No pasó mucho tiempo después de que Rosa subiera al barco cuando oyó el aviso de que estaba partiendo. Rosa fue al lado de Catherine, ya que Zayne estaba ocupado con la tripulación.
—No parece real que me esté yendo, aunque sea solo por un momento. He pasado toda mi vida aquí. Espero que en mi tiempo fuera no ocurra nada, pero no quiero mencionarlo mucho por si acaso ocurre algo. Con todos los gritos, es sorprendente que entiendan lo que se dice —dijo Catherine, mirando a la tripulación.
El barco se alejó lentamente del muelle y la gente que estaba allí comenzó a verse más pequeña.
—Bueno, ya no hay vuelta atrás. Entonces, ¿qué haces ahora? ¿Mirar el mar, leer un libro o simplemente caminar? —preguntó Catherine, sin saber qué hacer.
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