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Eternity

(30 de agosto de 2552)

Una plétora de pensamientos abrumaba la mente de Carter; el paquete se encontraba asegurado, y el pelican que pilotaba iba volando bajo sobre los cañones desérticos de Aszod, azotado por los vientos que incrementaban su velocidad con la tormenta devorando la mitad del cielo de la tarde. Incluso tras aquella breve charla con la infame doctora Halsey, y aunque sabía que su inesperada misión principal era de altísima relevancia para el desarrollo futuro de la guerra, ni siquiera él era capaz de imaginar su repercusión más allá de magras ventajas logísticas y estratégicas específicas. Fuese como fuese, el líder del EQUIPO: NOBLE tenía un objetivo más inmediato que atender, y era precisamente ese enemigo cuya derrota podría o no estar entre sus manos; dos banshees y un phantom patrullando la región avistaron el vehículo humano y comenzaron a darle persecución.

Más temprano que tarde, las naves unipersonales dieron alcance a los Spartan-III, acertando sus primeros tiros de plasma en la espalda de Noble-Seis, prácticamente donde el núcleo de datos dado por la científica estaba enganchado, y que, de no ser por los escudos de energía personales, habría estallado en miles de pedazos. Este trastabilló, sintiendo el ardor infernal detrás de él, pero antes de que pudiera voltear y recibir un nuevo ataque, su compañero Emile disparó de vuelta con su escopeta, haciendo que erraran los siguientes tiros, pero a su vez que una de aquellas descargas volara contra uno de los motores del pelican. El transporte perdía poco a poco su estabilidad mientras que un tiro acertado en el morro redondeado de uno de los banshees hizo que el HUD de este estallase, calcinando la cabeza del piloto sangheili quien, en medio de gritos de agonía, perdió control y se estrelló girando desde abajo con su compañero a la derecha.

Era sin embargo demasiado tarde; aquel estallido de motor había provocado que el líder se estrellara contra el parabrisas, y, a pesar de llevar su casco encima, que su cerebro recibiera una contusión letal, que sumada a un tiro de plasma que cauterizó una vena al nivel de su hombro, le impediría lograrlo.

- Líder Noble, busque atención médica inmediata. Líder Noble, por favor responda – notificó la IA de la nave.

Ahora era consciente de que, valiese la pena o no al final, la misión pronto ya no dependería de él; mirando muchos más reflejos a su alrededor en el LIDAR, dejó caer su casco al suelo mientras Noble-Seis se acercaba y Emile miraba al filo de la plataforma de descenso:

- Por favor responda, Sierra 259. Me estoy alarmando – complementó la IA.

- No sé cuánto va a resistir, hay enemigos por todos lados – dijo Carter mirando a Seis de reojo – Tenemos que sacarte de aquí, teniente.

- Señor, usted…

- ¡No quiero oírlo! – exclamó, y luego añadió con calma – lleva el paquete al Autumn.

Seis vaciló un par de segundos, pero respondió con seguridad:

- Hecho.

- ¡No aún no! – interpeló, y se volteó más en su asiento para ver al otro spartan - ¡Emile, ve con él! Hay que pelear en el suelo.

- Ha sido un honor, señor – respondió, llevándose el puño al corazón.

- Igualmente – replicó Carter, volviendo a acomodarse bien – Haré lo posible por atraer sus disparos.

Seis retrocedió mientras tanto hacia Emile, pero fue interrumpido por el líder, a lo cual se volteó:

- ¡Seis! – dijo – Esa IA te eligió. Tomó la decisión adecuada.

Este asintió y fue a posicionarse junto a su compañero, con el núcleo de datos en la mano. El líder levantó un brazo con los tres dedos parados:

- ¡Atención!

Comenzó a bajar cada dedo hasta que el puño quedó cerrado de forma enfática, y dijo:

- ¡Ya!

Los dos spartan se cruzaron de brazos, dieron un corto salto y se tiraron hacia atrás, saliendo del pelican por los aires en total sincronía; se habían ido, cayendo justo al filo de una breve quebrada por la que se barrieron protegidos por sus armaduras MJOLNIR Mark-V, rara vez usadas por los de su tipo, pero oportunas para esta clase de situaciones. Aunque sus escudos quedaron descargados por el impacto, el paquete siguió intacto, y los dos supersoldados en tierra avanzaron por el estrecho barranco hasta llegar al filo de un abismo más grande, con el sol siendo tapado ya por la tormenta de iones furiosa producto de la vitrificación por plasma que las naves nodrizas enemigas realizaban no sólo en la zona sino sobre el planeta entero. Seis había visto de paso cómo Carter ahora estaba siendo perseguido por dos nuevo banshees, pero ahora lo podía divisar claramente resistiendo el asedio enemigo con el grueso blindaje del transporte; los tres desde sus respectivas posiciones pudieron contemplar a la distancia su lugar de destino final.

