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Registro I: Prólogo

Desde que el mundo existe... Los muros también, obstáculos, pruebas que todos debemos superar

Cuando Kurieita, el dios creador de todo dejó correr su sangre para que Yggdrasil, el árbol de la vida creciera, sus raíces se expandieron por todo el universo

Creciendo mas y mas, a un nivel celestial, esas raíces crecieron y se enredaron entre si, una y otra, y otra vez, hasta crear una enorme red

Con el tiempo, de aquellas raíces y como hijo de el árbol de la vida cayo una par de frutas que cobraron vida, Robel el primer hombre y Fress la primera mujer

Asi es como en lo más profundo del jardín de Kurieita el dios creador vivimos nosostros como hormigas perdidos entre las enredadas raíces de Yggdrasil, y aquel que algun día encuentre el camino hacia la salida y se encuentre con nuestro padre tendrá el derecho a un deseo con el poder de cambiar el mundo a su antojo...

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-¿Mamá, esa historia es real?- Dijo el chico casi gritando mientras daba un par de saltitos

Como todo niño hiperactivo de su edad, todo el parecía interesante y divertido

Aquel aún inocente niño habló con algo de emocion y fascinación por la leyenda que solía ser contada por todos

-Por supuesto que lo es, el laberinto es una pruéba, ¿Que otra razón tendría?- Respondió con algo de dificultad una mujer demacrada y postrada en una cama

-¡Hiro!, ¿Que te he dicho sobre molestar a tu madre?, Deberías dejarla descansar- Un hombre de gran musculatura, mi tio entro en la cabaña bastante molesto

-Tranquilo Jack, solo vino a traerme la cena- Respondió mi madre con su suave voz, mientras comía de un cuenco

-Aun así... ¿Como te sientes?, aun no encontramos un antídoto, los pasajes del Este están infestados de plagas, y el Chaman de la zona está en la ciudad del Norte, en el Distrito A- Aquel hombre enorme e imponente hablaba con la voz entrecortada

-¿Y Walker?- Respondió mi madre con seriedad, pese a su situación

-Se está recuperando... ¡No debimos llevar a un novato a...!-

-¡Jack!... Fue un accidente, todo estara bien, cuando el despierte dile que tome la receta de mi escritorio y qué haga un antídoto, solo tiene 16, es normal que se asustara por un "Albino"-

Parecía cuestión de tener paciencia, solo esperar a que el aprendiz de la mejor Alquimista de la zona se levantará, y creará un antídoto

Pero Walker nunca despertó... Y junto a el mi madre...

Mi madre llevaba casi una semana enferma, y nadie se había percatado de que Walker también había sido expuesto al veneno del Albino... Asi que el muchacho murió, ellos dos eran los únicos alquimistas del lugar, asi que nadie sabía nada sobre elixires o antídotos...

Simplemente... Murieron de fiebre... Y su meduza guardiana también murió con ella

En los días siguientes mi tío casi expulsa del pueblo a los padres de Walker, ya que el era parte del consejo... Pero al final lo dejó asi

Al principio no quería asistir al funeral... Simplemente me aferré a aquel colgante que mi madre siempre llevaba consigo

Aquel colgante no era más que una cadena con un anillo de matrimonio, el anillo de cuando se caso con mi padre

-Hiro... Hiro, sal un rato por favor- La dulce voz de una niña me llamo, se notaba triste y realmente preocupada, pero no me importo

-Dejalo asi Violet, vamos a jugar-

-Hiro... ¿Estarás bien?- Incluso bajo presión externa ella aun seguía preocupada, ssi que me tome la libertad de responder

-Si Vet, estaré bien...-

Ella guardo silencio por un momento y después se marchó, aunque poco después alguien mas vino

-Ey campeón... ¿Puedo pasar?- El habló al otro lado de mi puerta

-...- Me quedé en silencio, estaba sentado en una esquina de la que solía ser la cabaña de mi madre, aunque ahora era mía

-Hiro... Escucha, yo también la extraño... Deberíamos ir, solo para decirle adiós- Su voz era casi de cristal, como si en cualquier momento estuviera por romper a llorar

-... No quiero ir...- Por mi parte yo ya estaba llorando... Llevaba casi dos días encerrado aquí, solo comiendo de las reservas de mi madre, y orinando en la letrina que daba al acueducto

-... Bien... E-estaré en el cerezo... - Al terminar su frase simplemente se marchó haciendo crujir las tablas de madera

Me quede alli en el laboratorio de mi madre

Un lugar que a pesar de siempre estar desordenado, mostraba la pasión de mi madre por la investigación de los "Guardianes"

Me quedé alli rondando por sus libreros hasta encontrar un libro en la mesita de noche al lado de su cama

Era un pequeño libro sobre la leyendas y mitología, incluida aquella que me contó aquel día

Sobre Kurieitā y el laberinto... Y sobre el deseo...

-Un poder para cambiar el mundo, eh...- Mire fijamente la portada de aquel libro polvoriento