Rosina miró a la mujer que tenía delante. Su vestido era completamente diferente del aura que desprendía el lugar.
—Hola, soy Tonia, la pareja de este hombre —dijo Tonia mientras le daba una palmada en el hombro a Cirino. Llevaba un vestido amarillo brillante que fluía suavemente sobre el suelo. El color combinaba con su cabello rubio claro y sus ojos azules.
—¡Así que tú eres la famosamente capturada lobas! —exclamó Tonia e inclinó su cuerpo hacia Rosina para echar un vistazo más de cerca a su belleza.
—Quieres decir loba secuestrada —murmuró Rosina y miró a los ojos de Tonia, pero su comentario fue ignorado por ella.
—¡Eres tan hermosa! —añadió Tonia antes de mirar a Pepe—. Ese hombre tenía buen gusto.
Pepe se aclaró la garganta y miró a su Delta, Cirino Endrizzi. Su mirada indicaba que Cirino debía calmar a su pareja, o él lo haría.
Cirino se aclaró la garganta y llevó a Tonia hacia su asiento. Se inclinó hacia sus ojos y susurró —No asustes a nuestra invitada.
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