- Agáchense – dijo el líder por el comunicador – Atraeré su atención. Ocúpense de ese paquete.

Estos obedecieron, y siguieron descendiendo por los filos del inclinado acantilado, adornado de hierbas y árboles resecos; Carter siguió contemplando desde la cabina, manteniendo a sus atacantes detrás de él, quemando el tiempo que fuera necesario, a aquella fragata de la Marina del UNSC, basada en un modelo clase Halcyon de vieja manufactura. El blindaje reforzado había hecho que, hasta ahora, las naves de pequeño y mediano tamaño se mantuviesen alejadas de aquel armatoste, al mismo tiempo que los propios tripulantes y su capitán, Jacob Keyes, intentaban en lo posible hacer creer al enemigo que un inclemente ataque anterior había dejado inservible al navío.

- Ese es nuestro destino, Seis. La Pillar of Autumn.

Desapareció de la vista de sus compañeros, y de repente, las banshees dejaron de dispararle; él tenía normalizado que aquellos que habían surgido hace décadas de lejanas regiones del espacio en fuerza para aniquilar por decreto de sus Profetas a la raza humana no eran conocidos por perdonar. En cambio, sabía que significaba la antesala de un remate definitivo; los atacantes cargaron sus lanzaderas de plasma, que se iluminaron con su verde neón, listos para mandar a volar por los aires las alas y la cabina junto con su piloto. Carter tenía su maniobra en mente, girando 180 grados su ave, descendiendo lo suficiente como para esquivar los torpedos; devolvió el fuego con sus últimos dos misiles de forma lo más precisa posible.

Logró hacer daño crítico como para hacerlos explotar antes de que pudieran percatarse de sus propias muertes, pero su periplo estaba lejos de terminar; retrocedió de vuelta sobre el terreno alto antes de que dos cápsulas de desembarco múltiple lanzadas por una corveta enemiga lograran acertarle. De inmediato fueron lanzados de igual forma dos caminantes scarab para bloquear el paso a sus compañeros que acababan de llegar al terreno abierto; el líder comenzó a acribillar las tropas descendidas con su última batería de munición de ametralladora, intentando economizar cada disparo mientras Seis y Emile atravesaban la senda en una cuatrimoto mongoose.

- Saquen el paquete de aquí. Recuerden el objetivo – reiteró el líder.

Este entonces dio rodeos en torno a los caminantes para llamar su atención, y funcionó gracias a que los gusanos lekgolo que manejaban aquellos monstruos eran bastante sensibles a la detección de movimientos a través de la cabeza sensorial. Disparaban su haz de plasma contra el pelican, pero Carter esquivó todas y cada una de las veces; sin embargo, se dio cuenta de que hacer esto no serviría de mucho si más cápsulas de tropas seguían descendiendo de la corveta, tal y como comenzaba a pasar en esos momentos. Sin más opciones, se enfocó en jugar con los caminantes para que dispararan accidentalmente a sus propios aliados, destruyendo la mayoría de las cápsulas en la primera tanda y devastando las tropas que, desesperadas, intentaron acertarle con sus inefectivas armas antipersonales. 

Al fin el líder vio una ventana de oportunidad, y usando a su favor el tiempo de carga que tenía el haz de plasma de los scarab, hizo que justo uno de ellos, listo para dispararle, soltase toda la potencia de aquel rayo calcinador sobre su compañero, el cual fue atravesado de lado a lado y explotó por los aires sin remedio. Ascendió justo a tiempo y retrocedió una vez más; vio como el caminante que quedaba comenzaba a enloquecer de rabia por perder a su par vinculado, ahora sí aniquilando indiscriminadamente a los desgraciados que restaban; pasó un par de segundos, y desde la nave un haz de plasma fue disparado contra el caminante, derritiéndolo. El pelican salió de allí para seguir dando la cobertura necesaria al resto de su escuadrón; al llegar a un punto del camino, vio que un phantom se alejaba, y un puente que este acababa de destruir, confirmando que el resto del trayecto hasta el astillero estaría demasiado bloqueado, haciendo plausible sólo el seguir a pie:

- Noble, el enemigo bloquea la carretera más adelante – dijo él.

