—Tos, tos... —La tos había sido incesante desde la tarde, con varios médicos reunidos alrededor, todos con aspecto algo alarmado. No es que Shen Li estuviera terriblemente enferma—tenía una constitución fuerte y solo sufría de un fuerte resfriado sin señales de neumonía.
Solo que Huo Siyu estaba sentado a su lado con un rostro sombrío. Aunque no decía nada, daba la sensación de que estaba insinuando que si no podían curarla, tampoco deberían molestarse en seguir vivos. Bajo tal escrutinio, los doctores estaban bajo bastante presión.
—Señor, la adquisición de la Compañía de Ferrocarriles Británica se ha resuelto, ¿quiere usted... —Situ se acercó y susurró.
—Adelante tú —Huo Siyu se frotaba las sienes y dijo.
—Sí —Situ inclinó la cabeza en obediencia, y luego añadió—. ¿Quiere que entre la masajista?
Huo Siyu parecía así principalmente porque no había dormido la noche anterior. Ya de por sí era propenso al insomnio, y la noche anterior no había tocado su cama.
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