Cuando Mo Qiang despertó, ya era el día siguiente. Sus ojos, que estaban vidriosos debido al suero, estaban ligeramente más claros—con sus párpados cayendo y levantándose, miró al techo blanco. Una pequeña mueca estaba dibujada en su rostro mientras uno a uno los recuerdos de todo lo que sucedió con ella revoloteaban en su cabeza.
—¡Chi Chi!
El pequeño chinchilla fue el primero en notar que Mo Qiang estaba despierta, inmediatamente soltó el vaso de agua que sostenía en sus manos mientras Ya Ya y Huhu intentaban echar agua dentro y corrió hacia Mo Qiang.
—¡Chi chi! ¡Chi chi chi! —gritó el pequeño chinchilla enojado mientras golpeaba a Mo Qiang con sus pequeños puños, haciendo que Mo Qiang se riera suavemente.
—Lo sé, lo sé —se empujó fuera de la cama y luego levantó a Chi Chi en sus manos—. Estás enojado porque no llamé a ninguno de ustedes tres, pero la situación era demasiado caótica, si los hubiera llamado entonces habrían salido lastimados.
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