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Capítulo 46: Enfrentando a la Multitud (2)

Hace tres meses, no existían ondulaciones de energía en el cuerpo de Mu Ru Yue. Si no hubiera ocultado sus poderes profundamente, significaba que había llegado a la cuarta etapa en solo tres meses.

Ningún talento de la Secta Qing Yun era capaz de lograr tal velocidad de mejora, y ninguno era capaz de abrirse paso desde lo más bajo hasta un practicante de la Cuarta Etapa Marcial en solo tres meses.

Si ese fuera realmente el caso, entonces el talento innato de esa chica era demasiado aterrador.

Leves destellos de luz pasaron a través de los ojos de Ye Tian Feng, nadie podía saber lo que estaba pensando. Sin embargo, era innegable que, en ese momento, ya había dejado de mirar con desprecio a Mu Ru Yue.

Las personas eran realistas en ese continente, después de todo.

Mu Ru Yue ya no poseía las calificaciones para ser señalada como una basura. Pero, ¿y si ella pasó a ser, de una miserable basura, a un genio sin igual? Tal vez un practicante de Tercera Etapa Marcial de 15 años de edad no era raro, especialmente desde que Mu Ting Er había llegado a la tercera etapa cuando tenía catorce años. También hubo numerosos talentos en la Secta Qing Yun aún más talentosos que ella.

Si el talento que tenía ante él había utilizado solo tres meses para alcanzar su cultivo actual, no podía dejar de darle importancia.

Ye Tian Feng continuó pensando, sin darse cuenta de la mirada de Mu Ting Er en lo más mínimo.

Durante la batalla, Mu Ting Er constantemente lanzaba miradas de reojo a su amado. De manera similar, vio que él siempre observaba a Mu Ru Yue.

Sus ojos contenían demasiadas emociones, pero su disgusto y desdén inicial habían desaparecido.

"¡Mu Ru Yue!" La ira y la intención asesina resaltaron en los ojos de Mu Ting Er. Sus antes delicados rasgos se distorsionaron en un instante mientras fija una hostil mirada en la joven que contraataca fluidamente contra una considerable multitud.

"¡Te quiero muerta! ¡Debes morir!"

Esa puta ya había atraído la atención del Príncipe Heredero Jing. Definitivamente no debe permitir que continúe viviendo.

El puño apretado de Mu Ting Er se relajó cuando sacó una pequeña bolsa de papel de su camisa. Ella la abrió cuidadosamente y sin decir una palabra más consumió la medicina en él.

¡Hong!

El aura de su cuerpo se intensificó: Ella saltó a la quinta etapa desde la cuarta etapa en un instante.

Ye Tian Feng ya no podía permanecer sentado. Se levantó y miró hacia Mu Ting Er con una emoción insondable en sus ojos. "Ting Er, al final usaste la Píldora Ascendente."

La Píldora Ascendente le permitiría al consumidor avanzar a través de una etapa en un corto período de tiempo, pero revertiría su cultivo a su estado original después de una hora.

Sin embargo, todos sabían que tal medicamento tiene efectos secundarios, por lo que Ye Tian Feng no deseaba que Mu Ting Er la usara a menos que fuera extremadamente crítico. Usar esta medicina también significaba que ella era inferior a su oponente.

Mu Ting Er usó la Píldora Ascendente para llegar a la quinta etapa. Entonces, ella rió histéricamente cuando sintió el aumento de sus poderes; ya podía ver a esa perra de Mu Ru Yue temblar mientras se arrastraba bajo sus pies.

Mu Ting Er obviamente había enloquecido de ira, lo que resultaba en la pérdida de su cordura habitual. En ese momento, solo tenía un objetivo: ¡matar a esa chica que había atraído la atención del Príncipe Heredero Jing!

"¡Mu Ru Yue, todavía no puedes derrotarme!" Mu Ting Er rechinó los dientes mientras observaba la excepcional apariencia de Mu Ru Yue. Ella quería atacar de inmediato y romperle su rostro, el rostro que odiaba hasta el corazón.

¡Swish!

De repente, una extraña aura ocupó el lugar donde Mu Ting Er estaba de pie, después de haber cargado hacia Mu Ru Yue. Con una hoja fría como el hielo, los ojos de Mu Ru Yue brillaron con intención asesina, provocando que Mu Ting Er temblara de miedo. De hecho, Mu Ting Er no apuntó a los signos vitales de Mu Ru Yue con el objetivo de arruinar la apariencia facial de su hermanastra.

Ella pensaba que arruinando su rostro, le sería imposible seducir a cualquier hombre.

Mu Ru Yue, quien no había usado su arma desde el inicio del combate, finalmente desenvainó su espada para bloquear el imponente ataque de Mu Ting Er sin mostrar esfuerzo o debilidad. Cuando las dos espadas chocaron, numerosas chispas volaron en todas direcciones.

Mu Ru Yue sintió que la zona entre el pulgar y el índice de su mano se entumecían al mismo tiempo que un tenue rastro de sangre empieza a fluir de su boca.