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La Leyenda del Scire

Vlas Windsor vive en tranquilidad en su reino natal, Remia... Con una alta posición en la sociedad, fama, dinero, influencia y reconocimiento, se considera feliz, mayormente recordando que siempre se encuentra acompañado de sus mejores amigas: Zenda y Kora Allen. Quizás su vida parecía demasiado perfecta para ser real, pero en realidad había únicamente una cosa que lo atormentaba desde aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás... Esas pérdidas que lo marcaron para siempre. Rhys Windsor reside en Fons, acompañado de su hermosa esposa, Lara Harch, y de la hija adoptiva de ambos, la joven Leah Foster, además de otras personas que conoció en su recorrido por el mundo en el transcurso de unos largos diez años; a quienes terminó por tomarle mucho cariño. Con la idea de protegerlos y darles felicidad tiene sólo un propósito en su cabeza... Acabar con su padre de una vez por todas. Pero aunque parezca algo simple para él y todas sus hazañas logradas, se torna complicado cuando los fantasmas del pasado reaparecen y debe cumplir esa promesa que parecía haberse roto hacía demasiado tiempo, volver a por su hermano y su madre a su hogar, Remia, temiendo que el dolor por aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás todavía siguiera latente. Luego de esa repentina caída de asteroides en Remia todo cambia para los hermanos Windsor. Rhys regresa a Remia dispuesto a acabar con la tragedia en su familia para siempre, y la vida de Vlas da un giro inesperado dejando a su destino esperando por él... Con esa decisión que lo torturará por lo que dure su vida. Quizás el talento y la estirpe Di Rem-Windsor fueron su mayor perdición, pero poder superar los obstáculos que hicieron presencia en sus vidas a causa de sus inevitables destinos es el impulso que los hace seguir adelante... Lo único que desean es no ceder ante aquello que siempre despreciaron, y que al final, les terminó quitando todo...

FlageAc · Action
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Capítulo 6: La familia, y la culpa del pasado

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 3 de Junio - Año 525

—Qué buena hermana eres.

—Oh, Rhys... Estabas ahí. —Zenda se sobresaltó al oír su voz, pero rápidamente la tranquilidad vino a ella cuando lo vio asomarse por la puerta.

—Sólo fui a terminar mi desayuno mientras ellos hablaban... ¿Y bien? ¿No sabes nada? —preguntó, sentándose a su lado.

—No han vuelto, se les hizo larga la charla —rio ella.

—Parece... —asintió él.

El silencio los abrazó, ninguno supo muy bien cómo seguir, pero Rhys tenía muchas preguntas en su mente, sobre Vlas mayormente, ella podría darle algo de ayuda con eso, también podía divisar algo más sobre su relación con él... Y así podría ayudarlo más adelante cuando eso sucediera.

—¿Ellos se llevan bien? —preguntó, desvaneciendo el silencio.

—Sí, bromean todo el tiempo, a veces juegan ajedrez juntos, o videojuegos, tienen una bonita relación... Es extraño que Kora se haya molestado tanto, y justo con él —respondió Zenda.

—Hmm... ¿Hace mucho tiempo se conocen?

—¿Quiénes? ¿Él y ella? —preguntó la chica, confundida.

—No, tú y Vlas... Ustedes dos realmente se llevan bien, lo he podido notar. —Rhys esbozó una pequeña sonrisa.

Zenda entendió a lo que se refería, y su gesto le dio aún más entendimiento. Se sintió algo avergonzada, porque nunca había hablado con nadie, además de Kora, sobre lo que sentía por Vlas... Y justo era su hermano la persona que se lo estaba preguntando... Probablemente ya se encontraba sonrojada.

—Emm... Sí, somos mejores amigos —tartamudeo, quiso maldecir, los nervios la iban a traicionar.

—Lara y yo también éramos mejores amigos, es un buen camuflaje cuando no quieres que los demás sepan que te gusta esa persona —declaró Rhys, su tono se volvió insinuante, él sabía que a ella le gustaba su hermano, era demasiado obvio, pero ante todo, quería sentirse seguro de que no se equivocaba.

—¿Eh? ¿Cómo fue que...? —Ella lo miró sorprendida, sintió que él le había leído la mente. Aunque en realidad ella no era muy buena disimulando, y él era un hombre adulto, que pasó por lo mismo que ella, seguramente varias veces.

—Tranquila, no le voy a decir a nadie... ¿Él lo sabe?

Ella bajó su mirada y comenzó a jugar con sus dedos, intentó tronarlos, pero estos no sonaron. Rio nerviosamente.

—No lo sé, yo no se lo he dicho, ni Kora, pero no creo que él sea tonto, creo que ya lo sabe, sólo que no quiere hacerme sentir incómoda, y está esperando que yo se lo diga. —Ella dejó salir un poco de su timidez en su suave tono de voz.

—Sí, claro... Eso puede pasar. —Los ojos de Rhys se volvieron comprensivos, él sabía lo que significaba estar en ese lugar—. ¿Crees que es mutuo?

—Ja... Ojalá —ella chistó—. Tal vez, pero es una posibilidad muy remota, él sólo me ve como una amiga —agregó, un poco decepcionada.

—Mentira, ¿Vlas? No creo que estemos hablando de la misma persona.

—¿Por qué piensas lo contrario?

—Porque soy su hermano mayor, y porque él es un Windsor, y los Windsor amamos con toda nuestra alma... Y cuando lo hacemos, siempre lo demostramos —aseguró Rhys.

Ella sonrió al escucharlo. Él era Vlas, la viva imagen de Vlas, no podía ser posible que ambos hablaran de la misma manera, sus gestos, sus sonrisas, todo. Podía sentirse cómoda con la presencia de Rhys incluso sólo conociéndolo de un día, únicamente porque era exactamente la misma comodidad que la que Vlas le otorgaba. Era extraño, un extraño mimetismo.

—Amar no siempre significa lo mismo —dijo ella.

—Tenemos diferentes formas de demostrar nuestro amor también —aclaró Rhys.

—Amor romántico... ¿Cómo se demuestra eso? ¿Con un beso? ¿Con un abrazo? ¿Preocupación? ¿Cómo? —Ella no paró de hacer preguntas.

—Cuando él está a tu lado, únicamente ustedes dos, él... ¿Es el mismo de siempre?

—No, es más tranquilo, sensible, deja ver un poco de su ternura también... A veces hasta parece un niño pequeño, no quiere separarse de mi —rio ella recordando esas situaciones.

—Si eso no responde a tu pregunta, no sé qué lo hará, Zenda. —Él alzó su mano, y dejó ver el anillo de matrimonio en su dedo. Zenda lo apreció, con brillo en sus ojos—. Estoy casado con Lara hace seis años, ella es el amor de mi vida desde que la conocí hace trece años en la secundaria, yo tenía quince y ella diecisiete, la mujer más hermosa que jamás vieron mis ojos... No he parado de amarla desde ese día, y hemos pasado por mucho, pero siempre ella está ahí para mí, y yo estoy ahí para ella... Sé de lo que hablo, Zenda... Comprendo el amor, el amor verdadero, conozco el sufrimiento y el dolor que causa perderlo, conozco la felicidad y satisfacción que causa tenerlo a tu lado... Sé que puede sonar tonto lo que estoy diciendo, me fui por diez años, dejé a Vlas atrás y no vi su crecimiento, seguramente creas que estoy hablando sin saber, y seguramente también tengas razón, pero la vida no es tan confusa cuando has vivido tanto, y no hay que ser un adivino para percatarse de tales cuestiones que saltan a la vista tan fácilmente. —Se puso de pie y caminó unos pasos, casi llegando a la puerta—. Ten cuidado con el amor, puede ser muy cruel a veces, pero eso no es suficiente para derrotar un corazón con un sentimiento tan fuerte... Te deseo suerte, yo también quiero que Vlas sea feliz. —Agradeció estar de espaldas a ella, no podía mirarla a la cara mientras le decía eso. Tragó un poco de saliva, y siguió—. Nos vemos, Zenda... Ya me contarás luego lo que suceda con esos dos.

