—A pesar de su garantía, no podía sacudirme la inquietud. Me vestí rápidamente, ya imaginando a toda la Manada Luna Blanca y a Cassidy parados fuera de la puerta. ¿Por qué más aparecerían Lenny y los Guerreros aquí? ¿Y por qué ahora?
Unos minutos más tarde, Ramsey caminó hacia la puerta y la abrió. Lenny entró como una tormenta. Su camisa estaba fuera del pantalón, su cabello desordenado y su rostro cubierto de sudor, como si hubiera corrido un maratón. Su pecho subía y bajaba y su expresión se mezclaba con furia y desesperación.
—¿Qué demonios, Ramsey? —ladró Lenny. Sus ojos se desplazaron por la habitación, abriéndose con sorpresa al ver la cama deshecha. Señaló hacia ella, sus ojos volviendo a Ramsey quien parecía extrañamente calmado. —¿Cómo lo estaba haciendo?
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