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Valhala

Mate a dos muchachos que quisieron acabar conmigo, eran dos más a la larga lista que tenia, pero no me hacían sentir mal, pese a que eran incluso menores que Gran y apenas un poco mayores que mi hijo Roy.

Aun así no podía distraerme con estas cosas, tenia adelante al maldito noruego que habia sido una gran grano en el culo en el pasado cuando recibimos la invasión de los barbaros vikingos.

-Kling, hubiera preferido que siguieras muerto maldito desgraciado.

Kling se mofo por mis palabras, le hacían gracia al muy bastardo.

-En tus mejores sueños matalobos falso, pero ya es hora que pagues mi deuda, ojo por ojo, Willfest... Escúchenme malditos bastardos tocadores de gaitas, el matalobos es solo mío, nadie se meta en nuestra lucha.

No hubo ninguna respuesta a lo que dijo Kling, pero curiosamente las personas comenzaron a evitarme, pese a eso no podía confiarme de que alguien me atacarme por sorpresa.

Nuestra batalla comenzó, todo fue muy rapido, los dos fuimos a buscarnos al centro, peleábamos como dos locos que estaban disfrutando del encuentro, la gran hacha de Kling más la maestría en que la manejaba me dificultaba mucho poder contraatacar, seguíamos sin descanso casi olvidándonos del resto.

El enfrentamiento con Kling me hacia recordar lo mucho que me gustaba la espada, algo contraproducente con lo mucho que odiaba la guerra, pero no podía evitar emocionarme cada vez que enfrentaba a alguien más fuerte que yo, eso hacia sacar lo mejor de mi.

Seguimos en esta danza mortal, entre dos viejos ya cansados, yo a mis cincuenta y cinco años ya no era el Sir que fui, aunque eso no quitaba que seguía siendo igual de peligroso que antes, aproveche un hueco en el ataque de Kling, me dolía admitirlo, pero pude hacer esto imitando un poco los movimientos extraños de Gran, así que me agache un poco, haciendo como una media luna con mi torso, el movimiento de mi espada fue tan limpio, tan hermoso que le rebane la mano derecha a Kling, yo habia ganado este enfrentamiento, o eso pense, mi arrogancia me nublo el juicio, cuando levante la cabeza para mirar el rostro de Kling, el me miraba con euforia.

-Que paso matalobos, ¿acaso no lo viste venir?

Su hacha me dio en el rostro, provocándome una herida desde la parte superior de mi nariz hasta la comisura del labio.

Si no hubiera sido porque estaba agachado, el hacha me hubiera abierto el rostro de par en par. La herida me dolía un puto incordio, además que no paraba de colarse sangre por mi boca.

-Vamos matalobos, esa herida aun no compensa mi ojo, no creas que esto termina aqui, además ahora debo pagarte lo de mi mano.

Por lo visto que le haya cortado una mano, no iba a impedir que ocupara esa Gran hacha que tenia.

-Maldito seas Kling, ya no estamos para estos trotes, incluso tu eres mayor que yo, no hemos vuelto débiles no crees, antes yo no hubiera podido cortarte tan fácilmente la mano, y tú no hubieras ni podido acercarte a mi rostros.

-No hablemos de los lamentos de la edad, además yo en mi sesenta inviernos aun soy un adolescente matalobos.

Los dos dejamos de charlar, tanto a él como a mi nos atacaron otras personas, tuve que moverme rápidamente pese la sangre que estaba perdiendo.

-No se metan donde puto...

-No los llaman perras de mierda.

Ambos abrimos de par en par a los soldados que nos atacaron, en este momento ambos no queríamos ser interrumpidos, sabia que estaba mal, yo debería estar preocupándome por Gran, pero mi sangre hervía por dentro, me sentía vivo después de mucho tiempo, yo... me sentía libre.

-¡Kling!

-¡Willfest!

Nuestras armas chocaron, ninguno cedía ningun centímetro, nos mirábamos como dos locos dispuesto a entregar todo para matar al otro, casi podía ver como nuestro yo pasados se enfrentaban frente a frente, pensando en que movimiento iba hacer el otro.

-Antes de proseguir, por si te mato o tú me matas, quiero pedir un disculpa matalobos.

Cada uno se empujo con las armas separándonos.

-¿Una disculpa?

-Si, fue mi hijo el que enveneno cobardemente la copa de la francesa de la cual te enamoraste.

-Si lo se, recuerdo que te envié su cabeza, escrito con una nota, ojo por ojo. - Dije algo molesto.

Kling dejo su hacha en el piso, rasgo parte de su ropa, con ella se hizo un torniquete por donde estaba su muñeca, para que la sangre brotara mucho menos de su cercenada mano.

-Si el hizo algo cobarde, de hecho estoy seguro que a el se le negó la entrada al Valhala, y debe esta en lo más profundo de Helheim, pero no quita que también quiera venganza, tú perdiste una mujer, pero ganaste una hija Will, yo perdí a mi unico heredero, mi propia sangre, pido disculpa por haber fallado como padre, y reclamo mi venganza por mi hijo, como por mi ojo.

