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Esta era una noche larga para Mirella, después de un día largo que tuvo,de hablar con sus amigos,pasear por las praderas y pensar en lo que ocurriría cuando cayera el sol, de que todo se tornará oscuro y que su desafortunado tío llegará y golpeara a su pequeño hermanito car y sentír que la tocará inapropiadamente, comenzó a llorar.

-Pero después de todo, esto no iba a hacer pasajero ?!-penso Mirella

-"Algo retumbaba en su mente" Será que todo acabara y su hermanito tendrá un bonito futuro?!¿Será que tendrá una vida semejante a la de las demás damas de la nobleza?

"Una vida de riqueza y mucho amor".Cuando veía pasar a la hija del conde Persol creía que tenía la mejor vida de todas.El padre que le compraba los mejores vestidos de todo el imperio,a su futuro acompañante "el emperador"que era reconocido en todas las por su poder y tesoros que iba conseguido con cada batalla y viajes que había tenido desde sus 15 años de edad.

***

Un día cuando Mirella estaba paseando por la tupidas calles del centro del imperio mirnario tropezó con un apuesto hombre de ojos negros y cabello rojo desordenado,con una apariencia musculosa,su piel pálida y sus labios color desangrado, era hermoso pero desprendia un aura peligrosa. A lo lejos vio a dos caballeros que venían directamente así a ellos y el misterioso hombre se hecho a correr.

-Para dónde se fue el hombre con el que estabas? pregunto uno de los caballeros.

-"confundida respondió".Se fue corriendo hacia la dentrada del bosque negro

Los caballeros de inmediato comenzaron a correr más ligero para donde estaba aquel bosque, que dentro de todo el imperio tenía fama de ser un lugar peligroso, que lo habitaba brujas, hadas y duendes que los había alcanzado la oscuridad.

***

Por otra parte estaba yo una ninfa,olvidada con una maldición encima. Que me recordaba el más inmenso herror de mi vida, enamorarme de un humano y tener una hija mestiza, yo era una chica linda con mis ojos dorados como el oro, mi cabello plateado, y mi piel pálida, y mi bendición:manejar la luz de lo puro, purificar lo corrompido por la oscuridad. Pero ya que todo había quedado atrás, la maldición de mis hermanos me había quitado todo, el amor de mi vida y la separación de mi hija, el poder divino, y ahora solo queda el recuerdo del pasado.