—¿Y entonces, querida? —Rhoda insistió, temiendo escuchar lo que su hija no podía decir.
Temía que esa fuera la parte que la hacía querer suicidarse.
Lo último que recuerdo fue cuando uno de los hombres amenazó con hacerme completamente inútil si no decía la verdad. Él... él... comenzó a quitarse su... su cinturón y... eso fue lo último que recuerdo antes de despertarme en este hospital.
—Temo que he sido... —Temo que he sido...
—No, no, mi niño, no lo digas en voz alta. Eso no es posible. —Rhoda sacudía la cabeza vigorosamente, casi enloqueciendo mientras abrazaba a Benita tan fuerte que casi la aplastaba en el proceso.
—Vamos, Rhoda, tú puedes hacer esto. Uno. Dos. Tres, —tomó rápidas y cortas respiraciones mientras contaba en su mente—. Tienes que ser fuerte por ella. Benita te necesita ahora, —se decía a sí misma.
Cuando pudo calmarse, preguntó con vacilación,
—¿Te, te sientes dolorida en tu...? —Rhoda dejó la frase en el aire, incapaz de decir la palabra.
Support your favorite authors and translators in webnovel.com