1 Despertar

Año 2020

Centro comercial Ant salida sur, una de las tiendas más grandes de la region.

Los pasillos del centro comercial se encontraban vacíos, debido a una pandemia que se expandió por el mundo originada en el continente asiático.

Vestido con ropa deportiva, Sven regresaba a su departamento arrendado después de realizar las compras basicas, ya habían pasado dos meses desde que lo despidieron.

—No creo poder aguantar un mes mas—

A los 25 años, desempleado y con el constante aumento de los precios, Sven estaba preocupado por lo difícil que era encontrar empleo en este tiempo de pandemia.

Durante los primeros meses del año las naciones empezaron a tomar medidas para contener esta enfermedad, pero sin suerte no pudieron frenarla.

Por las calles solo pasaban las personas que iban a sus trabajos, lo que daba un ambiente desolado a como era antes.

Cerca de su departamento, Sven empezó a sentir que su visión se volvía borrosa junto a un leve dolor de cabeza.

—No otra vez—

Ya era la cuarta vez que le pasaba a Sven. Al llegar a su departamento, él dejo las cosas sobre la mesa y se echó sobre su cama a dormir esperando que el dolor pasara.

Su hogar, aunque de un tono sobrio, tenía todo lo básico para vivir, además de una computadora de escritorio que Sven usaba para contactarse con sus abuelos.

Los padres de Sven trabajaban en una empresa de exportaciones, ellos se habían conocido en la universidad y cuando terminaron sus carreras decidieron establecerse formalmente donde después de dos años nació Sven.

La infancia de Sven fue feliz junto a sus padres. A la edad de 5 años Sven se quedó a vivir unos meses con sus abuelos maternos en el campo, debido a unas negociaciones importantes que sus padres debían atender.

Durante su tiempo en el campo Sven aprendió a montar a caballo junto a su abuela, además de aprender a ordeñar a las vacas y aprender a hacer queso.

En las noches, Sven estaba encargado de encender el fuego para cocinar, cosa que aprendió de su abuelo, además de como usar la sal para conservar por más tiempo la carne.

Después de dos meses, Sven estaba ansioso por enseñarle todo lo que aprendió a sus padres, pero sus abuelos le dijeron que ellos no podrían volver durante un tiempo debido al trabajo.

Un mes después Sven empezaría a estudiar en el colegio, sus abuelos le prepararon todo lo necesario además de enseñarle como comportarse con los demás.

La comunicación con sus padres duró por dos meses a través de cartas, en ellas ambos le expresaban el amor que le tenían y siempre pedían disculpas por no estar a su lado.

El último día de nieve, Sven regresaba a su casa junto a sus compañeros del colegio, faltaban solo unos días para su cumpleaños. Al llegar frente a su casa, vio que la entrada se encontraban sus abuelos, al mirar el rostro de su abuela notó que habían rastros de lágrimas bajo sus ojos.

—Abuela, que te paso?—

Lo primero que hizo Sven fue abrazar a su abuela, a su lado su abuelo tenía un sobre en sus manos, Sven reconoció el diseño, era el mismo que usaban sus padres cuando le enviaban sus cartas.

—Sven, debes ser fuerte a lo que te voy a decir —

Ese día, Sven se quedó solo al saber que sus padres habían muerto debido a un atentado al edificio donde se quedaban.

Al abrir sus ojos, Sven notó un par de lágrimas sobre su rostro, ese dia era el aniversario de la muerte de sus padres.

Después de desayunar, Sven se puso un traje negro y salió de su departamento en dirección al cementerio donde descansaban los restos de sus padres.

En el camino compro un ramo de flores que su abuela le enseñó que le gustaban a su madre, además llevó un par de inciensos que le gustaban a su padre.

En la entrada del cementerio, el guardia miró al joven frente a él y lo saludo mientras habria la entrada, no le pregunto mucho debido a las flores en su mano y solo vio su espalda que se alejaba entre las tumbas del lugar.

Al doblar en dirección a la tumba de sus padres, Sven pudo a ver a una mujer de mediana edad que oraba frente a la tumba, ella era la hermana de su padre.

La familia de su padre al saber de su muerte nunca quiso conocer a Sven, las únicas veces que se encontraban eran cuando visitaban su tumba.

Sven saludo a la mujer, pero ella no le devolvió el saludo y luego de terminar de orar se fue sin decir nada.

No era la primera vez que a Sven le pasaba esto, aunque el nunca supo porque la familia de su padre lo odiaba.

