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Harry Potter: El poder de la Intención.

Cuando Arcturus recibe una visita inesperada, se enterara de la situación en que se encuentra su sobrino nieto, Harry James Potter. Sin poder tolerarlo, el viejo y retirado Lord Black decide tomar medidas. Esta es la historia de Harry Potter, heredero del legado de Charlus Fleamont Potter y Arcturus Orion Black. El niño que vivió, y también el niño que Dumbledore no podrá controlar.

IgnathiusNZX · Book&Literature
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10 Chs

Primer día en la Mansión Black.

Harry fue guiado por Mint hasta una habitación en la tercera planta.

Era realmente espaciosa, pensó Harry, la casa de los Dursley bien podría entrar completa en su interior.

Media unos nueve metros de largo, y unos ocho de ancho. La pared del fondo tenía tres esplendidos ventanales. Los dos ventanales más cercanos a las paredes laterales eran rectangulares y comenzaban a unos cuarenta centímetros del suelo, contaban con doce cuadros de cristal cada una, cuatro columnas y tres filas en total y permitían la vista directa de todo el patio trasero, que parecía extenderse sin límites, los marcos de madera eran negros como la puerta de la mansión, de estilo gótico y ominoso que a Harry le pareció impresionante.

El ventanal del centro era alto y estrecho como una puerta doble de cristal de aspecto gótico.

Aquellas puertas de cristal daban a una terraza y balcón de doce metros cuadrados, cuatro metros de ancho y tres de largo, y acaba en barandales de madera caoba torneada y decorada con un elegante y anticuado estilo que combinaba con todo lo demás.

La habitación en si misma tenia dos puertas al lado derecho, y una al lado izquierdo. Estaba completamente vacía, sin muebles ni decoraciones. Las paredes tenían un hermoso papel tapiz verde oscuro con detalles de plata y ónice.

El suelo era de un negro lustroso que parecía cubierto de un esmalte transparente y brillante.

Harry reviso entonces las habitaciones laterales, la del lado izquierdo, con la puerta doble, según lo explicado por Mint era un armario, pero era tan grande como el cuarto de Dudley, con perchas y repisas por todos lados y un gran espejo de cuerpo completo en el centro.

Al lado derecho, la primera puerta, la más cercana a la ventana se trataba de un estudio u oficina iluminada por un ventanal similar a los de su habitación. Allí había tres estanterías para libros vacías, decoradas con criaturas como grifos, serpientes, gárgolas y dragones que les daban un aspecto grandioso. Había también un escritorio grande de madera café oscuro brillante y esmaltado, con contornos tallados y prolijos, contaba con cuatro cajones anchos y pesados. Y sobre el escritorio, una pequeña lampara de bronce con un cristal a modo de bombilla. Un tintero de cristal verde, y una pluma de águila, junto con papelería que parecía tratarse de pliegos de pergamino nuevo.

La ultima habitación era un baño, con una enorme tina rectangular de mármol negro, tenia medio metro de profundidad en los bordes, y cerca de dos y medio en la parte más profunda, media unos veinte metros cuadrados, con 5 de ancho y cuatro de largo. Con enormes grifos de plata con detallados contornos similares a hipocampos griegos, sirenas, y dragones, de las que Harry confirmo salía agua a temperatura perfecta, burbujas y una mezcla de sales y aromas.

Luego de recorrer su habitación, Harry se preguntaba donde tendría que dormir, ¿sería que debería dormir en el suelo?

Todos esos pensamientos volaron por la ventana cuando su tío abuelo, Arcturus Black apareció en la puerta de la habitación con una sonrisa.

—¿Qué te parece la habitación? ¿Es de tu agrado? —pregunto el anciano Lord Black con un tono ligeramente presumido, y feliz.

—¡Es perfecta! —contesto Harry con entusiasmo— ¡Gracias, abuelo! ¡Es increíble!

La emoción infantil del niño toco una fibra sensible en Arcturus, cuantos años desde que sus propios nietos y nietas habían sido así de felices, y entusiastas. El recuerdo del destino de sus nietos favoritos, Sirius y Bellatrix hizo que el animo del anciano decayera ligeramente, pero le brindo al niño frente a él, a su sobrino nieto, el hijo de Dorea una cálida sonrisa.

—Me alegra que te guste. —dijo el anciano— ¿Qué te parecen los colores? ¿No son demasiado apagados, no?

