Prólogo

Kenichi Shirahama, el discípulo número 1 de todo Ryozanpaku.

O bueno era el discípulo número 1 hace unos meses.

Ahora solo volvió a ser un estudiante sólo un poco más fuerte que el promedio, el hermano mayor de Honoka, y único familiar.

Sus padres murieron hace años en un asalto, cuando él sólo tenía 10 años y su hermana 7.

Si no fuera por la sirvienta que tenía su familia seguramente no sabrían cómo salir adelante, realmente le debía mucho.

Pero él también quería aportar algo, sabía que el dinero no les iba a durar para siempre.

Cuando cumplió 15 años, comenzó a trabajar y a causa de eso no tuvo amigos que lo apoyarán.

En la escuela solo era uno más del montón, no destacaba en algo.

No era bueno en los deportes, no era un genio en las materias o era popular entre las chicas.

Además el hecho que se uniera al club de jardinería no apoya mucho.

Así fue su vida.

Hasta que la conoció.

Miu, una chica hermosa de cabello rubio y ojos azules, y un cuerpo esbelto.

Su primer encuentro fue él cayendo al suelo, al correr hacia la escuela.

Ella lo ayudó a levantarse, y se le hizo extraño que pareciera sorprendida al ver el 'amuleto' que llevaba en el cuello de la camisa, aunque solo fue por unos momentos antes que le sonriera como si de un amigo de varios años se tratara.

Desde ese día se hicieron amigos, y también comenzó su viaje hacia Ryozanpaku para volverse un artista marcial.

Miu lo ayudó con su primer obstáculo que era el club de karate, y aunque se esforzó, al final casi termina perdiendo.

Luego de ese suceso, Miu lo invitó al dojo donde ella vivía.

Los maestros que conoció en ese lugar eran maestros entre maestros, según sus palabras eran grandes maestros.

Ese mismo día comenzó su entrenamiento y ese mismo día le dijeron algo que ya sabía pero tenía la esperanza que ellos pudieran corregirlos.

"No tienes talento para las artes marciales"

Desde ese día, todos los días siguientes fueron un infierno en sus entrenamientos.

Pero también podría estar cerca de la chica que le gustaba.

Miu, él lo sabía, desde el momento que la vio, a él le había gustado, y con el pasar del tiempo ese sentimiento solo se fortalecía.

A pesar que él se esforzaba más de lo que debería, sus maestros aún pensaban que era inútil tratar de enseñarles.

Incluso el calmado Akisame creía que solo podría llegar hasta cierto nivel y después no podría avanzar más, pero el seguía esforzándose.

Sucedieron varios eventos, desde conocer a los secuaces de la famosa Valkiria hasta los miembros del Ragnarok, y el más reciente fue la pelea en el muelle para rescatar a Nijima.

Ganó gracias a una técnica que el creó, una que todavía no le había enseñado a sus maestros, quería sorprenderlos.

Pero él sorprendió fue el.

"Es inútil seguir enseñandole"

Esas palabras las escuchó detrás de las delgadas paredes que separaban los cuartos.

La conversación que se estaba llevando a cabo era sobre él y al parecer su inexistente progreso.

Tal vez por qué su presencia era tan pequeña o no representaba algún peligro, no lo notaron y solo escucho hasta el final para luego marcharse.

Al día siguiente él regresó al dojo y se esforzó más de lo que ya se esforzaba.

Pero incluso Miu lo veía con lástima.

Esa semana él se esforzó al máximo.

El sabía que lo echarían del dojo, pero él creía que Miu, la chica que le gustaba, que incluso le declaró, no le dijera nada y solo le lanzará miradas de tristeza

Aún recordaba ese día, él la invitó a un parque lleno de flores, el se preparó para eso y cuando era momento el se le declaró e incluso le hizo una promesa esperando que sus sentimientos llegarán a ella.

"Me gustas Miu Furunji, me gusta todo de ti, quiero que me des la oportunidad de estar a tu lado, sé que no soy el mejor en muchas cosas, pero quiero ser mejor para ti, no se lo que pase más adelante, pero te prometo que cuando más me necesites, ahí estaré para ti, cuando estés en problema iré por ti, así que Miu, ¿te gustaría ser mi novia?"

