Cuando Hannah se fue, Zhen-Zhen solo pudo negar con la cabeza. No quería ser mala con Hannah, pero ella ya había tocado su línea roja. Era su derecho proteger su relación con su esposo, Tristán.
Zhen-Zhen no permitiría que otras personas arruinaran lo que tenían ahora. Se confiaban el uno al otro y lo más importante es que se amaban.
Estaba feliz de estar con Tristán ahora. Se condicionó a sí misma que su confrontación con Hannah de momentos atrás no afectaría su buen ánimo. Quería enfocarse en pasar más tiempo con Tristán.
Solo esperó a que Tristán terminara de bañarse. Después de unos minutos, Tristán salió del baño, sintiéndose refrescado. Zhen-Zhen estaba sentada en su cama mientras miraba una película.
—Cariño, es tu turno. Puedes ir a darte un baño. Yo ordenaré nuestro desayuno —dijo Tristán, haciéndola levantar de la cama.
Zhen-Zhen mordisqueó su labio inferior y dijo:
—Cariño, ¿puedes comprarme ropa? No traje ninguna.
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