—¡No, es perfecta, se ve elegante y es enorme! —contesto Harry con tanto entusiasmo como antes.

—Ja, ja, ja… Si, muy elegante. Esa paleta de colores es sobria y apropiada para la Casa Black. Pero tu abuelo no entendía de buen gusto, discutimos mucho sobre decoración después de que se casara con Dorea. No entiendo cómo podía tener tanto rojo y dorado en su casa. Que mal gusto —dijo Arcturus con tono nostálgico— Bueno, niño. Es hora de que te tomemos las medidas, Mint se encargara y las llevara a Twilfitt and Tattings para que te hagan algo de ropa decente. Luego tomaras un baño y yo iré a comprar unos pocos muebles para que estes cómodo aquí. Mientras te bañas, Mint ya debería tener al menos una muda de ropa lista de Twilfitt and Tattings, así que no te preocupes.

La toma de medidas duro solo un par de minutos, en los que Harry apenas pudo evitar reírse debido a las cosquillas que Mint le provocaba mientras media con su pequeña cinta métrica con una cara de concentración total.

Arcturus dejo a Harry solo, y el niño se dirigió al gran baño adjunto a su habitación. Donde tras llenar la enorme bañera, y despojarse de su sobredimensionada y desgastada ropa de segunda mano, Harry se zambulló en las cálidas aguas cubiertas de burbujas.

No estaba muy seguro de cuánto tiempo permaneció allí, relajándose y a veces nadando por la bañera como si de una piscina se tratase. Pero cuando Harry salió del agua, sus manos y pies estaban ligeramente arrugados, y en un banquillo al costado de la tina se encontraba un montón de ropa doblada.

El niño se vistió, noto que había un par de pantaloncillos de algodón que asumió debía ser la ropa interior, una camisa de color negro mate, pantalones de tela negra y un suéter de tono igualmente negro con ribetes de plata. Un par de calcetines de color verde oscuro, y zapatos formales de cuero negro lustroso. Y, para completar el atuendo una especie de túnica de tela suave y resistente de color verde oscuro con detalles en plata y en negro.

Cuando Harry salió del baño, ya completamente vestido, habría podido pasar como un heredero de Sangre Pura de cualquier familia prestigiosa, no es que el niño lo supiera.

Harry sin saber que hacer a continuación, puesto que su tío abuelo seguía fuera comprando los muebles de su habitación; probo a llamar a su elfina domestica personal, pues su tío abuelo le dijo que atendería a cualquier petición.

—¿Mint? —llamo el niño inseguro.

Y con un fuerte crack al que ya se iba acostumbrando, Mint apareció frente a Harry.

—¿El amo Harry ha llamado a Mint? —consulto la elfina con una mezcla de felicidad e incertidumbre, probablemente a la forma insegura del llamado de Harry.

Harry, habiéndose tomado unos segundos para calmarse y decidir que pedir respiro profundamente y procedió.

—Mint, podrías guiarme al patio de la mansión, me gustaría explorar un poco alrededor —pidió Harry en lo que el considero su mejor tono serio, aunque a otros les parecería una tímida petición de un niño pequeño.

—Claro, amo Harry, Mint puede hacer eso, Mint incluso lo acompañara para cuidar del amo, el amo no conoce lo que hay en los terrenos, así que Mint se lo enseñara —dijo la elfina con su cantarina y aguda voz con sonsonete, moviéndose nerviosamente casi a saltitos alrededor de Harry.

—Gracias, Mint —contesto Harry a la elfina.

Lo que pareció subir aún más el ánimo de Mint, que ahora parecía rebosar alegría.

Mint lo condujo por los pasillos de la mansión, deteniéndose a describir cada cosa que llamaba la atención de Harry.

Desde objetos en las distintas vitrinas, hasta cuadros, retratos y fotografías.

Se detuvieron un rato en una enorme fotografía donde se podía ver al tío abuelo Arcturus mas joven, junto a una bella mujer de cabello castaño y ojos azules que sonreía radiante, una mujer de cabello negro y ojos grises junto a un hombre de cabello negro desordenado y ojos marrones, había también dos hombres más jóvenes en la fila central, con rostros amargados, ambos de cabello negro y ojos gris plateado con mujeres de sus edades a su lado, y en la fila frontal de la imagen se podía ver un grupo de niños y niñas de diferentes edades, una niña de cabello negros ondulado y ojos morados tenía unos 11 años y sonreía felizmente al lado derecho de la fotografía, a su lado una niña de unos nueve años que era idéntica a la mayor solo que con ojos gris oscuro, y a su lado con cabello ligeramente mas claro se encontraba una niña de cinco años con una sonrisa brillante que mostraba todos los dientes, al otro lado dos niños de unos nueve años se encontraban con un brazo sobre el hombro del otro, uno de cabello negro y lacio y ojos gris plata, y el otro de cabello negro alborotado y ojos marrones, y junto a ellos un niño de cinco años que los miraba con una sonrisa tratando de llamar la atención de ambos niños mayores.