"Gracias Kenichi, tu también me gustas, pero solo puedo verte como amigo"

Kenichi quería llorar, pero solo acepto eso, y continuaron como amigos, creyendo que solo se precipitó y podría intentarlo más adelante, después de todo Miu tampoco es como si se enamorará de el primer hombre que vea.

Shō Kano, ese es el nombre del primer hombre que vio Miu y del cual gusto al verlo.

Miu se iba con Shō en su moto en busca de su padre pero gracias a la insistencia de Kenichi logró quedarse

Pero Miu lo veía un poco diferente, claro que sólo fue por unos días.

Pero hace una semana, cuando dejó el dojo, no dijo nada, ni una mirada le dirigió.

"Kenichi, lo sentimos pero ya no podemos enseñarte nada" - akisame dijo con su voz calmada.

"No tienes talento para las artes marciales" - Sasaki dijo con una cerveza en mano

"¿Realmente querían correrme desde que se dieron cuenta que no tengo talento, verdad?"

"Así que lo sabías"

"Si... querían deshacerme de mi"

"Sabías que queríamos deshacernos de ti y te quedaste"

"Sí, me quedé. Me quedé porque cada vez que me lanzaba una piedra o me decían que apestaba me dolía, pero nunca me dolerá más de lo que me duele todos los días ser yo, me quedé, por qué crei que si alguien podría cambiarme, hacerme... no tan yo, eran ustedes, pero al parecer no... gracias por sus enseñanzas maes.... Ryozanpaku"

Kenichi tenía en ese momento un sentimiento de enorme tristeza, sentía que los maestros en los que el puso su confianza lo traicionaron. Y Miu en ningún momento lo vió, solo permaneció con la cabeza baja, al parecer su mejor amiga no lo apoyaba, y antes de salir del dojo dejo en el buzón el amuleto en forma de Yin Yang.

Ahora luego de una semana, Miu no le dirigió la palabra, cada vez que sus miradas se encontraban ella lo desvía con pena.

Pero ahora eso no le importa, está apunto de morir en un bosque desangrandose, había venido para entrenar por su cuenta pero no progresaba nada, y por mala suerte encontró una escena de una señorita siendo asaltada y posiblemente le hicieran algo más, tenía miedo, las piernas le temblaban como gelatina, pero recordó la muerte de sus padres y quería evitar que alguien muriera así, con todo el coraje que reunió logró salvar a la señorita y que escapara pero él no corrió con la misma suerte, ahora estaba tirado en el suelo, viendo cómo anochecía y a la vez viendo su último cielo estrellado.

Lo que le preocupaba era su hermanita y no poder estar para ella y sobre todo ser débil.

Quería ser fuerte, tan fuerte como para evitar que alguien le hiciera daño a su familia, tan fuerte para demostrar que todo el mundo estaba equivocado en decir que era débil, tan fuerte para que su nombre sea reconocido incluso en los cielos.

Y como si su deseo fuera escuchado, una luz iluminó el cielo y un rayo cayó cerca de el, con lo poco de conciencia que le quedaba logro ver a un joven de cabello negro corto y una sudadera.

"Si que te ves patético antepasado, pero supongo que es lo que hay"

¿Antepasado?, Qué era lo que decía el tipo a un lado de el.

"Mira, ya casi no tengo tiempo, así que hazle más fácil la vida a tu descendencia ¿quieres?"

El sujeto sacó un frasco con una jeringa y acercándose a mi cuerpo, me inyectó la jeringa en mi cuello, el dolor fue demasiado fuerte que di un grito.

El joven se levantó y tal como vino se fue, lo último que escuche antes de caer inconsciente fue.

[Número de serie]

[034- 4532- 5893]

[Corporación sky]

[Nano máquina de séptima generación]

[Iniciando activación]

[Cargando datos]

[1%]

[3%]

[7%]

[18%]

[35%]

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[99%]

[100%]

[Activación completa]