No dejó espacio a respuestas de su parte, y sólo desapareció de la vista de la chica en un instante. Ella se quedó enredada, en medio de la confusión, la sorpresa y el encanto. Las palabras de Rhys fueron tan exactas con su situación que no supo que pensar. Ella o Vlas, no sabía si podía en ese momento asumir tal pensamiento, dejar en claro sus sentimientos tan confusos como ella misma, no sabía cómo sería el futuro, o si el destino estaría de su lado... Pero más allá de todo, podía asegurar que Rhys tenía razón, porque ella lo amaba, y lo único que quería, era que Vlas fuera feliz, de la misma manera.

 

Más tarde...

 

Remia, Crystel, Apartamento «104» - 3 de Junio - Año 525

 

—Veamos... ¿Cómo se usa esto? —Le dio una atenta mirada a la tarjeta que tenía en su mano, analizando su forma, intentando encontrar algo que le diera por lo menos una pista. Se suponía que eso iba a abrir la puerta del apartamento, pero... No había nada que diera espacio para introducirla.

—Se apoya aquí. —Rhys le tomó la mano y la llevó hacia un panel que había bajo el picaporte, ahí recostó la tarjeta, y la puerta se abrió—. Ves.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó la chica con una sonrisa.

—Ey, ¿Ni siquiera un abrazo o algo? —bromeó él.

Ella se acercó un poco y en su lugar le dio un beso en la mejilla como saludo. Rhys se vio satisfecho.

—Mamá me dijo que estabas ocupado con tu hermano o algo así —dijo ella, intentando mover su maleta hacia dentro. Esta estaba demasiado pesada.

—Déjame hacerlo por ti. —Rhys tomó la maleta, y de un empujón hizo que ayudada por sus ruedas se deslizara hasta dentro del apartamento—. En realidad estaba durmiendo cuando ella se fue, anoche me pidió que viniera a darte una mano con el tema de instalarte aquí, ¿Te fue a buscar ella al aeropuerto? —preguntó, siguiendo a la chica quien había entrado antes que él. Al estar ambos dentro cerró la puerta.

—Sí, llegué al mediodía, ella ya estaba ahí, me llevó a comer algo y luego me trajo aquí, me dijo que tenía algunas reuniones y estaba apurada, yo le dije que no se preocupara, que podía sola, pero no me dijo nada de ti —respondió la chica, acomodando algunas cosas en la mesa, luego de abrir su maleta. Camino de un cuarto al otro mientras llevaba la ropa que sacaba de la maleta también. 

—Oh, sabía que yo vendría igualmente, por eso —dijo él, recostándose en el sillón ubicado en el centro de la sala—. Espera, este lugar no tiene televisión. —Notó el hueco blanco que había frente a él.

Un mueble se hallaba recostado a la pared, pero este tenía un lugar lo suficientemente grande como para que un televisor fuera ubicado allí... Pero no había nada.

—¿En serio? —La chica volvió a la sala, luego de terminar de organizar su ropa en la habitación—. Cierto, que gracioso —dijo, apreciando lo mismo que Rhys.

—No pasa nada, podemos comprar una más tarde, o pedirla por internet, llegará en un instante. —Rhys le quitó importancia—. ¿Quieres tomar un café? —preguntó. Al girar su rostro vio una cafetera arriba de la encimera de la cocina.

—Claro, ¿Por qué no? —aceptó la chica.

—Bien, lo hago. —Saltó del sillón y caminó hacia la parte de la cocina. Toda la sala estaba unida a la cocina y un pequeño comedor donde sólo había una mesa. La parte de la cocina únicamente estaba separada por una especie de barra con dos banquillos, que terminaba donde comenzaban los escalones que llevaban a la parte de los sillones—. ¿Quieres tomar un baño mientras los hago? —le preguntó.

—Buena idea, eso me quitara la fatiga que me causó el viaje, nunca había viajado en avión antes, no pude casi ni dormir —dijo la chica—. Ahora vuelvo —avisó, y antes de permitir respuesta desapareció por el pasillo, y la puerta de su cuarto se cerró con fuerza.

 

Minutos después...

 

—Vaya, ese baño me renovó la vida. —La chica volvió a la sala, su cabello rubio se veía más oscuro de lo que era, ella intentaba secarlo con una toalla que sostenía en sus manos—. ¿Esos son pasteles? —preguntó, viendo una bandeja que se encontraba sobre la mesa del comedor.

—Fui rápido a la pastelería que hay a la vuelta de la esquina, te compré tu favorito. —Sonrió Rhys.

—Oh, pastel de fresas con crema... ¡Qué delicia! —Ella rápidamente se sentó en la única silla restante de la mesa, y al tomar un tenedor asaltó el pastel con un gran primer bocado.

—Hasta que Lara vuelva me quedaré aquí, ¿Sabes? —declaró Rhys.

La chica lo miró confundida.

—¿Por qué?

—Remia es peligroso para ti, y es tu primer día en la ciudad, no quiero que te pase nada, te voy a cuidar.

—Oh, no seas tonto, no es la gran cosa igualmente, si tú no venías tenía pensado dormir toda la tarde después de todo —rio, entre bocados de su postre y sorbos de café.

—Leah, sé que eres grande y puedes cuidarte sola, pero no estamos en Ash, aquí todo es más complicado... Creo que por ahora será una buena idea que venga a verte cada tanto, más que nada por seguridad, aun debo estar cerca de Vlas también.

—¿Cuándo conoceré a tu hermano? —preguntó Leah.

Rhys levantó su mirada incrédula, pero sonrió.

—¿Quieres conocer a Vlas? —preguntó, sorprendido.

—Tú hablas mucho de él, quiero saber quién es la persona que te ha tenido en vilo desde hace tantos años, quiero conocer a la razón por la que estamos en Remia en primer lugar —respondió Leah, con una gran osadía, típica de ella.

—Es muy temprano todavía, apenas llegué ayer, y no lo veía hacía diez años, todavía debo ganarme su confianza de nuevo, chica, pero ya llegará el momento... Estoy seguro que si le contara de ti él también querría conocerte.

—¿Le dirías que soy tu hija? —preguntó la chica, mientras sonreía torciendo sus finos labios con pequeños resquicios de pastel en ellos.

—No le diré que una chica que come pastel y se ensucia todo el rostro es mi hija, no quisiera pasar esa vergüenza —rio Rhys, con cierta ironía.

—Oh. —Ella pasó la yema de sus dedos por sus labios y divisó los restos de pastel—. Que tonta. —Acompañó las risas de Rhys, para luego tomar rápidamente una servilleta y limpiarse.

—Cuando te presente ante él le habré contado la situación por adelantado, tranquila, además será junto con Lara también, somos una familia después de todo.

—Pero en serio, estaremos un mes aquí, ¿No? Antes de que volvamos a Fons quiero al menos haberlo visto una vez —instó ella.

«¿Por qué está tan insistente en querer conocer a Vlas?», pensó Rhys, notando esa actitud, aunque normal en ella, no tan habitual.

—Sí, pasará, tranquila, ya te lo dije... Ustedes son mi familia, jamás las ocultaría de tal manera, pero debes entender, las cosas se van a poner complicadas en poco tiempo, y es mejor que estés segura, así que por ahora estarás aquí, cuando sea el momento conocerás a Vlas.

