—Mamá no lo permitirá —la joven murmuró, agarrando inconscientemente el borde de su falda rosa claro mientras sus labios temblaban ligeramente. Adrienne miró a Scarlett y comparó a la niña con una muñeca.
—¿Por qué no? —Adrienne preguntó—. Tener una mascota te enseña a ser responsable. Necesitas alimentarlos, bañarlos, y cuidarlos cuando están enfermos. También necesitas darles el ejercicio adecuado para que no se aburran. Enseñarles a obedecerte tampoco es fácil. Es como tener un hijo que depende de ti.
—Pero aún soy muy joven. ¿Puedo criarla yo misma? —Scarlett giró su cabeza por primera vez para mirar a Adrienne y se quedó estupefacta al ver su rostro. Sabía que su madre era hermosa. Su madre siempre aparecía en televisión, y a muchas personas les gustaba, pero esta joven delante de ella parecía un hada que había trascendido al mundo mortal.
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