Mauve se sentó frente al tocador mientras Mill le cepillaba el cabello, se sentía mucho mejor. El dolor de cabeza había desaparecido y tenía suficiente energía para subir y bajar una colina.
—Deberías beber más jugo, Mauve —anunció Mill de repente.
Mauve se giró y la miró fijamente. —Ya basta de hablar de jugo. Todavía queda toda la noche, beberé más en algún momento.
—Ya veo —dijo Mill rígidamente mientras giraba cuidadosamente la cabeza de Mauve para que le diera la espalda una vez más.
—¿Dónde te gustaría comer? —preguntó Mill.
—En el comedor, si no te importa. Gracias.
—De acuerdo, la segunda comida debería estar lista en una hora aproximadamente. Vendré a buscarte entonces —dijo Mill.
—Lo agradeceré.
—¿Te gustaría comer algo antes? —preguntó Mill.
—Mill, agradezco tu preocupación, pero si sigo comiendo y bebiendo como tú quieres, estaré tan grande como una casa en menos de un día.
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