A continuación, intentó despejar el camino que les esperaba lo más eficientemente posible; vio en los monitores y se percató de que quedaba muy poca munición, así que simplemente se dedicó a disparar contra objetivos importantes en tierra, tres suboficiales sangheili y dos caciques jiralhanae que dirigían tropas a la posición de su gente. Trató de provocar todo el desastre que pudo, haciendo estallar bombonas de hidrógeno, helio y metano que se hallaban esparcidas por aquella zona, que nunca verían su llegada al punto de destino, mandando a volar toda forma de vida alienígena por decenas de metros a la redonda; miembros volaban y el calor de una última explosión acarició su rostro. Comenzaba a respirar con pesadez, y estaba perdiendo gradualmente la compostura férrea que había estado manteniendo todo este tiempo; el LIDAR detectaba phantoms por escuadras aproximarse a su posición, pero que jamás pararon para atacarlo; el líder infirió que se dirigían al campo de batalla abierta contra las fuerzas de defensa planetarias en el filo de la lejana tormenta.

Y fue cuando llegó; la corveta dirigió su atención a Carter una última vez, arrojándole un nuevo scarab justo a la cara, el cual aterrizó pesadamente en medio del campo arrasado de explosiones al mismo tiempo que el pelican retrocedía, ya que no quedaban casi municiones; apenas 50 proyectiles. Fue justo allí que la nave detectó a Seis y Emile llegando cerca de su posición, y el caminante se adelantó trepando por encima del cañón; los dos supersoldados lo vieron llegar desde una cueva creada por la erosión por la que acababan de salir.

- Equipo Noble – les dijo – Tienen un…problema.

- Podemos con él, señor – gruñó Emile, confianzudo.

- No, no pueden – respondió Carter – No sin ayuda.

- Comandante, no tiene potencia de fuego – infirió de vuelta Emile, preocupado.

Al fin calentó impulsores, y describiendo una curva semicerrada en el aire, apareció por arriba de sus compañeros, disparando por sobre la cabeza del caminante, echando llamas por ambos motores dañados, al límite de exigencia, evitando que la máquina cargara su haz en contra de los spartans.

- Pero tengo masa – respondió, en estoica resignación.

- Recibido. Vamos por ellos.

Describió con el momento el resto de la vuelta, en forma algo más cerrada, haciendo que los amortiguadores de gravedad y la golpeada cabina rechinasen bajo la presión mientras se posicionaba con acrobática elegancia frente al adversario, el cual cargaba su haz nuevamente. Intentaría acertarle al líder del EQUIPO: NOBLE, pero la materia hipercalentada jamás saldría, al menos no en la forma que debía; Carter dejó que la IA disparara los últimos tiros en automático:

- Están solos ahora.

El pelican se puso en curso de colisión, listo para reventar el caminante sin dejar nada atrás, agotando hasta la última ronda:

- Cambio y fuera.

E iniciado el último impulso, Carter A-259 cerró los ojos, listo para el final de su guerra, la que los que quedaban seguirían hasta que ese final llegara a ellos también, de cualquier manera.

Pero nada pasó.

Abrió los ojos de nuevo con sorpresa, y miró a ambos lados; se seguía sintiendo bastante mal, su cabeza le daba vueltas, y pronto sus pulmones se cansarían de respirar, pero allí estaba todavía, vivo, consciente, o eso parecía, siendo lo más extraño el que ahora estuviese rodeado de aire amarillo. Todo se había vuelto de un tono dorado, incluso él mismo; miró de refilón el reflejo de su rostro golpeado frente a sí, y envuelto en aquel ambiente, tan fuera de toda normalidad. Y fue cuando cayó en cuenta; el scarab estaba a apenas unos metros de él, nada en distancia de vuelo, solo que estaba parado totalmente, o eso parecía, al igual, de hecho, que el propio pelican que pilotaba, de cuyo volante había quitado las manos y sin embargo seguía estático en su lugar.

- Comandante Carter.

