Habían pasado 6 años de convivir, dormíamos juntas y prácticamente hacíamos todo juntas, esta noche no debió haber sido diferente, la abracé como todas las demás, me dio la espalda, y se durmió.
Somos mejores amigas, vivo en su casa de vez en cuando, y convivimos con su familia, Pamela tiene novio, pero él trabaja lejos y solo se ven una o dos veces al año.
Hoy después de que nos dormimos me tomó de la mano y comenzó a acariciarla, correspondo a eso, y después ella giró hacia mí, comenzó a besarme lentamente, tan lento que era imposible de creer. Le devolví el beso y en un momento ya nos encontrábamos con las manos quitando la ropa la una a la otra sin frenos, todo ocurrió tan rápido, las ganas de comernos nos ganaban, sus gemidos me excitaban, terminó rápido, y nos quedamos dormidas. Desperté, y no creía lo que pasó, ella era de las personas de quién menos se espera algo así. Me levanté, me cambié y me lavé la cara. Regresé a la cama, me acosté y ella se acercó de nuevo, esta vez yo la besé, pero esta vez con más ganas la tomé de la cintura y sus movimientos me hacían tan bien, comencé a bajar hacia sus partes y ella no decía nada, después me quitó y me siguió besando. Terminamos y nos acostamos de nuevo, pero las ganas me continuaban una vez más la toque, comencé con sus pechos, mientras la besaba, bajé besándola hasta sus pechos, mientras mis manos la tocaban, su cuerpo entero era una obra de arte, llegué a su entrepierna y se cerró con mi rodilla la comencé a abrir y le comencé a bajar la ropa de nuevo mis dedos querían penetrarla pero en ese momento escuchamos que abrían la puerta, eran sus padres, nos quitamos la una de la otra, nos cambiamos y del tema no se habló. solo dijimos que eso nunca pasó.