FangSu perdió el apetito y si pudiera vomitar lo que acababa de comer, lo haría. No podía creer que su hermano mayor le prohibiese la entrada a FJ y ella no tenía ni idea.
—¿Estás diciendo que mi hermano me prohibió la entrada? —preguntó para estar segura de haber oído bien.
—Sí, Señorita. Y lo sentimos, no podemos ayudarla. ¡Que tenga un buen día! —dijo la secretaria y terminó la llamada.
—¿¡Que tenga un buen día!? ¿Cómo puedo tener un buen día!? —dijo FangSu enojada mientras miraba la pantalla negra de su teléfono.
FangSu nunca se había sentido tan frustrada antes. Esto era lo peor que alguien podía hacerle. ¿Cómo podía su hermano ponerla en la lista negra sin pensar en sus sentimientos?
FangSu dejó de lado los bocadillos que estaba disfrutando y corrió hacia la casa. Llamó a su madre mientras entraba.
Ignoró a todos y fue al dormitorio de su madre para buscarla.
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