Cuando Guillermo y yo llegamos al centro de la capital, estaba más animado.
Llegamos a la plaza en el centro. Era una gran área de forma circular. Una gran fuente se encontraba en el centro. Hoy se reúnen muchos puestos aquí.
Observamos muchos puestos y mis ojos se detuvieron en uno que vendía accesorios bonitos.
—¿Quieres echar un vistazo? —Guillermo preguntó con una cara sonriente.
—Sí, por favor —le contesté.
Guillermo, que seguía sosteniendo mi mano, me guió a través de la multitud de personas. Llegamos al puesto con los accesorios bonitos.
—Bienvenidos, queridos clientes —era una anciana la que vendía los artículos—. Hay muchas artesanías finas aquí en mi puesto. Estoy segura de que les gustarán —dijo ella.
—Oh, entonces ¿puedo echar un vistazo? —dije.
Los accesorios eran principalmente para mujeres. Pero también había algunos para hombres, como gemelos y clips de corbata.
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