webnovel

Bienvenido

Yo lo llevé con su aroma a vino tinto, él era un tipo de aliento a vino tinto y yo era una mujer delgada, con algunas estrías en los muslos que se asomaban en mi piel canela. Yo era una mujer de besos apasionados y arañazos en la espalda, de las que pedían babas en los muslos, en el cuello, en ese par de huequitos que se forman sobre la tanga.

Lo llevé con un nombre que inventé para ponerle título a mis gemidos. El alcohol es como gasolina, que nos prende y nos hace torpes. Manos ansiosas de dibujar caminos de contrabando sobre todo su cuerpo, cruzaron la línea y tropezaron. Pasaron y tropezaron. No hay orden, mi piel como Rayuela comienza en cualquier parte. Por eso los dedos no los cuento. No todas las manos tienen cinco.

Me levanta el vestido mientras su lengua pasea por mis mejillas. Me aprieta las nalgas y yo le pongo las manos alrededor del cuello, le halo el cabello y al parecer le gusta porque me lanza contra la pared, esa que tenemos en común con la suite matrimonial.

Soy una mujer que pone el corazón, él lo sabe; que acá tengo las tetas pero también el corazón, todo en el mismo sitio. Es una guitarra con amplificador y la melodía empieza a rebotar en las paredes. Él se muerde los labios como imaginé en el lobby, empuja con fuerza y me araña las piernas como lo imaginé en el lobby. Mi respiración se entrecorta, pasa de estar agitada y calentar el aire a pausarse, como disfrutando también el frenesí y la ventana empañada, como esperando que la pared se caiga.

- Espera -susurro en su oído cuando en una de esas ocasiones en las que me lanza contra la pared, no escucho solo mi respiración que va a 150 km/h, sino además una leve tos apenas a unos metros. -Mi compañero- continúo -se está bañando, normalmente toma duchas muy largas cuando se lo cagan en el trabajo; pero no quisiera que salga por el ruido-.

-Podríamos ir a mi habitación si lo prefieres- me responde tiernamente Marco, o Carlos, o Pacho, quién sabe; también susurra, siguiéndome el juego. No sé si escuchó a Z toser o solo quiere que me calle para continuar apretándome las caderas y marcándome los muslos con sus dedos alargados.

-No, me quiero quedar acá-lo fulmino con la mirada. Ambos sentimos la adrenalina de sentir que en cualquier momento podemos ser atrapados en ese frenesí que inició en el bar y que no entendemos bien, pero ya nos tiene las manos llenas de sudor y la imaginación volando. Él me sonríe con picardía aprobando mi idea de sentir miedo en lo que dure.

Me toma con las dos manos la cara, son tan grandes que logra arrugarme las mejillas y que mis labios queden expuestos a un besito robado; mientras que, al tiempo, me cubre las orejas y con dificultad logro aún escuchar la radio encendida en el baño. Me sostiene fuerte y me mira un rato, estamos muy cerca, intento besarlo, pero no me deja; solo me sostiene y me mira intensamente, como intentando averiguar algo, como hurgando en mis pensamientos.

Me siento incómoda de tenerlo tan cerca y de no poder zafarme. Siempre supe que soy una especie de animal salvaje con cuernos en mármol que en cualquier momento sería cazado y lucharía por su vida; pero ahora, algo es diferente, aunque no sé con precisión qué es. Pienso en soltarme y sus ojos son como un hechizo que me mantiene ahí cual víbora encantada. Empiezo a sentir que me convierto en piedra, hasta que mi entrepierna se humedece y desvanece la piedra.

Intento calcular el tiempo que llevamos ahí, el tiempo que ha pasado y si aún lograremos hacer más que olernos; pero mi mente está en blanco, solo tengo su respiración, su aliento a cabernet que inunda todo el espacio, que llena la atmósfera de misterio y encanto. Lleva las manos hacia atrás de mi cabeza sin soltarme. Le pongo las mías encima para intentar quitarlas y las cierra un poco halándome el cabello.

-Aush-se me escapa una queja y a él un gesto entre maldad y placer. Él está buscando este momento, el momento en el que se mezcla a la perfección un gemido y una queja; ese momento en el que uno se cuestiona si es más lo que duele o lo que excita y la preferencia definirá todo.