Cuando Harry pregunto quienes eran, Mint le respondió indicándolos en orden.

—Atrás están Lord Arcturus y su esposa Melania, la señora Dorea y su marido Charlus Potter, en la siguiente fila están el señor Orión y su esposa Walburga, luego esta el señor Cygnus y su esposa Druella. En la última fila están las hijas de Cygnus, Bellatrix, Andrómeda y Narcissa, y al lado están Sirius hijo de Orión y James hijo de Dorea, y al final esta Regulus, son toda la familia inmediata de Lord Black —explico la elfina.

Continuaron el camino al patio trasero, y Mint se mantuvo cerca de Harry todo el tiempo.

Era espacioso, lleno de setos y flores que Harry jamás había visto. Algunas de las cuales indico Mint eran venenosas.

Harry volvió a ver a un hombrecillo con cabeza similar a una patata, pero justo cuando lo noto, Mint chasqueo los dedos, el hombrecillo floto, giro muy muy rápido en el aire y salió volando.

—Amo Harry, Mint hizo volar al gnomo, Mint hizo bien, los gnomos dañan el jardín, si, ellos lo hacen —afirmo la elfina cuando Harry la miro ligeramente horrorizado.

Harry se alejo lentamente de la mansión, y se interno en el denso bosque cercano, con Mint atentamente siguiéndolo de cerca.

Mientras caminaba por el bosque, Harry se encontró con un árbol con un hueco cerca de la raíz de la que sobresalían monedas doradas, collares y platos de plata. Mientras se acercaba, el curioso niño noto un pequeño animalito que lo miraba fijamente, era como una ardilla con pico de pato y estaba sacando lo que parecía una cadena de plata de una bolsa en su estómago.

Por lo lento que se movía, Harry pensó que el animalito pensaba que lo atraparon con las manos en la masa, y actuaba culpable debido a ello.

Harry pregunto que era el animalito. A lo que Mint suspiro y negó con ligera molestia.

—Amo Harry, eso es un escarbato… Son ladrones y roban cosas brillantes de la mansión, si señor, ellos lo hacen, pero no causan daño, no, no, no… Lord Black dijo que los dejaran en paz —contesto la elfina.

Durante las siguientes horas, Harry se divirtió recorriendo el lugar, pero luego de un tiempo, Mint le indico que lo llevaría de vuelta porque Lord Black había regresado.

Así que, con un chasquido, Harry se encontró junto a Mint en un gran comedor con una larga mesa de caoba con veinte asientos a la que Lord Black se encontraba sentado con una sonrisa en la cara.

—Bien, justo a tiempo —dijo el anciano asintiendo complacido— Toma asiento a mi lado Harry —indico con tono amable, a lo que el niño obedeció de buena gana— ¿Te divertiste?

Harry relato de buena gana cada cosa maravillosa y mágica que encontró en el patio y el bosque, y Arcturus escuchaba con una sonrisa.

Tuvieron una cena ligera, pues Arcturus aun estaba preocupado por si el estómago de Harry soportaría o no algo pesado. Y luego de eso, el anciano Lord Black condujo a Harry de regreso a la habitación del niño para mostrarle sus nuevos muebles.

Harry quedo impresionado por la vista de la habitación amoblada.

Tenia una enorme cama con dosel, de madera oscura que se adecuaba a los colores de todo el resto de la casa, sabanas negras con detalles en oro, y cuatro acolchados cojines.

Una mesita de noche al lado de la cama, hecha de ébano y con una pequeña lampara de oro.

Una mesa frente a la ventana del lado izquierdo, con cuatro sillas cómodas y elegantes.

Estanterías para libros, un par de sofás, y lo que parecía una estilizada escoba.

—Bienvenido a casa, Harry —dijo el anciano antes de retirarse, dejando a un feliz Harry Potter sonriendo de oreja a oreja.