—Okey, entiendo, perdón por insistir —asintió Leah, terminando lo que le quedaba de pastel en el plato, y luego finalizando su taza de café.

—No pasa nada. —Rhys se puso de pie—. ¿Quieres dormir un rato? Yo debo encargarme de algunas cosas, más tarde paso por aquí de nuevo. —Levantó los platos y tazas sucios de la mesa y los llevó hacia el lavavajillas.

—Sí, lo haré, tomaré una siesta —dijo ella, poniéndose de pie también—. Mamá me dijo que vendría más tarde también, así que los espero.

—Mejor así, nos vemos luego, chica... Descansa.

Rhys salió del apartamento, cerrando la puerta con llave desde fuera, ella podría abrir desde dentro, pero estaba seguro que no saldría, y menos cuando le dejó en claro que se iría a dormir. 

Al bajar hasta la calle, mientras buscaba las llaves de su coche en su bolsillo tanteó su teléfono celular, y este comenzó a vibrar. Una llamada.

—Oh, es Lara. —Miró el contacto—. Hola amor, ¿Qué pasa? —contestó.

—¿Fuiste a ayudar a Leah? Se lo dejé dicho a tu hermano, yo acabo de salir de una reunión —ella respondió.

Rhys la oyó agitada.

—Sí, acabo de salir del edificio, comimos algo y me dijo que se iba a la cama, estaba cansada —respondió Rhys—. Te escucho extraña, ¿Estás bien?

—Si, es que estoy bajando las escaleras, el ascensor del edificio dejó de funcionar... ¿Estarás en tu casa más tarde?

—Voy a ir en un rato sí... ¿Por qué?

—Hoy me quedo ahí también, ya luego me voy con Leah.

—Oh, de todas maneras, no hay problema con que te quedes en casa, sabes... Lugar hay de sobra.

—No, es que, bueno, tú sabes, si puedo ir con Leah es mejor, tu padre vive ahí y es un poco incómodo cruzármelo a veces.

—¿Por qué lo dices? ¿Te dijo algo?

—No, tranquilo, pero antes de que pase, prefiero evitar problemas.

—Entiendo... Mejor te dejo, ¿Ya está por comenzar la otra reunión, cierto?

—Sí, nos vemos luego amor... Cuídate.

—Nos vemos mi reina. —Rhys cortó.

 

Mientras tanto...

 

Remia, Crystel, Ayuntamiento de Crystel - 3 de Junio - Año 525

 

—Las carpetas con todo lo que me pediste, los gastos de la reconstrucción de Ajax.

Clio había entrado a la oficina de Rygal con varias cajas apiladas, antes de que él pudiera decirle algo, las dejó sobre su escritorio y volteó, enfilando hacia la salida, rápidamente.

—Espera, hay algo más —Rygal la interrumpió, evitando que abandonara su oficina.

—Dime. —Ella apenas paró antes de abrir la puerta, su mano seguía apoyada en el picaporte.

—Tenemos un viaje de dos semanas a Gala, luego pasaremos por Zenith, debemos reunirnos con los clanes Hunter y Zaro —avisó él.

—¿Por qué debemos ir juntos? ¿No puedes ir tú solo? —preguntó Clio.

Siempre que tenían ese tipo de viajes se sentía muy incómoda al lado de Rygal. Estaban al borde de la separación, desde hacía diez años, cuando sucedió la tragedia de Demian, pero Clio se negaba a pedirle el divorcio, más que nada por Vlas, quería esperar a que al menos él fuera mayor, para poder darle las explicaciones necesarias que sustentaran esa decisión de su parte, sin que le afecte de una manera negativa.

Aguantó más tiempo al lado de Rygal por tal razón, y aunque su relación ya estaba rota hacía años, todavía había momentos en los cuales estar juntos les pasaba factura, y ella terminaba dejándose llevar por sus sentimientos, y por él. Odiaba cuando eso sucedía, se sentía débil, y una estúpida necesitada de un poco de amor, y aunque él seguía siendo su esposo, luego de haberla lastimado tanto, de engañarla, de mentirle y de quitarle lo que más amó, no podía asegurar que todavía lo seguía amando, sólo que no era lo suficientemente fuerte para hacerle frente a sus sentimientos, a su pasado, o a sus miedos de joven, no era lo suficientemente fuerte para cerrar esa etapa de su vida, porque era lo único que le quedaba, y todo terminaría en la nada si no lo hacía a tiempo... Soltar a Rygal significaría siempre haber estado equivocada, significaría aceptar ser la culpable de su propia desgracia... Y tenía miedo de afrontar sus errores, tenía mucho miedo de nunca haber sido suficiente para nadie, ni para los hijos que no pudo proteger. Aunque tampoco quería sentirse una masoquista o una mujer ilusionada creyendo que podría cambiar a una persona que no lo hizo en treinta años, por nada, y por nadie... Ni siquiera por ella, la supuesta persona que más amó en su vida.

—Eres la persona que controla la economía de la nación, Clio... Debes estar ahí, no es un capricho mío, es necesario —respondió él.

—¿Cuándo salimos? —Ella sabía que negarse no tenía sentido, sólo hizo lo que siempre hacía.

—El avión sale esta noche... Deberemos pasar por la casa primero.

Ella maldijo internamente, sabiendo lo que eso significaba.

—¿Qué tienes planeado hacer, Rygal? —Dejó ver sus sospechas, con su mirada afilándose en su camino a él.

—No es que pueda hacer mucho, no vamos a dejar solo a Vlas, siempre lo llevamos con nosotros cuando estamos de viaje. —Quiso sonreír.

—¿Sabes qué? Has lo que quieras, yo no voy a pedirle a Rhys que se quede a cuidar a Vlas, él lo hará por sí mismo, así que no me voy a preocupar por cualquier cosa que se te ocurra —dijo ella, para concluir con la charla.

Abrió la puerta, y antes de poner un pie afuera sacó su tarjeta de identificación del bolsillo de su blazer y la lanzó sobre una estantería que tenía cerca.

—Termina mi turno por hoy, iré a casa a alistarme... —Y se fue.

 

Más tarde...

 

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 3 de Junio - Año 525

 

Luego de pasar el día afuera de la casa, de reunión en reunión, Lara salió de las oficinas y se dirigió a la casa de Leah, estuvo con ella algunas horas, hasta que se hizo bastante tarde y tuvo que volver a la casa de Rhys. Cuando llegó, los hermanos se encontraban en la sala de estar, charlando entre ellos, y se les unió. Mientras comía algunos aperitivos, en el mismo momento que la tarde caía, Rhys y Vlas la ponían al tanto los impensados sucesos de ese día. 

—Rhys... Por Sun, es sólo una chica, doce años menor a ti, no tiene sentido que hayas ido con todo contra ella, además de eso decirle a Vlas que vaya a pedirle perdón cuando deberías haber sido tú.

A los dos les sorprendió la inesperada molestia de Lara.

—Ella me pidió para jugar, sabía lo que iba a pasar, además de eso ni siquiera es que fui en serio, jugué demasiado condicionado si te soy sincero

Vaya sorpresa se llevó Vlas cuando escuchó decir a Rhys eso.

«¿Ni siquiera fue en serio?», pensó Vlas, él lo había visto, fue una derrota humillante para Kora, y ella era la mejor jugadora que él conocía, Rhys sólo hizo algunos movimientos y ganó, y ni siquiera había ido en serio según él. «¿Cuál es el límite de este tipo, por Sun?».