Aquella voz venía de detrás de él; era cierto que primero creyó ver una silueta humana hace apenas un instante en el reflejo del parabrisas roto, pero lo tomó por un reflejo o un mal funcionamiento de su agonizante cerebro, teniendo no menos razones para creer que esto se trataba de lo mismo. Oyó ahora los pasos acercarse delicadamente, casi en silencio; según percibía se trataba de una mujer, prácticamente una jovencita de no más de 21 años, metro 70, oscuros cabellos lisos que llegaban a su media espalda, enfundada en un monopieza ceñido a la piel con un peto curvilíneo:

- No tenemos mucho tiempo, Sierra A-259, hay que irnos ya.

- No. No puedo hacerlo – interpeló Carter – Debo completar la misión, o Noble no alcanzará el objetivo.

- Tu misión está cumplida, spartan – dijo, ya apoyándose su lado – Ven, te ayudaré a levantarle.

- ¡Suéltame! – gruñó adolorido – Tú no eres real. Yo…debo estar…

- Aun no – dijo la mujer, quien se echó para atrás para evitar el codazo – Pero necesitas atención médica urgente.

Sin que se lo esperase, el spartan se levantó de su asiento repentinamente, pero no por voluntad propia.

- Espera, pero qué…

Al siguiente segundo, levitaba boca arriba hacia atrás, hasta que llegó a mirar a la misma altura el rostro redondo y vivaces ojos rasgados de su improbable interlocutora, quien le miraba con una mezcla de apremio y preocupación; Carter no era capaz de mover un solo musculo:

- Perdóname, pero debo hacerlo – dijo, y se puso dos dedos en una sien apartando la mirada – Control, estamos listos.

- ¡No, espera!

Los dos desaparecieron en un espectáculo de destellos de luz ascendente, y de inmediato todo el entorno volvió de estar dorado a su tono habitual; el pelican, tal y como dictaban las leyes convencionales de la física, impactó en el costado del scarab, levantando al caminante. Este logró estabilizarse, pero fue inútil, pues simplemente el núcleo de emergencia había sido destruido, y comenzó a estallar por todos lados, matando a su tripulación y perdiendo el equilibrio al final. Cayó de lado, completamente tieso, desapareciendo de las vistas pesarosas y serias de Seis y Emile, que habían observado impotentes lo que, desde su perspectiva, fue el sacrificio final de su líder; este estalló al fondo del precipicio, y los spartan continuaron su camino, no sin antes Emile decir:

- Hay una grieta en el este. Vámonos.

Y el curso del tiempo continuó como debía.

El líder de NOBLE eventualmente se despertó; sus ojos abiertos de par en par, todavía sobrecogido por una imposible experiencia en su memoria, mirando con desesperación a su alrededor y no perdiendo un solo segundo para levantarse de la cómoda camilla en la que había estado en reposo. Se hallaba vestido en un monopieza de tratamiento médico, cosa con la que estaba familiarizado, pero en este caso no reconoció en lo más mínimo ni el modelo ni tenía distintivos de ningún tipo, pero no era lo más apremiante, sino saber, mientras caminaba por pasillos clínicos, desorientado:

- ¿Qué es esto? – dijo, esquivando a otro paciente - ¿Dónde estoy?

Caminó y caminó, indiferente a las miradas de los que iban pasando por el lugar, ignorando a las enfermeras, robots de servicio desconocidos y doctores que le intentaban preguntar cosas; eventual fue entonces que alguno de ellos fuera el primero en hacer un llamado de atención a seguridad. Carter comenzó a doblar esquinas con cada vez mayor rapidez, intentando seguir las señalizaciones que llevaban a lo que aparentemente era una salida hacia "Conexión General", escrito en un inglés medianamente distinto al que él conocía era la lengua estándar impuesto por el gobierno terrícola. No era demasiado difícil para él saberlo, el hecho de que, de acuerdo a ciertos términos que podía reconocer, se encontraba en ese momento en una nave espacial, como mínimo de tamaño superior a los 100 metros de largo, pero ello también implicaba para él otro enigma, y era lo que no había.

No importa cuánto prestó atención en todos lados, cuanto se escabulló en habitaciones, puestos de recepción de área o pasillos, el emblema del Comando Espacial de las Naciones Unidas no estaba por ninguna parte, ni, en ese mismo respecto, el de la Tierra, o el de algún otro gobierno, reconocido o no, del espacio humano. Tampoco pudo ver distintivos en el personal de que estos pertenecieran a organizaciones civiles conocidas de algún mundo del que supiera, ni de ningún programa conocido; el era docto en ciertos proyectos secretos, pero este no parecía ser uno de ellos, y con cada minuto que pasaba, con cada par de pisadas que le seguía, su alarma aumentaba.