Algo golpeo mi rostro como unas gotas que tocaron mi rostro, no era mi sangre que brotaba por mi rostro era algo distinto, entonces vi como Kling se puso a reír mirando el cielo, se puso a llover fuertemente, ya era difícil tener que luchar sobre los cuerpos de aliados y enemigos, ahora tenia que lidiar con la lluvia.

-Podemos proseguir viejo loco...

Un fuerte escalofrió recorrió todo mi cuerpo, me sentí una presa en la mira de un ave de rapiña, mire al cielo viendo a varios cuervos sobrevolar el cielo.

La misma sensación que me dio esa cosa que nos ataco el día que transportábamos a Gran en la celda.

-¡Parece que no es tú día de suerte matalobos, mira Odín viene a ver nuestro combate!

-Sin duda estas loco, podemos proseguir, o tengo que escuchar más disculpas estúpidas y desvaríos de alguien que perdió la cabeza.

-Bien Willfest prosigamos.

El se acerco como un loco, reía con cada golpe que me enviaba, tanto por la sangre en mi rostro como por la lluvia me molestaban para moverme, sin contar los cadáveres bajo mi pies.

Nuestras armas no hacían nada más que chocar, pero el estaba teniendo la ventaja en este enfrentamiento, el se movía mucha más rapido que yo, no lo entendía, el tenia una herida peor que la mía, y el seguía como si no hubiera pasado nada, yo me sentía algo mareado por toda la sangre que habia perdido.

-¿Qué sucede matalobos, ya te cansas?

El viejo lunático dio un salto en el aire girando dándome un gran golpe con su Gran Hacha que a media bloqueo, me hizo una herida muy severa un poco más abajo del hombro.

-Te volviste viejo matalobos, si tendrías que enfrentarte a Argus a día de hoy, el te mataría muy rapido.

-Chupamela Kling.

El golpe habia hecho que una de mis rodillas tocara el suelo, el hacha aun la tenia incrustada en mi brazo, mientras Kling la sostenía, el con un fuerte ademan, la retiro.

-Agradece que tienes huesos fuertes si no hubieras perdido tu brazo izquierdo Willfest... que desgracia, pero al menos tendré mi venganza, ¿unas ultimas palabras?

Sentía miedo, pero ese miedo no era por Kling, mi cuerpo se sentía muy estresado por la presencia de los cuervos que sobrevolaban el campo de batalla mientras llovía, sentía que algo más peligroso que Kling me merodeaba por ahí.

-Si vas a matarme hazlo rapido Kling, así al menos ya no tendré que ver tu horrible cara.

-Cómo quieras Willfest, pelaste bien.

Me habia dado por vencido, al final ya me volví viejo, contemple mi inevitable final, estaba listo para aceptarlo, pero ahí estaba un grito de un maldito desgraciado que me hizo enojar me arrebato mi momento de paz.

-Ni te atrevas a morir, maldito perro desgraciado, Will es una puta orden, no mueras. - Gritaba Gran con fuerza en algún lugar.

Ese maldito mocoso, como se atrevía incluso a molestarme cuándo aceptaba mi muerte, lo voy a hacer sufrir tanto que me va a implorar arrastrándose.

Rodee hacia el lado, para esquivar la Gran hacha que paso muy cerca de mi cabeza, incluso me corto algo de cabello, con lo afilado que estaba esa mierda.

Aproveche la sorpresa de Kling, que abanico con mucha fuerza, dejándolo descubierto.

-Lo lamento, pero creo que oíste a mi joven señor, el muy maldito egoísta se niega a dejarme morir.

Atravesé el pecho de Kling, ocupe tanta fuerza que incluso lo habia levantado por los aires mientras el se quejaba de dolor con una sonrisa en la boca donde brotaba mucha sangre.

-Eso fue sucio Willfest.

Retire mi espada dejándolo caer sobre los cadáveres de los os bandos sobre los que luchábamos.

-Si, lo se, pero mi señor no le gustan los juegos limpios, supongo que se me habrá contagiado un poco de su terrible manera de ser Kling... luchaste bien nórdico.

-Si... lo veo al fin... gracia matalobos... el ya viene, veo las puertas del gran comedor abriéndose ante mi, no sabes cuanto te agradezco por abrirme las puertas Willfest... muere bien.

-Muere bien Kling, descansa en tu Valhalla.

Me agache para cerrarle los ojos, el viejo Kling ya estaba muerto de una vez, en cambio yo vivía, pero en un pésimo estado, tanto mi rostro como mi brazo necesitaban ser atendidos con urgencias, mire a mi alrededor, vi a Gran parado sin hacer nada mirándose la mano, el no se daba cuenta que alguien corría como una bestia sedienta de sangre por su cabeza.

-Por un demonio, Gran muévete mierda. - Grite.