Casi lo regalé

El campo de batalla fue todo un escenario para la vista. La gente estaba a cuatro patas, adorando a Feng Tianlan como su tía abuela, según sus apuestas. Algunos gatearon alrededor del ring, masticando el lienzo. Otros se desnudaron hasta quedar en ropa interior, se cubrieron la cara con una tela y luego corrieron desnudos.

Las personas que no temían la amenaza de Luo Yunzhu se fueron con desprecio. Aquellos que estaban ligeramente bajo el engaño fingieron obedecer a medias y siguieron adelante en cuestión de minutos. Lentamente, la gente comenzó a dispersarse y el evento se convirtió en una broma para todos.

Cuando la mayoría de la gente estaba lejos del campo de batalla, Luo Yunzhu soltó un gran suspiro de alivio mientras golpeaba su pecho dolorido, jadeando, "Eso me asustó muchísimo. Casi lo regalé. Ni siquiera sé si los asusté".

A decir verdad, había estado bromeando cuando anunció que iba a incluir en la lista negra a las personas que no cumplieran su promesa. Después de todo, todavía era demasiado insignificante para tomar decisiones en nombre de su familia. Si seguía adelante, la institución centenaria podría llegar a su ruina.

Feng Tianlan miró a la nerviosa Luo Yunzhu. Pensó en cómo la había defendido desinteresadamente contra Feng Xiuyu cuando estaba en coma. Le calentó el corazón. Entonces, la había defendido de nuevo hoy. Feng Tianlan sonrió cálidamente y dijo: "Estoy segura de que lo hiciste bien".

Para aquellos que deseaban aprender e inscribirse en la academia, por supuesto, seguirían lo que dijera Luo. En cuanto a aquellos con riqueza y poder, era natural que no mordieran el anzuelo. Primero, sabían que no podían deshonrar a su familia. En segundo lugar, tras una consideración más profunda, todos entendieron que Luo solo les había dicho esto para salvar a Tianlan. No se les haría nada más.

Luo Yunzhu asintió. Apretó los puños mientras miraba a Feng Tianlan con máxima convicción. "No te preocupes, una vez que me convierta en decana de la academia Flama Azul, podré protegerte", dijo. "No dejaré que te intimiden más". La Academia solo se podía heredar dentro de la familia. Como hija mayor, tarde o temprano, la academia sería suya.

Feng Tianlan sonrió y dijo: "Está bien".

"Tianlan, ¿por qué siento que eres un poco diferente a antes? ¿Cómo pudiste derrotar a Feng Xiuyu?"

Luo Yunzhu miró la sonrisa de Tianlan, sintiendo que algo había cambiado. Sobre todo, sentía mucha curiosidad por saber cómo había derrotado a Feng Xiuyu, un resultado muy poco probable.

"¡Además, las habilidades de la señorita para azotar son geniales!" elogió Chuling. "Aunque solo usaste un látigo normal, cuando golpeó a la Tercera señorita, pudimos oler la carne quemada. Sus heridas parecían quemadas y carbonizadas, y ..." Chuling se detuvo antes de que pudiera soltar las tres palabras: "Se sintió bien". Miró a su alrededor atentamente, temiendo que lo que decía llegara a oídos equivocados y fuera usado contra la señorita Luo.

"Tianlan, ¿tomaste alguna píldora secreta para mejorar tus niveles de habilidad?" Luo Yunzhu comenzó a preocuparse. "Dime que no consumiste esas cosas tóxicas solo para salvarme".

"No, no lo hice". Feng Tianlan no sabía cómo explicarse, así que simplemente dijo: "Tal vez mi corazón estaba tan cansado como la ceniza muerta, lo que me provocó".

¡Cansado como ceniza muerta! Al escuchar esas palabras, el corazón de Luo Yunzhu se llenó de plomo. "Perdóname", dijo, "pero ese pedazo de mierda huele tan mal que los perros ni siquiera se lo comen. Es mejor rendirse más temprano que tarde, y estoy segura de que habrá un hombre mejor ahí fuera, ¡como el Dios de la Guerra! Fue tan encantador cuando te salvó de los brazos del villano. Fue un encuentro clásico, parecido a una novela..."

Luo Yunzhu ya estaba fantaseando sobre cómo Si Mobai había rescatado a Tianlan, imaginándolos juntos. Curiosamente, a pesar de sus caras frías, pensó que serían una pareja muy compatible. Tianlan emitió una fuerza como si tuviera poder sobre todo el mundo, mientras que el Dios de la guerra emitió el aura del Rey del Mundo. No habían murmurado una palabra, pero se veían perfectos juntos. Como si estuvieran destinados.

"Ni siquiera sé cómo se ve", respondió Feng Tianlan. Luego se rió y señaló la cicatriz que cubría su rostro. "Ese es un dios todopoderoso fuera de nuestro alcance. Suficiente con tus ilusiones".