- Alto. Deténgase – ladró una voz.

Detrás de él estaban ahora llegando varias personas en uniformes de corte militar, uno de ellos portando lo que parecía gorra de oficial dirigiéndolos, pero tampoco reconoció a qué grupo podrían pertenecer, así que pegó la carrera aceleradamente hasta que pudo vislumbrar escalones de emergencia por los cuales iba casi a trompicones. Sus perseguidores apenas si pudieron seguirle la pista, ahora desenfundando sus armas cortas tipo riel para comenzar una especie de cacería en la que su ventaja no era la velocidad, pero sí el campo de juego, la paciencia y sus comunicaciones:

- Acaba de salir del hospital, capitán – le dijeron a este por el comunicador – se dirige al tranvía.

Carter se quedó sorprendido por la escala de lo que había afuera; sí, en efecto se hallaba en una nave, pero esta era mucho mayor a lo que se imaginaba, con el techo recubierto en lo que claramente era una proyección artificial del día de la Tierra. Corrió a su derecha cuando vio otra tropa de aquellos soldados perseguirle con rifles levantados, montados en lo que parecían carros de transporte con una torreta defensiva; no eran Warthogs, y aunque el chasis era similar, este estaba pintado de color nácar y encima flotaba sobre el suelo, cosa la cual aún suponía impráctica.

- Entréguese ahora mismo, o abriremos fuego – le dijo el conductor por altavoz.

De inmediato los disparos volaron hacia él, pero la ventaja en distancia les impedía acertar, además de que él mismo ponía todo obstáculo posible entre él y los vehículos, tirando el mobiliario o saltando sobre barreras que pretendían detenerlo. El aire entraba a sus pulmones, su corazón palpitaba lleno de adrenalina y las nanodrogas sintéticas que ahora eran parte de su organismo, su cuerpo y su cabeza no le dolían; recién ahora podía sentir que, desde la muerte segura, había pasado a un estado de absoluta salud, como había sentido pocas veces en la vida. Continuó la carrera por aquel lugar, que al echarle un vistazo más de cerca, se exponía como una suerte de distrito comercial, con todo y restaurantes, bares, discotecas, parques, centros comerciales…era una locura

Pero su escapada pronto llegó a un abrupto final; desde las alturas un grupo de personas en armaduras descendió con sus propulsores, y al supersoldado no le costó nada reconocer de donde procedían las mismas, no siendo otras que armaduras MJOLNIR, pero de un modelo extraño. Con todo lo que acababa de presenciar, se preguntaba cuánto tiempo había pasado desde que…él debería estar muerto, era algo que su mente le repetía una y otra vez como martillazos sobre su consciencia de lo que era real y lo que no. Su cerebro más reptiliano, sin embargo, priorizaba su huída y supervivencia, por lo que sin dudarlo se enfrentó a lo que, el infería, serían otros Spartan; estos respondieron abriendo fuego, pero no contaron con que su objetivo saltaría dando una patada hacia abajo sobre el casco de uno de ellos, resintiendo su tobillo pero rompiendo el casco de su adversario.

Los demás de repente se quedaron quietos, retrocediendo un paso, apuntando sus armas hacia Carter; este miró a su alrededor, y, con la pisada algo débil se dio cuenta de que, sin una armadura equipada sería inútil pretender continuar la batalla, mientras que el supersoldado del casco roto se reincorporaba:

- Ya basta.

- ¿Eso crees? ¿Y dejar que me mates?

- No es nuestra intención matarlo, comandante. Es munición aturdidora.

Dicho esto, bajó la guardia con reservas, y pronto vio cómo un vehículo similar a un Falcon descendía sobre la explanada detrás de ellos; este no tenía rotores, sino unos discos alrededor de los cuales se observaba una especie de raro espejismo, además de tener un chasis nacarado. De hecho, las armaduras de los Spartan ante él también tenían ese color, además de un símbolo, un infinito chapado en rojo; las tropas que se bajaron de los vehículos para rodearle también llevaban estos mismos distintivos, aunque en color bronce y plata. Esa debía ser la respuesta que buscaba, así que, por ahora, esperaría escucharla de sus propias bocas preguntando:

- Todos ustedes… ¿A quién responden? – preguntó al Spartan roto - ¿ONI? ¿Frente Unido?

