a ella.

"E-está bien, yo quise preguntarle.... ¿Por qué nos ayuda?" - la pregunta de la mujer dejo a todo el mundo congelado, en ese momento todos dirigieron sus miradas a Samantha esperando su respuesta, las emociones complejas y ansiosas dentro de estas desafortunadas mujeres eran evidentes en sus rostros (aunque Samantha no las noto). - "Es común que cuando rescatas a alguien, aparte de solicitar alguna recompensa, normalmente se deja a estas personas al cuidado del Templo."

"Eh... ¿Es así?... Creo que es natural que si decides ayudar a alguien... lo hagas hasta el final, mi orgullo no me permitiría abandonar a una mujer indefensa en medio de la calle." - La declaración de Samantha provoco una serie de peculiares reacciones, y también se pudo ver un extraño brillo en los ojos de algunas de estas mujeres.

"E-eso no es normal..." - Negó la mujer morena con un poco de duda en su corazón, porque al pasar por lo que han pasado, su confianza en otras personas era algo difícil de lograr.

"No es necesario que lo pienses... simplemente paso y ninguna de nosotras puede hacer algo al respecto." - Samantha tranquilizo a la agitada mujer, antes de que continuara su conversación sobre las adecuaciones necesarias en la casa, cuando la comida estuvo lista se reunieron con Ria y posteriormente Samantha con ayuda de Vanesa (quien usaba un atuendo de Bella) salió a la calle directo al mercado a conseguir algunas mantas.

Fue un viaje corto llegar al mercado cerca de la puerta oeste, Samantha y Vanesa cargaron el carruaje con cerca de 30 diferentes tipos de Tela, luego de ello compraron verduras, carne, especias... El dinero en el bolsillo de Samantha continúo reduciéndose, pero la joven estaba dispuesta a quedar en 0 antes que interrumpir sus planes.

Lo cierto es que cuando terminaron de hacer sus compras, muchas personas creyeron que Samantha y Vanesa eran parte de algún grupo de mercenarios, por la alta cantidad que compraron.

Esto se ganó una pequeña sonrisa de Samantha, aunque solo pudo ser disfrutado por Vanesa quien se encontraba a su lado.

La noche llego, y por primera vez en días, semanas o meses... muchas de estas mujeres volvieron a dormir bajo un techo, pequeños sollozos junto a corrientes de lágrimas se derramaron aquella noche.

A la mañana siguiente Samantha abrió sus pesados parpados y fue recibida por la luz a través de la ventana, esto la hizo cerrar sus ojos por inercia y al volverlos a abrir lentamente la escena en su recamara la deslumbro.

En su cama doble abrazando su cuerpo estaban dos mujeres desnudas... pero extrañamente esto no coincidía con sus recuerdos de la noche anterior, ya que a ambos costados de la cama se pusieron dos mantas y cobertores, en su lado derecho durmieron Ria y Bella, mientras que a la izquierda estaban Vanesa y Karen (la Elfa).

Originalmente Samantha quiso cederles la cama a las dos mujeres, especialmente considerando que Karen estaba embarazada, ella por su parte podía dormir en el suelo con Ria y Bella, pero extrañamente ninguna de las presentes estuvo de acuerdo y por ese motivo ella termino durmiendo en la cama sola, mientras las demás dormían a sus costados.

La situación actual sin embargo era muy diferente, Vanesa estaba aferrada a su brazo con fuerza como si tuviera miedo de que Samantha desapareciera, mientras que Karen entrelazo sus piernas con las de Samantha y apoyo la cabeza en pecho de la joven.

Su vientre abultado no pareció molestarle mientras lo apoyaba contra la joven durmiendo de lado, más extraño fue que ambas estuvieran desnudas, porque Samantha estaba segura que la noche anterior se fueron a dormir usando ropa.

"Esto no está mal..." - murmuro en voz baja la joven cuando una sonrisa pequeña se formó en sus labios al sentir los cálidos cuerpos de ambas mujeres contra su propio cuerpo, su mano izquierda incluso se movió acariciando suavemente la cadera y espalda desnuda de Karen, ya que su mano derecha estaba envuelta totalmente por el cuerpo de Vanesa.

