Extra 16: Puerta (1)

"¡¿A caso no sabes qué es lo que estás haciendo, o con quién te estás metiendo?!" - exclamó un hombre rubio de cuerpo corpulento que estaba actualmente atrapado en cadenas. Él estaba vistiendo una armadura roja con detalles dorados.

"No, y no me importa tampoco" - respondió Kurama mientras miraba al hombre. Él estaba sentado en un trono de madera, y siendo rodeado por un sin número de mujeres conejo - "Ahora la pregunta es, ¿Qué hago contigo?"

"¡Muerte, muerte, muerte!" - exclamaron las mujeres conejo, quienes la mayoría estaban heridas o con muestras de violación.

Kurama estaba asqueado cuando llegó a este lugar por accidente luego de sentir como una corriente dimensional lo arrastraba a este mundo, después de todo, lo primero que vio fue a un grupo de soldados, atacando y violando a un grupo de mujeres.

"Kitsune-sama, creo yo también quiero matar a este hombre por casi profanarme, pero no podemos simplemente matar a uno de los herederos del imperio" - dijo una hermosa mujer de cabello blanco y largas orejas de conejo, ojos rojos - "Pero al mismo tiempo, no puedo dejar que el sufrimiento de mis hermanas, haya sido por nada, así que le ruego que por favor castigue a los soldados y deje vivir al príncipe, por ahora"

Kurama le dio una mirada a la mujer antes de asentir con calma, él rápidamente chasqueó los dedos y las cabezas de todos los soldados explotaron.

Las chicas conejo soltaron un grito de guerra lleno de emoción para poder alejar el dolor y sufrimiento de su interior.

"¡Maldito animal!" - exclamó el príncipe heredero del imperio mientras rugía con furia al ver cómo todos sus subordinados habían muerto en solo segundos.

"¿Animal?" - repitió Kurama con diversión mientras veía su reflejo en la armadura de su prisionero. Él estaba con sus orejas de zorro y sus diez hermosas colas - "Eso es lo más lindo que me han llamado en años"

El príncipe rugió con furia mientras sentía como el aire se estancaba en sus pulmones.

"Escucha, no tengo mucha paciencia, así que voy a dejarlo en claro" - dijo Kurama mientras apretaba el cuello de su víctima - "No me importa quien seas, ni de donde vengas, lo único que me importa, es tus putas acciones, las que yo he visto directamente"

Las chicas conejo empezaron a temblar de la emoción cuando sintieron el aura tan primitiva que Kurama estaba liberando, era similar a las que los tótems de su tribu liberaban cuando ellas rezaban o hacían sacrificios.

"¿Crees que esto es malo?" - preguntó Kurama mientras sus ojos brillaban ligeramente, solo para que todos temblaran cuando escucharon en la distancia el sonido de una explosión.

El príncipe y las chicas conejo, miraron en esa dirección, solo para sentir como el mundo se detenía cuando vieron como la enorme montaña que antes había estado allí, había desaparecido.

"Es solo el inicio, tú no sabes nada de mi poder, ni quién soy o contra qué clase de enemigos me he enfrentado" - dijo Kurama mientras chasqueaba los dedos con su mano libre.

La montaña rápidamente apareció en el lugar donde antes había estado, como si nunca se hubiera ido.

"M-Monstruo" - murmuró el príncipe mientras temblaba con una mirada vacía - "¡Monstruo!"

"Así me han llamado por años" - respondió Kurama con una enorme sonrisa dentuda - "Monstruo, encarnación del caos, entre muchos títulos más que no vienen al caso"

Kurama chasqueó nuevamente los dedos e hizo desaparecer al príncipe, solo para que en la distancia, se escuchara un grito de sorpresa.

Las chicas conejo miraron en esa dirección y vieron al príncipe, encerrado en una jaula y atado con cadenas para prevenir que haga algo estúpido.

"Gracias por salvarnos y darnos justicia, Kami-sama" - dijo Tyuule, la reina de la tribu de [Conejos Guerreros] mientras se arrodillaba frente al Kitsune de cabello blanco.

"No soy un dios" - respondió Kurama mientras negaba con la cabeza.

"¡Solo un dios tiene ese nivel de poder!" - exclamó una hermosa chica conejo de cabello castaño oscuro. Ella tenía una figura bien proporcionada y estaba usando una armadura roja con marcas tribales rodeando su cuerpo - "Perdón por gritar, Kitsune-sama"

"No tienes que preocuparte" - respondió Kurama mientras suspiraba con pesar porque era obvio que se había metido en un problema.

"Delilah..." - gruñó Tyuule al ver como una de las miembros de su guardia real, y de las pocas que había logrado sobrevivir todo este tiempo sin ser capturada o derrotadas, ponía incómodo a la deidad que los había salvado.

"Lo siento, Tyuule-sama" - respondió Delilah mientras agachaba la cabeza.

"Ok, suficiente de castigos, solo quiero saber dónde carajos estoy" - respondió Kurama mientras miraba alrededor.