- No señor, nada de eso.

Aquella voz era totalmente conocida para él, incluso levemente filtrada por un nuevo casco; entre los spartans apareció uno más, y consigo caminaba la misma chica que, ahora podía tener certeza, le había salvado la vida en el último segundo, aunque seguía sin entender cómo era posible:

- ¿Jun? ¿En verdad eres tú? De verdad… ¿sobreviviste a Reach?

- Hola, viejo amigo – dijo el aludido quitándose el casco y sonriendo – Es bueno verte de una pieza

Ahora la cabeza de Carter estaba reventando de preguntas, de recuerdos, de sosiego, pero también de una cauta precaución:

- Jun yo…no entiendo… - replicó llevándose la mano a la cabeza - ¿Qué es…todo esto? ¿Qué está sucediendo?

- Tenemos que ponernos al día; y seguro ya conoció a la agente Jae Soon.

Ambos solo se dieron una mirada incómoda, antes de que Jun continuase:

- Por favor, por aquí señor – le indicó, señalando el Falcon – venga conmigo, lo están esperando.

Carter dio un paso hacia atrás:

- ¿De qué hablas? ¿Quién me espera?

- ¿Además del almirante Perkins? Prefiero guardarle la sorpresa.

- Jun…

- Está a salvo comandante – insistió él – se lo aseguro.

El líder dudó por unos instantes más; nadie le presionó, ni se puso más en alerta de lo esperado, por lo que sospechó que no había segundas intenciones que fuesen a perjudicarle si tomaba la palabra de su antiguo francotirador, al menos por ahora:

- Bien. Llévame con ellos.

La nave sobrevoló aquel amplio espacio, y pronto tomó un desvió por una especie de túnel por el cual otros vehículos pasaban, tales como transbordadores de carga, pelicans, falcons, hornets y otros que el comandante no fue capaz de distinguir, varios con formas poco convencionales. Atravesaron varias áreas más pequeñas, dirigiéndose a la proa de la inmensa nave, que realmente resultó ser un constructo titánico; pudo ver almacenes de suministro, campos de entrenamiento, pequeños condominios habitacionales, naves de ingeniería, mantenimiento y almacenajes de energía. Al final llegaron a una especie de espaciopuerto multinivel vertical con numerosas plataformas redondas donde naves despegaban y aterrizaban dirigiéndose a túneles en todas direcciones; abajo también había tranvías arribando y saliendo a otros sectores.

Se posaron en una plataforma, descendiendo Carter, Jun, Jae Soon y el Spartan de casco roto:

- Me disculpo por el malentendido, soldado – dijo Carter a este último - ¿Cuál es su nombre y número de serie?

- Soy la teniente spartan Mikaela Doherty – respondió – No me diga… ¿Me confundió usted con un hombre, señor?

- Ah…no, no tenía idea… -

- Es broma – respondió – Descuide, es normal; usó una caja de voz artificial para hablar.

- Ya veo. Pero el casco, por qué.

- Es una costumbre. No le gustaría ver lo que hay debajo.

Carter asintió en comprensión, y no ahondó más en ese tema:

- Dígame, señor – intervino Jun - ¿A quién cree que verá cuando lleguemos al puente?

- No lo sé, tú dime… - respondió – No te reconozco, tres. Ahora parece que hablas por los codos.

- Es una larga historia.

- Muchas cosas han cambiado por aquí; no se necesita ser un genio para darse cuenta.

Se subieron a continuación a uno de los transportes flotantes para continuar el camino; este aceleró casi sin que se note y pronto iba por una gran rampa directo a las secciones de comando por donde los peatones y vehículos andaban atareados en sus deberes.

- Por cierto, aquí tiene – dijo Jun, mostrándole unas botas y una mudada naval formal – Debe vestirse para la ocasión, ¿no le parece?…

- Ah, ahora cuentas chistes también. Empiezo a creer que estoy sonando…

Al fin subieron un par de niveles levitando con el transporte, que los dejó en una pequeña bahía, donde cuatro Spartan cuidaban unas compuertas blindadas; estas se abrieron cuando Jun se acercó, y los cuatro pasaron directo al puente de mando, donde el almirante les esperaba al frente de una larga mesa holográfica.

- Almirante – saludó Jun según correspondía – Le traje a nuestro nuevo elemento.

