Dolly, ahora visiblemente temblando, intentó captar la atención de Steffan.
Ella esperaba cualquier señal de reconocimiento por parte de él, pero Steffan se negó a mirarla aunque todos los demás en la sala del tribunal se volvieron a observarla después del pequeño alboroto que ella deliberadamente causó en su asiento.
—¡Maldito! —maldijo por lo bajo y deseó tener algún poder para hacer que Steffan de repente se quedara mudo, pero fue bastante desafortunado ya que la fría voz de Steffan, que instantáneamente le cortó el corazón tenso, sonó.
—Sí.
—¡Eso no es verdad! —gritó Dolly, poniéndose de pie bruscamente mientras su voz interrumpía el testimonio de Steffan—. ¡Él sabe que estamos casados! Ellos han llegado a ti, ¿no es así? Han tergiversado todo para confundirte. Todo esto es una trampa de esas personas. Por favor, cariño, dile a todos la verdad, no caigas en sus mentiras.
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