—Madeline continuó mirando la lluvia que caía desde la hora de la tarde. Como había brisa, algunas llamas de las antorchas se habían apagado, dejando los corredores oscuros. Hasta ahora, todo lo que había sabido era que la gente deseaba la vida en el castillo porque era hermoso, rico en colores y con alegría. Pero eso era todo desde el exterior. Por dentro, Madeline llegó a saber cuán podrido estaba el lugar, o solía estarlo.
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