Carter lo volteó a mirar, y este sólo acertó a asentir para asegurarle de que todo iba según el plan, cualquiera que fuese:

- Comandante Carter, bienvenido.

- Es un placer, almirante – saludó él – Pero quisiera primero saber dónde estamos. Nunca había estado en una nave carguera de esta magnitud.

- Nos encontramos en uno de los dos únicos supercargueros que el UNSC construyó para el PROYECTO: UROBOROS, una iniciativa de ONI para la continuidad de la especie humana en caso de que el Covenant destruyese la Tierra. Una de ellas es la Infinity, y la otra es en la que navegamos ahora mismo, la Eternity.

Al comandante volvieron todas las memorias al frente de su mente en un solo golpe, las batallas, las pérdidas, las marcas que para siempre lastimarían y mancharían su consciencia, sobre todo el no saber, el no tener certeza hasta el momento de si aquella misión había sido cumplida, si ellos tuvieron éxito:

- Dígame – intervino ansioso - ¿Qué…sucedió con nosotros? ¿Lo logramos? ¿Ganamos?

- Lo hicimos, comandante – respondió Jun, poniéndole la mano al hombro – Al final la doctora Halsey tuvo razón; el Jefe logró terminar nuestra pelea, y el Covenant se desintegró.

Carter estaba sorprendido por eso último; el cómo los acontecimientos llevaron a la destrucción de semejante imperio con decenas de miles de mundos se le escapaba de la cabeza:

- Así fue – continuó el almirante – Victoria pírrica. Pero en los siguientes 40 años pasaron muchas más cosas, como usted no se lo imagina.

… (25 de agosto de 2592) …

El spartan quedó en shock por un momento; no lo podía creer:

- ¿Cómo? ¿Tanto tiempo…? Pero si yo lo viví, estaba en Aszod hasta hace un par de horas…

- Si me lo permite, almirante – dijo Jae Soon – quisiera explicar…

El spartan volteó hacia ella, tomándola por los hombros:

- ¡Dime, ¿qué fue lo que hiciste?! ¡¿Qué demonios pasó con Seis y con Emile?! ¡El paquete…!

- Lo lamento… – dijo ella mirando hacia abajo.

Jun interrumpió:

- El paquete fue clave; con ella, Sierra 117 pudo salvarnos a todos. Pero Carter, ellos…

- Lo entiendo – dijo Carter con pesar, mirando a un lado – Acabaron la misión, es lo que importa.

- Pero…eso es lo que le quiero explicar, comandante – interpeló Jae Soon – No tiene que ser así.

- ¿Y ahora de qué estás hablando? – cuestionó, mirando también a Jun.

- El cómo lo rescaté – dijo ella – Usando el viaje paracrónico, pudimos cancelar su muerte.

- Es una forma de engrosar las filas – confirmó el almirante – con habilidades que de otro modo se perderían para siempre en el flujo de la línea temporal.

- No estoy entendiendo bien – dijo Carter - ¿Qué es un viaje paracrónico?

- Básicamente, quiere decir que podemos viajar simultáneamente en el tiempo de nuestro universo, a otros universos, y en el tiempo de esos universos, a cualquier punto, sólo con este pin de aquí.

Jae Soon mostró el pin en forma de infinito; el suyo era de color azul:

- Por si se lo pregunta, denota mi estatus como agente del Servicio de Patrulla. La otra rama de campo usa un pin color rojo, como el de la spartan Doherty; ella pertenece al Servicio Policial Paratemporal.

- Ustedes no trabajan para el UNSC, ¿no es así? – dijo Carter, poniéndose tenso.

- Estamos aliados a su gobierno, comandante, si eso es lo que quiere saber – intervino el almirante – pero nuestra organización es independiente.

- Somos los Cuerpos de Paz Infinitos – afirmó Jae Soon con orgullo.

- Nuestra fuerza de tarea fue creada hace siglos por la Corporación Eterna para salvaguardar las libertades e intereses comunes de la humanidad a lo largo y ancho de los mundos infinitos.

Aquella voz Carter la reconoció también, y al darse vuelta se asombró al ver de quién se trataba:

- ¿Cat?