—Bueno... En eso quizás tengas algo de razón, te he visto jugar con todo y puedo asegurar que no pasa de los tres movimientos. —Las palabras de Lara reforzaban su afirmación.

Vlas quiso preguntar, aunque se guardó un poco sus palabras, de igual manera, la duda lo carcomió, y sabía que Rhys iba a ser sincero con él, por lo que no tenía sentido dar muchas vueltas... La pregunta llegó.

—Entonces... ¿Alguna vez tuviste que usar todo de ti en algo, Rhys? —Vlas interrumpió la discusión de la pareja con esa pregunta, y ambos lo miraron confundidos.

—Emm... Si me pongo a pensar, probablemente si... Alguien se encargó de llevarme hasta mi límite, varias veces —rio al señalar a Lara, quien lo miraba con una sonrisa.

—¿Eh? ¿Ustedes eran rivales? ¿En qué? —Vlas se entusiasmó.

Las preguntas inocentes de Vlas les hacían reír mientras se miraban con complicidad.

—En realidad no fue de la forma en la que piensas... Hace trece años cuando nos conocimos yo me enamoré de ella al instante, pero bueno, mi personalidad la alejó bastante al inicio, tuvimos algunos encontronazos que nos pusieron en lados contrarios... Pero a mi ella realmente me gustaba, así que tuve que hacer hasta lo imposible para que se fijara en mí de nuevo... Eso fue lo que realmente hizo que usara todo de mi algo por primera vez, y desde ese entonces, Lara es la única persona que puede decir que me tiene bajo control, en todo sentido.

—Ey... Pero cuéntale toda la historia, me haces parecer la villana —rio ella empujándolo del sillón.

En el rostro de Vlas se dibujó una sonrisa cuando los vio bromeando entre ellos como una pareja feliz... Rhys y Lara eran el uno para el otro, tan solo habían pasado dos días y ya podía se cerciorar de la hermosa relación que ambos tenían... Las ansias de saber más sobre ellos que tenía el día que Rhys volvió se hicieron presentes de nuevo.

—Así que se conocen hace trece años... ¿Cómo puede ser que yo jamás supe de la existencia de Lara entonces? Todavía recuerdo algunas cosas de cuando tú vivías aquí

No lo había pensado, pero tenía razón... En esa época Rhys todavía estaba en Remia, y aunque él era un niño, si él aún seguía con Lara significaba que estuvieron juntos hasta los últimos años de Rhys en su casa, cuando él ya era bastante consciente de lo que sucedía a su alrededor. Hasta la muerte de Demian, y su partida.

—No lo sé... Al principio, tú eras un niño de tres años, recuerdo que mamá todavía te cargaba, pero ante todo eso, Lara fue pocas veces a nuestra residencia en Ajax, y cuando iba tú estabas con mamá, o en el colegio... Sus padres no le permitían quedarse a dormir tampoco. —Él le dio una mirada cómplice, que ella entendió rápido, y sus mejillas se volvieron rojas al instante—. Además de que nosotros comenzamos a salir apenas cinco meses antes de que yo me fuera de Remia, casi no tuvimos tiempo de tener una reunión con cada familia, de hecho mamá y Rygal la conocían poco, y fue un poco complicado convencerlos, Rygal más que nada, mamá era más receptiva con que nosotros estuviésemos juntos... Y bueno, la última vez que ella y yo nos vimos aquí en Remia fue en el funeral de Demian. —Rhys miró a Lara y ella le sonrió tomando su mano.

Esa fue la noche más oscura de su vida, quizás la de todos, después de ese día nada fue como antes, y Rhys recordó la presencia de Lara, ella estuvo ahí desde el anochecer hasta el alba con él... No lo dejó solo y gracias a eso no perdió la cordura esa vez. Sintió que su mundo se había derrumbado, y sus ganas de vivir se desvanecieron junto con todo lo que significó Demian en su vida. Había pasado mucho tiempo desde ese día, pero el dolor no se fue jamás, Lara se lo había dejado en claro: «Nunca desaparecerá, porque el amor por tu hermano era infinito... Su pérdida te dolerá por siempre». Y no sólo eso, la culpa y el arrepentimiento también, luego de todo lo que desencadenó haberlo perdido.

—Oh... Esa chica eras tú... Se me hizo extraño no recordarte con ese peculiar color de cabello, pero parece que los recuerdos vienen a tu mente cuando te aclaran un par de cosas. —Sólo fue necesario nombrar el funeral de Demian para que Vlas cayera en cuenta de quién era ella, aunque sólo la había visto por unos minutos no cabía duda de que si sabía de su existencia.

—Si... Era yo, algunos días después tuve que volver a Fons y por eso no me viste más... Aunque bueno, creo que todos aquí sabemos lo que pasó luego de eso. —Ella bajó su voz al final, y cuando buscó la mirada de Rhys, notó que él se encontraba cabizbajo.

Sí que lo sabían, los tres lo sabían, y olvidarlo no tenía sentido, era el pasado que habían elegido, un pasado que los iba a perseguir por siempre, entre tantas penas y miedo, entre tantas desgracias y errores, cayendo a lo más profundo del abismo... Al cual no quisieron ceder, conocían ese sentimiento, y no querían volver a sentirlo otra vez.

Pero quien más lo conocía era Rhys, y no sabía si era vergüenza, o si sólo estaba siendo un hipócrita intentando hacerse la víctima, sin embargo, bajar su mirada, y estar en silencio fue lo único que pudo hacer, para no llevar tal amargo sentimiento hasta la piel, y estremecerse con cada recuerdo de su mayor pecado.

Vlas y Lara intercambiaron unas comprensivas miradas entre ellos. En silencio. Un silencio que pareció ser eterno. Hasta que él habló...

—Desaparecí de la vida de todos —esas palabras helaron el ambiente. Vlas sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, y miró a Rhys anonadado, él ni siquiera había levantado la mirada al decir eso–. Cometí un gran error al hacerlo... Y nunca me lo voy a perdonar. —Miró su palma derecha muy concentrado, y se sorprendió cuando Vlas se puso de pie, y le dio un abrazo.

Sintió el calor de su hermano cubrirlo, quiso derramar algunas lágrimas, pero su cuerpo quería lo contrario... Y sonrió, sin decir nada.

—Lo importante es que has vuelto... Como dijo mamá, no importa lo que sucedió en el pasado, Rhys... Todavía hay un futuro al cual podemos mirar para arreglar los errores antes hechos, y ahora que estás aquí, no quiero que te vuelvas a ir de mi lado jamás. —Su voz casi se quiebra.

A Rhys le sorprendió la madurez con la que Vlas estaba afrontando la situación. Quizás no haya sido tan sorpresivo, después de todo se lo esperaba, Vlas no era él, y había pasado más tiempo intentando sobrevivir solo desde que era pequeño, quizás esa madurez termino siendo una consecuencia de sus vivencias en los últimos diez años, en los cuales caminar por la cornisa se volvió lo más común para él, y no cayó... Él era fuerte, Rhys siempre lo supo... Siempre confío en él... Era la promesa que había dejado junto con ese botón de plata.

—Rhys sabe a la perfección eso... Pero le encanta martirizarse pensando que tiene la culpa de todo lo que sucedió. —Lara se decidió por poner todas las cartas sobre la mesa.

Si iban a hablar de sus errores debían hablar de todos los que cometían, incluso de los que parecían ser inofensivos e insignificantes.

—¿Eso es cierto Rhys? —Vlas lo miró confundido luego de escuchar la afirmación de Lara.

