CAPÍTULO 210- ¿Amor?

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 210

(Pov- Daniel.)

¿Por qué me estoy besando con Seiya? Bueno… Supongo que mi lado pervertido me obliga… Pero también es raro… Ya no soy tan pervertido como antes… Si quisiera, no la besaría… Algo me obliga a besarla… Pero no sé qué es.

El sentimiento que estoy sintiendo en este momento... Este sentimiento me recuerda... Me recuerda demasiado cuando yo besaba a Sonia... Cuando Sonia y yo nos besábamos cuando todavía éramos novios... Este cálido sentimiento es el mismo.

¿Por qué estoy sintiendo esto?

Ah... ¿Cómo llegamos a esta situación? Bueno...

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(Minutos antes.)

Estábamos en un desierto, y Seiya tenía su mano derecha extendida, preparando en su mente el hechizo.

—¡Explosión!

Una enorme esfera roja salió de su mano. Era del tamaño de una pelota de fútbol.

Estaba flotando frente a ella y comenzó a sudar.

—Bien, ahora concéntrate en tu objetivo.

Tomé una roca del suelo y la lancé.

—¡Ahora!

Seiya lanzó la esfera y la esfera impactó contra la roca.

Provocó una enorme explosión, que abarcó decenas de metros.

Afortunadamente, lancé muy lejos esa roca. No estábamos en la zona de peligro, pero eso no nos salvó del viento.

La explosión provocó una enorme ráfaga de viento, y Seiya casi salió volando.

—¡Kya!

Estaba a punto de salir volando, pero me paré detrás de ella y la abracé, evitando que ella saliera volando.

—Vaya, vaya. Esa explosión fue genial.

Sí, realmente lo fue... Seiya es muy poderosa... Demasiado. Nuestro encuentro con ella, aunque fue random, estaba destinado a suceder. Los demonios tienen demasiada ventaja actualmente. Necesitábamos de ayuda extra para tener al menos una oportunidad de ganar.

—¿Estás bien, Seiya?

Ella estaba un poco roja y solo movió la cabeza diciendo: "Sí".

El viento disminuyó y observé el enorme agujero que provocó esa explosión.

—Definitivamente eres más fuerte que yo.

—N-no, no lo creo…

Baja autoestima, ¿eh? Te estás menospreciando demasiado, Seiya.

—Sí, lo eres… Yo nunca pude aprender a controlar la magia explosiva… Serás de gran ayuda, Seiya… Me alegra haberte conocido.

Dejé de abrazarla y me paré al lado de ella.

Ella me observó sonrojada. Un sonrojo tan adorable, que hacía latir con más velocidad mi corazón.

Pero no podía perder el tiempo pensando tonterías, debíamos seguir entrenando.

—Bien, ahora usa tu teléfono.

Seiya sacó su teléfono de su bolsillo y abrió el mapa.

—Debes concentrarte.

—S-sí…

Se concentró en el mapa y un enorme círculo rojo apareció en el cielo.

Tanto poder mágico dentro del cuerpo de una chica tan frágil como Seiya... Genial.

—Bien…

Extendí mi mano derecha y cinco esferas de agua salieron de mi mano.

Esas esferas se alejaron de nosotros rápidamente. Cada esfera tomó un rumbo diferente. Antes me costaba trabajo hacer esto, pero ya me acostumbré a controlar mi poder mágico a la distancia y dividido. No tengo problemas para hacer esto.

—Ahora.

Sentí un escalofrío al ver todos esos rayos saliendo del cuerpo de Seiya. Tan poderosa... Wow.

—Magia explosiva: ¡Búsqueda explosiva!

Cinco esferas rojas salieron del círculo y se dirigieron a las esferas de agua.

Todas impactaron contra las esferas de agua y provocaron una explosión.

Era menos fuerte que la anterior, pero sí provocó un daño considerable.

—Bien, esas explosiones no fueron tan fuertes, pero sí matarían a un demonio.

—D-Daniel… Me quedé sin magia…

Comenzó a temblar y se acercó a mí.

Tropezó y chocó contra mí.

Ambos caímos al suelo... Típica escena cliché romántica.

Pero, aunque tenía la fuerza para no caer al suelo y atrapar a Seiya, no hice nada para evitar la caída. Yo quería caer al suelo con Seiya... ¿Por qué?

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(Presente.)

(Godfer.)

Un Dios está observando como Seiya y Daniel se estaban besando. Es un Dios considerablemente guapo. Usa un traje blanco, tiene el cabello blanco y largo, y ojos azules.

Está en un bosque, sentado, bebiendo una copa de vino.

—Perfecto.- Dijo sonriendo.

Todo su plan salió a la perfección.

Dios aparece al lado de él.

—¡¿Qué crees que haces?!

—Órdenes del Dios supremo. Él quiere que Daniel sea feliz y que tenga hijos.

—¿Que tenga hijos?

—Creo que sus nietos serán importantes… O creo que eran los nietos de sus nietos… No recuerdo. Él quiere que Daniel tenga muchos hijos.

—¿En serio?

—Sí, no te preocupes.

Dios sabe que no debe desobedecer al Dios supremo, pues lo eliminaría sin dudar.

—Está bien… Dices la verdad… Adiós.

Dios desaparece.

Un espejo aparece al lado de él y comienza a observarse. Parece un Dios vanidoso... Demasiado, pero al menos hace bien su trabajo.

—Daniel es guapo, así que mi trabajo no será tan complicado.

El reemplazo de Maisha. El nuevo Dios del amor, Supid.