- Carter, hasta que al fin saludas…

El líder de noble se acercó, y no sabiendo qué sentir ni qué hacer, la abrazó con fuerza, haciendo a la Spartan quedar paralizada ante la sorpresa; ella, de vuelta, le puso las manos en la espalda, y tras eso le escuchó decir:

- Perdóname Cat…por favor, perdóname…

- Oye, soldadito – respondió ella, intentando levantar ánimo – ¿Y ahora qué bicho te pico? ¿Por qué me pides perdón? No me digas, atrás de la puerta ¿hay una serenata con flores o algo así?

- Temo que olvidé aclarar algo, comandante – intervino Jae Soon – En este caso, lo que usted recuerda no paso tal cual con ella.

Carter, extrañado, la soltó lentamente y la miró de frente, y luego a la joven:

- ¿A qué te refieres? Explícalo.

- La agente Cat B-320 aquí no sufrió del destino que usted conoce; a eso me refería cuando le dije que podíamos salvarlos. No podemos revertir el pasado, pero sí crear otra posibilidad.

- Al intervenir – dijo Jun – se creó una línea temporal donde pudimos salvarla.

- Y quedó de lado la otra, donde no – añadió Jae Soon.

- Lo entiendo – respondió él, pensativo – Aun no me puedo creer que algo así exista.

- Claro – dijo Cat – Yo tampoco me lo creí a la primera, pero con el tiempo te acostumbrarás. Después de todo, así es este trabajo.

Eventualmente, y tras informarles de que recibirían prontamente su siguiente misión, el almirante les hizo a todos retirarse.

- Hora de mostrarte tu cuarto, sígueme…

Carter, todavía procesando todo lo que había ocurrido, se movió de forma casi automática hacia el transporte, en el cual volaron por varios minutos hasta un conjunto de edificios anchos y cuadrados; descendieron sobre el techo de uno de ellos, y bajaron varias plantas hasta que llegaron a la puerta.

Luego de que Carter se acomodara en su nueva estancia y descansara como hace mucho tiempo no había hecho, se encontró a sí mismo despertando al siguiente día en una cama real, con una ventana cuadrada dando las vistas del complejo de apartamentos, de los parques, el techo de día. Miró en el reloj holográfico cerca de él, y este marcaba las 12:35 horas terrestres; esto lo agitó al punto de que, buscando entre los cajones de una sencilla cómoda al otro lado, se colocó un conjunto informal de varios iguales que halló guardados, mirando al mesón y al techo antes de salir de allí.

Apenas cruzó la puerta y la cerró tras él, sintió una mano topetear su hombro:

- No tan rápido, comandante...

Ahí estaba de nuevo, sonriéndole, llevando un conjunto informal al igual que él; estaba viva, en verdad estaba frente a él, no había sido un sueño; aun así, no estaba completamente seguro, parte de su mente aun era incapaz de aceptar este hecho:

- Huh…Cat…buen…día - respondió con vacilación – Yo…justamente… iba a preguntar sobre…

- Aquí tienes – respondió ella, con una tarjeta entre sus dedos – Esta es la llave de tu habitación. O bueno, una copia, porque la que te di ayer la dejaste dentro.

- Claro, sí, gracias – dijo él, recibiéndola – Pero también quería saber sobre el estatus…de la misión.

Comenzaron a salir por el pasillo, tomando un ascensor hacia la planta baja del edificio:

- Por ahora tenemos descanso. Descuida, el mando notificará nuestro viaje agendado a su tiempo.

- Ok…? Pero me parece que ahora las reglas son algo…

- ¿Laxas? – inquirió Cat – no te falta razón. A fin de cuentas, esto no es el programa spartan, y tampoco es una fuerza militar ordinaria. Pero si lo que te preocupa es mantenerte en forma, tú solo espera, los entrenamientos de simulación solo serán una prueba previa en comparación.

- Entonces sí habrá fuego real…

- No será como te lo imaginas, créeme.

Carter no supo qué más decir; ambos salieron al patio entre edificios que había en el lugar, y desde un minúsculo aparato del tamaño de una uña proyectó una imagen tridimensional de un mapa:

- Oye, ya que tenemos el día libre, ¿qué te gustaría hacer hoy?

- ¿Qué…me gustaría?

Ambos se sentaron en una banca:

- El Centro Comercial White Star no es el más grande, pero traen cosas de…muchos lugares. Si supieras cuántas realidades hay allá afuera, es simplemente…

- ¿Y qué tal si…

- Entiendo. – respondió ella en tono grave – Quieres saber cómo pasó. Fue durante nuestra misión en Nueva Alejandría…luego de salvar esos transportes...