No entendía la razón por la que Rhys tenía un pensamiento así, aunque si hablaban de «todo lo que sucedió» realmente se referían a todo lo que sucedió, se le hizo más inentendible aun cuando se dio cuenta de que en la mayoría de los acontecimientos de sus vidas él no tenía ni siquiera el control y no hubiera podido hacer nada para evitarlos.

—Hasta cierto punto... Si, lo es. —El pasado estaba en su contra, no sólo eso, nadie más que él sabía realmente lo que pasó, y la misma sensación la cual le hizo no volver en diez años era la que ahora le impedía darle una explicación más certera a Vlas sobre los errores que lo atormentaban—. De todas formas ha pasado demasiado tiempo desde que tuve un sentimiento así... No soy una persona débil que se deje llevar por algunas sensaciones. —Mentir se le había hecho tan fácil toda su vida que en ese momento fue lo único que se le ocurrió hacer.

Para Vlas fue una respuesta satisfactoria, se quedó mirando a su hermano unos segundos y luego sonrió volviendo a su lugar.

—Eso parece entendible Rhys... Pero si quieres una opinión externa, no te sientas culpable por lo que alguna vez sucedió, no eres un dios, no eres un superhombre, y no tienes el control sobre todo... Las cosas pasan por algo y guardar culpa por el destino es lo más autodestructivo que existe.

Algo era seguro, la culpa era lo peor que podía existir, y Rhys lo sabía más que nadie. Pasó años siendo atormentado por esta luego de perder a su hermano, a su maestro, a su suegra, su ilusión, sus ambiciones, su inocencia y su humanidad... Luego de perderlo todo en su vida. Un camino demasiado largo como para haber sucedido en tan corto período de tiempo... Sólo diez años, diez años que lo transformaron para siempre, y querer rendirse fue un idea persistente en su mente, pero no iba a hacerlo, porque había una razón que lo impulsaba a seguir, una sola razón, una razón que se encontraba al otro lado del continente, su lugar de nacimiento y donde también había emergido la sangre que corría por sus venas, el hogar de la dinastía Di Rem... El naciente Reino de Remia... Ahí donde el pico más alto mundo alzaba por sobre todo, ahí donde adoraban a Sun, dios del sol, y tenían la corona roja como la sangre de emblema, ahí donde también había nacido su hermano, su otra mitad, y donde su madre moraba, sus seres más queridos, donde ambos lo esperaban... Ahí, donde debía volver para salvar a Vlas y Clio Windsor. El inicio... Y el final.

Todo sucedió porque Rygal controlaba su destino, porque la única oportunidad que alguna vez tuvo para que todo se terminara la desperdició, porque no se sabía controlar, porque lastimó a Lara, a su hermano, a su madre, y a muchas personas más... Porque la fuerza no lo era todo y él todavía no era capaz de superar una etapa, porque extrañaba a Demian, porque no seguía adelante por su propia vida, lo hacía por la de aquellos que amaba... Porque Rhys Windsor era Rhys Windsor gracias a todos ellos, porque la soledad fue un lugar oscuro en el cual nunca se supo encontrar... Y porque, a pesar de todo... Todo dependía de él, y no podía dejarse llevar por esos sentimientos, por lo que lo único que debía hacer con esa culpa era tragársela y seguir adelante, con ellos caminado detrás suyo... Pero sin mirar atrás, incluso sin poder hacerlo. Dejando atrás esos destellos que invadieron sus iris, que asediaron su corazón. Nombrándolos en voz baja, con miedo a no poder hacerlo nunca más... Dejándolos ir, por el bien de todos, porque a su lado, ellos no iban a ser felices jamás. «Perdón», tuvo que decir, muchas veces... Pero esa palabra ya había perdido todo el sentido... Y vivir enmendando sus errores era el camino que había elegido. El camino que lo alejó de la perdición.

—Lo sé Vlas... Gracias por tus palabras, de ti era de quien más las esperaba —Rhys sonrió al decir eso e intentó desviar el rumbo de la conversación con sus siguientes palabras—. Desde que Demian se fue tú has sido en quien más he pensado... Por eso volví en primer lugar, volver a verte siempre fue mi objetivo, has estado en mi mente por casi diez años y estar aquí ahora después de tanto tiempo es lo mejor que me pudo haber pasado.

La inmensa sonrisa en el rostro de su hermano lo hizo darse cuenta de que por fin, no se había equivocado en tomar una decisión. Realmente volver era lo que necesitaba.

—Yo también quería volver a verte Rhys —aseguró el chico.

Cruzaron miradas entre ellos sin responderse, con sólo sus reacciones ya sabían perfectamente lo que el otro estaba pensando.

—Ha pasado tiempo desde que en esta casa al menos hubo un poco de felicidad.

El bonito momento entre hermanos terminó cuando se oyó que alguien entró a la sala, un par de tacones resonaron por el piso de madera, cerca de ellos. Los tres alzaron su mirada apenas oír el ruido, Clio ya estaba parada bajo el umbral de la puerta, con una sonrisa en su rostro.

—Veo que se están divirtiendo —dijo. Sus ojos se vieron invadidos por una imagen que esperó por diez años, y que al estar frente a ella la llenó de emoción.

—Hola mamá, volviste temprano, ¿Sucedió algo? —preguntó Vlas.

—No, nada de qué preocuparse... Con tu padre tenemos algunas reuniones en Gala mañana por la mañana, luego pasaremos por Zenith, debemos irnos en unas horas, un avión no está esperando —respondió ella. Al instante, Rygal se apareció por detrás.

Rygal apuntó sus ojos a Rhys quien lo miraba concentrado al verlo entrar. Se había dado cuenta de sus intenciones apenas su madre dijo lo del avión, él ni siquiera habló.

—Ah... Ya veo, ¿Entonces cuando vuelven? —Vlas preguntó.

—Dentro de dos semanas —respondió Rygal—. ¿Tú te quedas aquí Vlas? No creo que sea necesario que viajes con nosotros ahora que Rhys está en Remia.

—Sí, él está aquí, no creo que suceda algo malo. —Vlas miró a Rhys y este sonrió. Realmente tenía razón, nada malo pasaría si él estaba ahí. Además, todavía tenían que recuperar el tiempo perdido.

—Rhys... ¿Tú tienes algún problema en cuidar a Vlas? —preguntó Clio.

—No, para nada —aseguró Rhys

—Mejor así... De todas formas tenemos algunas cuentas pendientes, hablaremos de eso cuando vuelva... ¿No Rhys?

Rygal lo miró, y Rhys asintió.

—Si... De hecho quería hablar hoy, pero viendo la situación puedo esperar... Hasta que tú vuelvas. —Una media sonrisa se trazó en su rostro y el tono sarcástico completó la actuación de Rhys.

Era difícil intentar demostrar que no quería decapitarlo en ese momento, como seis años atrás, porque él sabía que estaba haciendo todo adrede, para llevarlo contra las cuerdas, y no podía hacer nada para revertir la situación, porque la seguridad de su hermano estaba en juego.

—Estamos de acuerdo... Bueno, iremos a organizar las maletas, tenemos que estar en el aeropuerto en una hora, nos vemos en un rato —dijo Rygal, antes de subir por las escaleras y desaparecer entre las habitaciones.

Clio saludó con su mano, y lo siguió.

—Maldita sea —murmuró Rhys distinguiendo la jugada de su padre

«Creo que tendré que aceptar tu reto Rygal», pensó intentando buscarle una razón.

Rygal se iría y él quedaría a cargo, tenía el campo libre para poder hacer lo que quisiera, pero en realidad estaba en una encrucijada, si hacia algo que no debía, su persona se derrumbaría en un instante, y no podría explicarle a Vlas cualquier tipo de acción que haya tomado para protegerlo... Ahí se dio cuenta de todo, las dos semanas que sus padres no estarían iban a ser una prueba hacia él, y una forma de poder limitar lo que él sería capaz de hacer por Vlas... Rygal ya tenía todo planeado.

