Reluctantemente seguí detrás de él, dado que mi otra opción sería volver a mi nueva habitación y consumirme en mi propia inutilidad. Aunque me lanzara por la ventana, ¿acaso los canales de noticias humanos informarían de mi muerte para que Damon y Blaise me encontrasen?
Dudaba mucho que las sábanas fueran lo suficientemente largas como para convertirlas en una cuerda que pudiera usar para descender por la torre.
Al menos con Gus, sería capaz de obtener más información para entender en qué diablos me había metido y aprender más sobre la torre para planear mi futura escapada. Lo primero era entender lo que estaba pasando.
—¿Cuánto tiempo he estado dormida? —pregunté.
—No demasiado tiempo —respondió Gus, y mi ceja se arqueó ante la respuesta vaga. Ahora que sabía que no era mi amigo, todo lo que hacía me irritaba y me ponía los pelos de punta.
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