"Parece que lo está disfrutando Maestra." - Una voz suave y fría llego desde un costado, esto causo que el cuerpo de Samantha se tensara y al girar la cabeza pudo ver la espeluznante sonrisa plasmada en Ria, lo que le trajo escalofríos. - "Oh mí, creo que su vista regreso, felicidades Maestra."

"...."

"...."

El silencio incomodo lleno la habitación cuando RIa se dio cuenta de sus propias palabras, al mismo tiempo Samantha tuvo el extraño sentimiento de ser atrapada por su esposa haciendo un movimiento sobre otra mujer, por lo que fue incapaz de decir nada.

Todo un momento incómodo.

"Toc... Toc... Toc... Disculpe, Señora Samantha... hay una visita esperando abajo." - La voz de la mujer delgada sonó al otro lado de la puerta, esto saco de su estupor a las dos y despertó a las restantes, Samantha por su parte al sentir como aflojaron ambas mujeres su agarre sobre ella para evitar afrontar la incómoda situación, dio un salto hacia adelante y recogiendo su abrigo salió por la puerta rápidamente.

En la habitación las cuatro mujeres restantes quedaron desconcertadas por un momento sin saber cómo reaccionar a las acciones de la joven, ninguna se dio cuenta de que Karen mostro una pequeña sonrisa con sus ojos entrecerrados al ver salir a la joven.

En la planta baja estaba esperando un hombre vestido con una túnica azul con franjas blancas, en su pecho estaba grabado un emblema con hilos dorados con este tuvo la forma de un extraño tomo junto con algunos glifos que Samantha no fue capaz de reconocer.

No obstante, no era la primera vez que veía patrones similares, ya que cuando llego a la ciudad los jóvenes que se topó usaban un atuendo parecido y en la ciudad era fácil encontrar a más personas usando atuendos similares, por eso Samantha lo reconoció como un miembro de la Academia.

"Disculpe la tardanza, pero me temo que no hemos tenido el placer anteriormente, mi nombre es Samantha.... y ¿usted es?" - Samantha usaba su abrigo cubriendo su cuerpo entero con la capucha ocultando sus facciones, el amuleto una vez más activado.

"Una disculpa Señorita Samantha, es de mala educación no presentarse cuando visita a alguien... en realidad soy uno de los instructores de la Academia, y el día de ayer recibimos la noticia de que usted llego junto a un grupo de refugiadas, no obstante, el Templo.... no pudo recibirlas... ¿es verdad?" - El hombre fue directo al punto, curiosamente parecía muy interesado en la respuesta de la joven.

"Es cierto, parece que el Templo no está disponible actualmente.... pero no entiendo que tiene que ver eso con la Academia Sir.... instructor..." - la sonrisa en el rostro del hombre se ensancho al escuchar la afirmación de Samantha, incluso ignorando sus últimas palabras que lo reprochaban por su descortesía.

"Jajaja muy bien señorita Samantha, mi nombre es Damián instructor de 5 grado de la academia, quizás eso no tenga mucho valor para ti, no obstante, si nos gustaría hacer un contrato contigo..." - el hombre declaro tranquilamente mientras desde su túnica sacaba un pergamino junto a una pluma de 30 cm de color rojo, por un segundo Samantha pensó que bien pudo ser la pluma de un fénix, pero descarto la idea rápidamente.

"No se apresure a responder, primero escúcheme…" - El hombre detuvo a Samantha cuando ella se preparaba para responder, entonces de su túnica saco esta vez una pequeña cruz de plata, la cual coloco frente a Samantha.

"Usted tiene información muy valiosa... y nosotros estamos dispuestos a pagar mucho por ella." - Las palabras de aquel hombre hicieron que Samantha frunciera el ceño en contemplación, antes de que en su rostro también apareciera una pequeña sonrisa.

"Creo que podemos llegar a un acuerdo."