—¿De qué tienen que hablar? —preguntó Vlas de repente distrayéndolo de sus pensamientos.

—Emm... Tú sabes, una charla que nos debemos desde hace algunos años —respondió Rhys, encubriendo la verdad a medias.

—Te refieres a tu partida, ¿Cierto?

Vlas era más astuto de lo que parecía, ocultarle cosas no iba a ser una tarea fácil.

—Creo que tú lo entiendes, Vlas, las cosas no fueron fáciles cuando me fui, aun así no tengo problema de volver y quedarme, en algún momento esa conversación iba a suceder —explicó Rhys tratando de cerrar el tema.

—Sí, lo entiendo... Pero sólo dime que te quedarás a pesar del rumbo que tome su plática.

—Claro que lo haré —respondió Rhys, y Vlas dibujo una sonrisa en su rostro—. Después de todo, te lo prometí.

 

Más tarde...

 

Rhys estaba por despedir a su madre a las afueras de la casa, parado sobre la acera los vio a ella y a Rygal subir al auto, estuvo a punto de darse la vuelta y volver a entrar, pero un llamado de parte de ella impidió que lo hiciera.

 —¿Lara se irá? —preguntó, cuando Rhys se acercó a la ventanilla.

—No se siente cómoda viviendo aquí, tú sabes, no creo que sea necesario dar muchas razones —explicó Rhys.

—Sí, lo entiendo... Pero tú eres su esposo, sé que podrás convencerla, ¿No? —preguntó su madre, esbozando una sonrisa.

—No fuimos muy buenos intentando ocultarlo, ¿Cierto?

—Ese anillo te delató —señaló Clio, tomando la mano de su hijo por la ventana.

—Sabes que siempre la amé, mamá... Se volvió algo inevitable luego de todo lo que pasamos, no queríamos volver a separarnos, y yo no quería volver a perderla.

—Lo sé, y estoy feliz por ti, y ahora que volviste, me siento un poco aliviada también, no voy a estar sola con todo este tema de Vlas, y realmente comenzaba a desesperarme intentando encontrar una solución.

—Tranquila —Rhys la interrumpió—. Estaremos juntos, saldremos adelante pase lo que pase.

—Gracias mi amor... Estarán seguros, ¿No es así? —La preocupación de su madre se hizo notar.

—Si mamá, estaremos bien, Vlas estará bien. —Tomó su mano que estaba sobre la ventana de la puerta y la acarició—. Te lo prometo —añadió con seguridad, y a su vez enviando tranquilidad a su madre.

—También me refería a ti.

—Mamá, por Sun... Tengo veintiocho años, he aprendido a cuidarme solo. —Rhys sonrió al percibir la genuina inquietud de su madre sobre lo que sucediera con él también.

—Dices eso pero en realidad la persona que cuida de ti es Lara... Sé que la necesitas, dile que no se vaya por favor, ustedes dos solos serían un desastre.

—Sí, lo sé... Quédate tranquila con eso también, ella no se irá.

—Mejor así... Y cuando vuelva quiero que me presenten a la niña, ¿Sí? —preguntó, refiriéndose a Leah.

—Lo haremos —asintió Rhys.

—Tengan cuidado, no se olviden de alimentarse bien, y dile a Vlas que haga sus tareas, que esté de vacaciones no significa que jamás volverá al colegio, ¿Bien?

—Si mamá, se lo diré... Tú también cuídate, buen viaje. —Soltó su mano al oír que el auto se encendió.

—Nos vemos en dos semanas cariño —dijo ella, mientras subía el vidrio, y unos instantes después el auto arrancó, alejándose del lugar.

Rhys sostuvo su mano a media altura unos momentos, con una melancólica sonrisa en su rostro. Él sabía que su madre estaría a salvo, porque aunque Rygal fuera una basura, no iba a permitir que algo le pasara... En cambio, nunca pensó igual con sus hijos, y desde ese momento, comenzaba su odisea para proteger a Vlas.

«Que los dioses se apiaden de mí», pensó, soltando una ligera risa, en silencio. ¿Los dioses? ¿O el mismo? 

 

Después...

 

Rhys entró a la casa y se hizo paso hasta la sala, donde Vlas estaba recostado en el sillón leyendo un libro, caminó en silencio hasta él y se sentó a su lado.

—Bien, ya se fueron... ¿Dónde está Lara? —preguntó recordando que momentos antes de salir a despedir a su madre ella todavía seguía ahí.

—Dijo que iba a hacer la comida o algo por el estilo... Me sorprendió eso por cierto, no creí que le gustaba cocinar —respondió Vlas con cierto asombro en su voz, sin quitar la vista de las páginas del libro.

—Ja... Ella es muy encantadora en ese sentido, cuando activa su rol de ama de casa puede ser muy linda. —Sonrió Rhys—. Iré a decirle algo, ya vuelvo. —Se puso de pie, otra vez.

Su hermano dijo algo, pero no lo oyó, ya que se había alejado lo suficiente de la sala, para subir a la cocina. Al llegar ahí olió el fascinante aroma de la comida de Lara. En Fons, en su hogar, era él quien se encargaba de tales tareas, Lara no estaba en la casa en todo el día, su trabajo era demandante y siempre volvía cansada cuando la tarde caía, Rhys prefería evitar que tuviera que llegar a cocinar, y tomaba ese rol. Aunque eso no quitaba que había días en los cuales ella lo ayudaba, les gustaba hacerlo juntos, les recordaba a sus días de jóvenes, antes de casarse, cuando tuvieron que acostumbrarse a convivir, entre tantos problemas que los rodeaban.

—Tuvimos que venir a Remia para que se te ocurriera sacar a relucir todos tus trucos —bromeó Rhys entrando a la cocina.

—Es tu culpa de que en casa siempre monopolices la cocina, nunca me dejas hacer lo que quiero —protestó ella, dándose la vuelta.

Rhys se maravilló al apreciar su belleza, lucía un delantal blanco que cubría su vestido verde oscuro, también su cabello se encontraba atado con una coleta, y aunque a él le encantaba verlo suelto, no podía quejarse de tal imagen.

—¿Pizza? ¿Bromeas? No voy a permitir que Leah sólo sobreviva a base de comida chatarra —replicó él.

—Eres un tonto —ella rio, acercándose a él, y dándole un beso. Rhys bajó sus manos hasta sus caderas, y la sostuvo acercándola un poco a él—. ¿Ya se fueron tus padres?

—Sí... Y hay algo que quería decirte.

—¿Algo malo? —preguntó ella, un poco retraída, podía esperarse cualquier cosa.

—No, para nada... Mira, mamá me pidió, que te pidiera, que te quedaras aquí hasta que ellos vuelvan, no confía en que Vlas y yo podamos sobrevivir solos nosotros dos —respondió Rhys, entre risas.

—¿En serio? —Lara preguntó sorprendida—. Pero, no lo sé, ¿Y Leah? No la vamos a dejar sola.

—Puede venir... —Rhys dejó esa propuesta en el aire. Su esposa lo miró confundida, analizando lo que acababa de escuchar—. Digo, ella quería conocer a Vlas, yo le dije que lo iba a hacer en algún momento, y también le dije que lo haríamos los tres juntos, porque somos una familia... Es el momento perfecto, podemos cuidar a Vlas y de paso ustedes pueden quedarse en nuestra casa, cuando Rygal y mamá vuelvan pueden volver al edificio... Oh, olvidé decírtelo, mamá quiere conocer a Leah también.

