webnovel

O LVIII: Manantial Sagrado

En la profundidad de la jungla, solo existe una regla, el más fuerte gana y el más débil pierde, las grandes bestias son cada vez más frecuentes y extrañas criaturas te comienzan a observar, es muy fácil convertirse en loco o perderse en las profundidades, por lo que muchas personas prefieren evitarlas, pero, así como existen criaturas extrañas también existen sitios místicos solo descritos en leyendas. Uno de esos lugares es el Manantial Sagrado, que se cree que se formó debido al golpe de la vara de Viracocha en busca de saciar la sed de Mama Cocha en uno de sus tantos descensos al Kai Pacha o reino medio. Se cree que debido al contacto directo con los dioses, el Manantial cobró propiedades mágicas como sanar heridas y lesiones.

Este lugar mágico no había sido encontrado por el hombre, hasta ahora.

En frente de Ymac y Vera estaba dicho manantial.

—¿No sientes que algo terrible está a punto de pasar? —dijo con temor Ymac.

Vera de inmediato se puso en guardia, aunque no sentía algún peligro considerando la suerte que habían tenido hasta ahora, no era sorprendente que de repente aparecieran varias bestias que intentarían comérselas. Su herida en el brazo ya se había curado, por lo que no tuvo problemas para sostener la lanza y el escudo.

Lo que temía Vera se cumplió de entre las hojas saltaron cuatro pumas que rugían ferozmente.

Acorraladas, Vera intentó asustar a las bestias con la lanza, al igual que lo hizo con los tigres días atrás, sin embargo, uno de los pumas destrozó el asta, dejándola con un palo roto como defensa. Aun así, trató de defenderse utilizando la parte rota como punta.

Ymac estaba pálida del miedo, no era tan fuerte como Vera y al estar rodeada, era pocas las posibilidades de que sea de ayuda ¿Cómo podría ser de ayuda en esta situación?

Desesperadamente, trató de acordarse de algo que pueda ser de ayuda, fue entonces que sintió algo. Algo dentro de ella, una sensación fuerte de seguridad, pero también algo ajeno y majestuoso, esta sensación fuerte lo había sentido antes en su meditación en el lago.

Rápidamente, trató de conectarse con quien sea que esté brindando esta sensación. Ella sintió como si navegara en un río, mientras que este se extendía más y más.

Mientras tanto, Vera estaba batallando desesperadamente para que ningún puma saltara contra su amiga. Cuando, de repente, los ojos de Ymac se hicieron dorados con una luz pálida y el aura de su cuerpo cambió, se volvió más serie e imponente.

En este estado, Ymac sacó su báculo y con un simple movimiento lo entierra en la tierra. El suelo comenzó a temblar y la tierra comenzó a gritar como si las almas de abajo entraran en furia, esto hizo que los pumas se asustaran y huyeron despavoridos rápidamente. No solo fueron los pumas quienes se asustaron, sino también Vera, quien no reconoció a su amiga.

—¿Ymac? —.

Pero no tuvo tiempo de reflexionar, porque inmediatamente Ymac se desmayó.