Esa mañana, Sven se dedicó a limpiar el lugar luego de quemar los inciensos, él aún recordaba lo feliz que fue junto a sus padres y decidió que era tiempo de visitar a sus abuelos que más lo cuidaron.

Al terminar de orar frente a las tumbas, Sven quería ir a su departamento, pero el dolor de cabeza regresó junto a un fuerte mareo.

A las seis de la tarde ya era hora de cerrar el cementerio, pero el guardia recordó que un joven aún no salía del cementerio.

Cuando llegó el relevo del guardia, este le comentó que aún quedaba una persona y ambos entraron al cementerio en busca del joven.

Después de diez minutos encontraron a una persona desmayada, con fiebre alta y además labios resecos.

Al llegar la ambulancia rápidamente lo trasladaron al hospital.

En el hospital, el estado de Sven era crítico, los médicos pudieron eliminar la fiebre, pero por alguna razón el cuerpo de Sven tenía un nivel alto de deshidratación.

Después de varias horas de tratamiento conectaron a Sven a una máquina de soporte de vida para mantener estable su cuerpo.

Habían pasado varios meses desde que hospitalizaron a Sven, durante ese tiempo sus abuelos maternos y algunos de sus amigos lo visitaron, pero el estuvo en coma sin signos de despertar.

Durante esos meses en el mundo la pandemia se expandió por todos sus rincones, pero gracias a varios experimentos en las personas desarrollaron varias vacunas que lograron contener la enfermedad.

Además se desarrolló una nueva tecnología médica que podía mejorar la situación de los pacientes como Sven.

Luego que los abuelos maternos de Sven dieran permiso de usarla en él como sus tutores legales, lo trasladaron a las dependencias de la empresa encargada donde habían más personas en coma.

Durante un año no hubo mejoras en los pacientes, y varias familias decidieron retirar a sus hijos del programa, solo unos cuantos quedaron al final.

Como disculpa la empresa decidió ayudar a las familias asumiendo los gastos de mantención de los pacientes.

Al ver que les quedaban pocos años de vida, sus abuelos decidieron dejar a Sven a su cuidado esperando que si algún día se recuperara estuviera sano.

—Alguien me escucha?—

En una sala, varios gritos se escuchaban de lo que parecía ser un joven afónico.

Ya habían pasado dos horas desde que Sven recobró la conciencia, lo primero que notó fue que estaba cubierto solo con una bata médica en lo que parecía ser un ataúd de cristal.

En sus brazos tenía dos agujas que parecían ser las encargadas de suministrarle algo, pero parecian estar vacías en ese momento.

Durante un tiempo pidió ayuda, pero nadie respondió a su llamado.

Después de un tiempo empezó a usar sus piernas tratando de romper la cubierta, él pensó que no cedería, pero luego de unos minutos escuchó que la cubierta cedía.

—Porque me habrán encerrado en un lugar asi—

Con un fuerte estallido, al final la cubierta cedió y cayó hacia un costado.

Cansado, Sven decidió acostumbrarse a su cuerpo, por algún motivo sentía que había pasado demasiado tiempo desde que caminó alguna vez.

Después de dormir unas horas, su estómago empezó a sonar y se levantó hambriento.

Grande fue su sorpresa al ver que la sala donde estaba parecía haber estado deshabitada por mucho tiempo.

El lugar era un completo desastre, el polvo, las telarañas y las plantas que atravesaban las paredes no daban una buena sensación de encontrar personas por el lugar.

Caminando por el lugar, Sven no encontró ropa, más si varias mantas en las estanterías que rompió para cubrirse su cuerpo.

En la sala, habían varios ataúdes de cristal, pero no se podía ver nada en su interior por el momento.

Recordando lo hambriento que estaba, Sven empezó a buscar alimentos por el lugar.

Después de una hora solo encontró unos sobres antiguos bien sellados que contenían comida.

—Esto debería bastar por ahora—

Después de comerse un par del contenido de los sobres, aunque insípidos, sintió que eran lo suficiente para aguantar hasta encontrar más personas.

Las puertas de salida estaban bloqueadas por detrás, pensando un poco Sven camino hacia unas tuberías rotas y sacó las más firme de ellas para usarla de palanca en la entrada.

Después de varias horas no tuvo mucha suerte, solo pudo mover un poco la entrada, lo que le permitió ver parte del cielo.

—Será mejor dejarlo para mañana—

De la abertura pudo ver que se acercaba la noche, aunque era extraño para él no podía pensar en que había pasado en el mundo para que estuviera encerrado en ese lugar.

Juntando varias mantas que encontró, hizo una cama lo suficientemente cómoda para pasar la noche.

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