Ella estuvo unos momentos en silencio, mirándolo atentamente, no se encontraba muy segura, no por desconfiar de Rhys, sólo que quería asegurarse de que Leah se sintiera cómoda en ese lugar, ellos la llevaron a Remia olvidando que ella nunca salió de Fons, por obligación, ya que estaba a cargo de ellos, y no podían dejarla sola en su casa. No querían involucrarla en sus problemas, ni en todo lo que sucedería, mientras más lejos ella estuviera sería mejor para todos, pero tampoco podían dejarla de lado, era su hija, y sus responsabilidades paternas siempre estarían por encima de todo lo demás... Leah era una chica la cual ambos podían asegurar que entendería la situación, y antes de poder decidir por ella, ignorando sus deseos, quiso preguntárselo, y guardarse la respuesta.

—Mañana le preguntaré y en base a su respuesta veré que hacer, no puedo sólo hacer algo sin consultarle, ¿Sí? —preguntó.

Su esposo sonrió.

—Claro, sé que su bienestar es tu prioridad, entiendo tu posición... Bien, entonces esperaré a mañana así puedo ordenar la habitación de huéspedes, te dejaré terminar, estaré con Vlas en la sala, si necesitas algo llámame —avisó, dándole un último beso.

—Sí, lo haré. —Lara asintió.

 

Después...

 

—Entonces, ¿Se quedará? —preguntó Vlas.

Rhys, sentado a su lado, se estiró en el inmenso sillón, y entre suspiros no supo que responderle

—Supongo. —Analizó muy bien la opción de contarle a su hermano la historia completa, y al caber la posibilidad de que tuviera que presentarle a Leah el día siguiente, supo que tenía que hablarle de ella—. Debemos preguntarle a Leah, Lara quiere asegurarse de que ella no se sentirá incómoda.

—¿Quién es Leah? —Vlas le dirigió su mirada con curiosidad.

Rhys sabía que nombrarla sin darle información era un buen puntapié inicial para que pudiera hablarle de ella con total libertad.

—Leah... —dijo, bajando su mirada al rascar suavemente su nuca—. Leah es... —dudó—. Leah es nuestra hija —dijo, al fin.

—Vamos, deja de bromear, ¿Es la hermana de Lara? —Vlas no lo quiso creer, sólo rio ingenuamente.

—Lara es hija única, Vlas... Leah realmente es nuestra hija, vinimos con ella a Remia, pero se está quedando en una propiedad que Lara posee en el Distrito Comercial... ¿No me crees? —preguntó, su mirada se decidió al dejarla sobre su hermano, él seguía igual de confundido, y desconfiado, Rhys no se lo quería creer, ¿Tan bromista fue en el pasado para que Vlas no le creyera algo así?

—Espera... Hay algo que me impide creerte, porque es chocante... Si tuvieran una hija tendría que tener menos de diez años, y si es así, ¿Cómo es que dejaron a una niña pequeña viviendo sola en un apartamento a kilómetros de aquí? —Vlas fue sensato con su pregunta.

Rhys agradeció que al menos usara la lógica, ya que eso le daba pie a la siguiente información que debía darle.

—Es que... Bueno... Leah es adoptada —reveló.

—Oh, claro... Ahora todo tiene sentido. —Vlas esbozó una sonrisa al comprender la situación—. Demasiado sentido —agregó.

Rhys agradeció que al final hubiera cedido ante la duda, y le hubiera creído, se le habían abierto muchas puertas desde ese momento, le podría contar a Vlas muchas cosas, aunque había otras que era mejor dejarlas en su lugar... Todo a su tiempo.

—Sí, ella quedó huérfana luego de que un siniestro mató a sus padres a finales de la guerra, Lara fue quien tomó la decisión, yo la apoyé, y desde que firmamos esos papeles nos convertimos en sus padres... Y ella se volvió una parte importante de nuestras vidas —dijo Rhys, vacilando entre la nostalgia y el encanto, su rostro reflejaba muy bien su dualidad.

—Eso fue hace seis años... O sea, hace seis años que son una familia, me dijiste que sales con Lara desde hace trece años —su hermano recordó.

—Más aun, todavía... Han pasado muchas cosas, con Lara estuvimos separados un tiempo, el año que duró la guerra, luego volvimos, y sucedió lo de Leah, y para ese momento ya teníamos en mente no volver a separarnos otra vez, por eso... Desde hace casi seis años que ella es mi esposa. —Rhys miró a Vlas y le mostró su mano izquierda levantando su dedo anular, y dejando ver su anillo de matrimonio.

Vlas había quedado absorto luego de esa respuesta, la abrupta e inesperada declaración de Rhys lo había dejado boquiabierto, estaba preparado para escuchar cualquier cosa, pero no eso... ¿Su esposa? ¿Una hija? ¿Una familia? Todo era increíble, pero tan esperable al mismo tiempo, que se sorprendió de sí mismo al no darse cuenta antes.

—¿Están casados? —Vlas siguió boquiabierto, era imposible que no necesitara una segunda confirmación, la primera fue muy chocante, y seguía intentando asimilar la situación.

—Si... Es increíble, ¿Cierto? —respondió Rhys, con cierto orgullo en su voz, hablar de su familia era algo que amaba, tanto como a ellas.

—Ni que lo digas... Mas para ti, nunca creí que al final terminarías siendo un esposo amoroso y hombre de familia... A veces la vida es muy confusa, es que... Por Sun, Rhys... ¿Qué sucedió contigo?

A Rhys seguía causándole gracia que su hermano estuviera incluso más emocionado que él en ese momento, no paraba de moverse de un lado al otro, sin creerlo, con una sonrisa en su rostro, ¿De admiración? ¿De sorpresa? No sabía, pero que estuviera feliz era suficiente.

—O sea que, ¿Los tres viven juntos allá en Fons? —preguntó, intentando calmarse un poco, la emoción era en demasía.

—Si... Después de la muerte de sus padres no podía dejarla sola de nuevo, lo había perdido todo y yo más que nadie sé lo que significa eso, también sé lo que significa afrontarlo solo... No iba a dejar que ella viviera lo mismo, y entre eso, y el cariño y calidez que la presencia de Leah trajo a nuestro hogar podríamos decir que conseguimos salir adelante, no todo fue fácil para nosotros. —El amor hacia su familia se vio reflejado en esas palabras.

El conocimiento sobre el sufrimiento que él tenía era tan amplio que incluso aunque ella hubiera estado a su lado, y en parte también haberlo conocido, luego de ella haberlo perdido todo, Rhys no permitió de nuevo que se convirtiera en más que eso... Un vistazo a la realidad y no una vivencia. La presencia de Leah suprimió tal culpa que arrastraron, calmó mucho de su dolor, ambos agradecieron que la chica fuera tan receptiva con ellos, intentando formar una familia con tal dolor y dificultad para acoplarse a una nueva vida luego de todo lo sucedido en el pasado. Entre baches y subidas, no todo era felicidad, y aprendieron a vivir a ese ritmo, porque, a pesar de haber pasado tanto tiempo, aún les quedan mucho por recorrer, el final todavía estaba lejos, no tenía sentido rendirse en ese momento. No tenía sentido rendirse jamás.

—Pudiste hallar el amor luego de tanto sufrimiento Rhys, estoy feliz por ti, realmente... Y espero que pueda conocer pronto a mi sobrina —dijo Vlas, dejándose llevar por la risa.

—Gracias Vlas... Y ya que trajiste el tema a colación, quiero hablar contigo sobre algo. —Rhys se irguió en su postura—. ¿Qué sucede contigo y esa chica Allen? —La media sonrisa que su rostro reveló confesó todas sus intenciones.

