—¿La osadía de venir, eh? —Kenzo comentó—. ¿Mi silencio infla tu ego?
—Te recuperaste —señaló Marcus, asintiendo satisfecho—. Me sorprende más que hayas aceptado verme a pesar de lo que te pasó la última vez.
—Di lo que tengas que decir —Kenzo no se anduvo por las ramas—. No tengo toda la noche para charlar contigo.
—Y es interesante que hayas aceptado verme por una razón particular —Marcus apoyó sus brazos en la mesa—. Kenzo, ¿ves a Fil como algo más que un amigo?
—Eso sí que es sorprendente —Kenzo sonrió con sarcasmo—. ¿Desde cuándo te interesan los asuntos de Fil?
—Solo estoy... asombrado —Marcus se encogió de hombros—. De lo fácil que es hacerte salir solo porque mencioné su nombre.
—Ja —Kenzo se rió, inclinándose hacia atrás cómodamente—. ¿Vincente te envió aquí para interrogar a la gente a su alrededor?
—No estoy en la nómina de Vincente
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