"Bueno, usted está en la tribu de los [Conejos Guerreros]" - respondió Delilah mientras ladeaba la cabeza.

"Ok, eso no me responde una mierda" - murmuró Kurama mientras se tomaba el puente de la nariz.

"Si se refiere a la ubicación general, nosotros estamos actualmente en el continente Farlmart" - respondió Tyuule mientras se ponía a pensar - "¿A caso usted no sabe dónde es?"

"No" - respondió Kurama mientras negaba con la cabeza.

Tyuule se quedó en silencio unos segundos mientras pensaba a toda velocidad - "¿Usted no es uno de los dioses?"

"No" - respondió Kurama con una negatoria.

"Ya veo" - murmuró Tyuule con una enorme sonrisa - "Bueno, ahora que usted nos ha salvado, nuestra tribu le pertenece para hacer lo que le plazca"

Las chicas conejo se sorprendieron ante estas palabras, aunque al mismo tiempo entendían cuál era la intención de su reina. Con Kurama a su lado, ellas podrían prosperar y posiblemente tener una descendencia extremadamente poderosa, sin contar que el Kitsune era apuesto, al borde de lo divino.

"Entiendo lo que tratas de hacer, pero no creo que funcione" - respondió Kurama mientras miraba hacia el cielo y notaba como la corriente dimensional seguía activa.

"Mi señor, necesitamos su ayuda, nuestra tribu está al borde del colapso y si el imperio nos ataca de nuevo, la probabilidad de aniquilación total es demasiado alta" - respondió Tyuule mientras se mordía el labio.

Kurama se quedó en silencio unos segundos antes de suspirar - "Bien, las ayudaré por un tiempo, aunque les recomiendo que presten atención a todo lo que les enseñaré"

"¡Ok!" - exclamaron las chicas conejos.

Kurama miró alrededor en búsqueda de algunos hombres, pero para su sorpresa, solo vio mujeres, así que decidió preguntar.

"La verdad es que nuestra raza es mayormente femenina" - respondió Tyuule mientras suspiraba con pesar - "La probabilidad de que salga un [Conejo Guerrero] macho es tan baja, que cuando nacen, son tratados como realeza, es por eso que nosotras buscamos machos de otras razas para aparearnos, tratamos de encontrar lo que tengan el mejor potencial porque ellos son los que tienen más probabilidades de engendrar un [Conejo Guerrero] macho"

"Entiendo" - murmuró Kurama mientras sentía un escalofrío correr por su espalda al notar la mirada de todas las chicas conejo - "¡Ahem! ¿Algo más que tenga que saber?"

"Sí, aunque es un tema que solo puede escuchar usted, así que le pido que por favor me siga" - respondió Tyuule mientras hacía una pequeña reverencia.

Kurama levantó una ceja mientras asentía y seguía a la reina.

Las chicas conejo miraron en dirección donde su reina encaminaba al Kitsune mientras sus ojos brillaban ligeramente.

"Solo espero que todo salga bien, no podemos dejar que alguien tan poderoso, se vaya así sin más" - murmuró Delilah mientras las demás asentían - "No muchas personas pueden decir que concibieron un semidiós"

Las miradas de las chicas conejo eran cada vez más acaloradas, así que rápidamente fueron a sus hogares porque sabían que era cuestión de tiempo antes de que perdieran el control.

Delilah miró donde estaban sus camaradas y suspiró con pesar porque el número de [Conejos Guerreros] que habían logrado sobrevivir, era tan reducido que en vez de llamarlos un clan, era mejor llamarlos una gran familia.

"Juro que voy a hacer pagar al imperio por matar a mis hermanas" - murmuró Delilah mientras apretaba los dientes con furia, su familia había sido la "afortunada" de haber muerto durante la guerra, y luego de ser violadas por horas, ese era su único consuelo.

* * * * *

"El destino ha cambiado" - murmuró una chica de baja estatura, cabello negro, y traje negro con rojo. Ella estaba cargando una enorme hacha morada - "Las almas buscan ser enviadas al abrazo de dios, aunque ahora tengo curiosidad por saber más sobre todo esto"

La chica se quedó en silencio unos segundos mientras decidía ir en esa dirección porque aparte de todas las almas que podía sentir, también sentía un aura extraña que era ligeramente familiar.

"Extraño, esta aura es ligeramente similar a la de Emroy-sama" - murmuró Rory Mercury, la aprendiz del dios de la oscuridad, la guerra, la muerte, y la locura - "Pero, al mismo tiempo es extremadamente diferente, interesante"

Rory soltó una pequeña risa mientras se lamía los labios - "Y tal parece que Emroy-sama también tiene curiosidad, veamos quién eres, extraño que ha cambiado el destino de tantas personas"

La semidiosa sonrió mientras sus ojos rojos brillaban con locura antes de dirigirse saltando en dirección donde se estaban concentrando las almas de los caídos.