En base a esa pregunta Vlas no pudo evitar lanzar una risa despreocupada.

—Eres demasiado observador Rhys, es de admirar esa virtud que posees, incluso aunque no parezca siempre estás prestando atención a todo lo que te rodea —respondió con gracia.

—Tampoco es que fueras muy disimulado Vlas... Así que Zenda, es muy linda.

—Lo sé... Demasiado. —Vlas sonrió todavía más.

Pensar en ella lo llevaba a un lugar feliz en su mente, no podía evitar sonrojarse con sólo escuchar su nombre y un halago hacia ella.

«Así que no me equivocaba, será ella», pensó Rhys notando la respuesta y posterior reacción de su hermano.

—¿Puedo preguntar cómo y cuándo se conocieron? —se interesó

—Sus padres son diplomáticos, trabajan para papá, ella vive a dos casas y vamos al mismo colegio hace años... La conocí apenas algunas semanas después de que tú te fueras, y ella fue mi más firme apoyo cuando no sabía qué hacer conmigo mismo... Ella me salvó —Vlas lo dijo con una leve emoción en su voz, recordar esos momentos siempre lo ponía sentimental.

Fue mucho lo que tuvo que pasar para que al final ella se convirtiera en tanto para él, y se lo agradecía demasiado. Su mente todavía guardaba tal anhelo cada que quería ver al futuro con sus sueños... Esos sueños donde ella era la protagonista, y entre tantos, que iban desde su sonrisa, hasta su dulce voz... Ese vestido blanco, su caminata con flores en sus manos, subiendo al altar... Volviéndose parte de su vida, de su felicidad... Y sus ojos azules formando parte de la eternidad de su sueño, un sueño tan real como la vida misma... Porque ella existía frente a los suyos, y sabía que este algún día se haría realidad.

—Ya veo... Sé lo que se siente... Lara es lo mismo para mí, luego de abandonar Remia viajé hacia Fons, ella es de ahí, no creí que la volvería a cruzar luego de todo lo que vivimos aquí, pero el destino fue compasivo conmigo, y la trajo de nuevo a mí... Como te lo dije antes, la soledad me estaba consumiendo, pero ella desvaneció ese sentimiento de mí y me dio una razón para seguir adelante luego de hacerme recordar todo lo que yo era, todo lo que alguna vez amé y lo que había dejado en Remia... Créeme Vlas, las cosas no siempre serán cuentos de hadas, cuando tengas una caída sólo habrá una persona a tu lado... Y es a esa persona a quien tienes que elegir para pasar el resto de tu vida juntos.

Vlas pensó que decir algo sólo arruinaría el momento que su hermano había creado con esas hermosas palabras que retrataron gran parte de la vida de ambos, y a las personas que ambos más amaban. Así que solamente asintió en silencio y sonrió para luego seguir leyendo su libro. 

Rhys comprendió su acción y también acompaño el silencio, no agregó nada más, sólo tomó el control remoto y encendió la televisión... Pasaron algunos minutos luego de que Rhys viera las noticias, y desviando su mirada hacia Vlas notó que este estaba demasiado concentrado en su lectura y la curiosidad vino hacia él.

—¿Qué lees? —preguntó asomándose por arriba.

—Oh... Este libro, lo encontré en la biblioteca de aquí hace algunos meses y me olvidé de devolverlo, hace una semana cuando sucedió lo de los asteroides recordé que había leído algo parecido en un libro... Y era este, creo que incluso siendo de fantasía es algo bastante cercano a lo que pasó. —Vlas cerró el libro y se lo mostró a Rhys

«Una historia que se repite» —leyó el título en voz alta, era otro idioma, shi quizás... Su mente hizo un clic en apenas unos segundos y se dio cuenta rápidamente lo que tenía en sus manos—. ¿De qué se trata? —Al darle vuelta se dio cuenta de que no tenía sinopsis, y aunque él estaba seguro de conocer el contenido del libro, le preguntó a Vlas de todas formas para no cometer un error.

Vlas explicó detalladamente la historia del libro, o al menos hasta lo que él había leído, treinta y ocho capítulos de los cincuenta que la obra contenía. Luego de escuchar eso Rhys ya no tenía más dudas, así que abrió el libro y sólo se limitó a leer rápidamente los primeros cinco capítulos... Ciertamente no se había equivocado.

—Este libro trata sobre el Scire —musitó sin quitar la vista de las hojas. Al parecer Vlas no lo escuchó, suspiró por eso, no se había dado cuenta de tal descuido—. Vlas, ¿Me lo prestas? Parece interesante y quiero leerlo.

—Obvio, tómalo... De hecho yo sólo quería intentar encontrar algunas respuestas a lo sucedido en Ajax, quizás si tú lo lees podrás analizarlo mejor que yo e incluso darte cuenta antes —respondió Vlas—. Espera... ¿Todavía recuerdas todo sobre el shi?

—Ah, sí... Lara me ha tenido al tanto, lo hemos practicado, ella es muy buena cuando se trata de idiomas, tiene un talento natural —respondió Rhys guardando el libro debajo de su brazo.

—Wow... Es todavía más sorprendente —dijo Vlas impresionado.

—Si... Lo es —luego de decir eso, Rhys se puso de pie—. Iré a tomar un baño antes de que Lara termine la comida... Y también dejaré este libro en mi habitación para leerlo más tarde... En unos minutos vuelvo —agregó, dirigiéndose hacia la escalera.

—Aquí te espero... —respondió Vlas viéndolo alejarse, y luego de no verlo más encendió la consola para ponerse a jugar videojuegos.

Scire... Quizás el misterio más grande que la humanidad alguna vez conoció... Decir que cada diez años una lluvia de asteroides cae sobre la tierra y traen un poder extraordinario con ella es imposible de creer, pero realmente así es. Cuando el día del elegido llega, todo el mundo da un giro y el cambio se avecina... ¿Un dios? ¿El universo? ¿La voluntad humana? ¿Tecnología extraterrestre? ¿Una calamidad? ¿El Santo Grial? ¿La segunda venida? ¿El apocalipsis?

No, no tiene respuesta, su origen es incierto, para sus poseedores y para toda la humanidad... El Scire sólo es eso... El Scire.

Rhys Windsor es el actual poseedor de este poder, que aunque hoy en día lo toma como una cotidianeidad, tiempo atrás fue la razón de todos los males de su vida... Rhys es una más de las tantas personas que desconoce su origen, pero él al menos va un paso adelante... Él sabe que él Scire es la razón de todo... Del principio y el final, la verdad y la mentira, la vida y la muerte... Del universo y su infinitud. Del todo y la nada.

Su poder comparado con el resto de mortales es abismal. Aun así, detrás tanto poder también se oculta un camino lleno de oscuridad, muerte, odio, dolor y desgracias. El pasado de Rhys rehúye de aquella personalidad que intenta mostrar día a día ante todos aquellos que lo conocen. Ascendió, cayó y volvió a ascender para convertirse en el ser humano más fuerte del mundo, alcanzó la cima, pero no sin antes amar, odiar, sufrir, reír, llorar, ganar y perder. Dejando todo eso atrás cambió por el bien de Lara y Leah, cambió para volver a por su hermano y a su madre, por el recuerdo de Demian, y el destino que le aguardaba, cambió por él mismo, para acabar con su maldición para siempre... De todas formas, su pasado no se borraría jamás, pero Rhys lo ocultaba en lo más profundo de su alma.

Más allá de la superficie de su persona se encuentra su más grande pecado... La mayor muestra de la inhumanidad humana y las consecuencias de la soledad.

El Demonio de Remia.