Señor Dao Laya y el Señor de la Secta Polvonueve miraron a Ji Ning. Ning continuó sentado allí, pero extendió la mano derecha para acariciar suavemente el quemador de incienso frente a él. Este incensario era realmente extraño: tenía una mitad blanca y otra negra, casi como si se tratara de dos quemadores de incienso diferentes que se habían fusionado de alguna manera. El lado negro se sentía tan frío como el hielo, mientras que el lado blanco llenaba su palma de calor. La extraña unión de estas dos maravillosas propiedades era lo que producía esa débil fragancia blanca.
Whoosh. Ning llenó su dedo con energía inmortal y comenzó el proceso de atar el Incensario de Piedra de Reunión.
—Entonces así es como es —pensó Ning.
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