La noche había caído. Teníamos los nervios de punta, pero no podemos dejar que estos interfieran con lo que debemos hacer. Para esto fuimos entrenados. Sería una completa deshonra a la organización el cometer cualquier tipo de error. Todo está bien planeado, incluso tenemos un plan B, un plan C, y así hasta la Z. Nos hemos preparado para cualquier situación que se nos presente. Nada puede salir mal. Debemos calmarnos.
Taehyung mira las pocas estrellas que hay en el cielo. No sé si las contempla o está esperando la señal por parte de la Unidad 1 para poder infiltrarnos en el edificio.
Nos sorprendimos de la poca seguridad que tiene el lugar, después de todo lo que menos quieren hacer es llamar la atención. Un montón de matones protegiendo este lugar puede atrapar las miradas de varias personas que pasan por aquí. Es inteligente mantener a todo el personal de seguridad dentro. Sin embargo, también es una desventaja para ellos. Ya que nosotros sabemos los puntos ciegos de las cámaras de vigilancia, es sencillo escabullirnos dentro.
—Taehyung— llamé. Él se giró a verme—. Nunca te lo dije, y no sé por qué lo digo ahora, pero te agradezco por todo.
Me miró extrañado. Claramente no se esperaba que le dijera eso minutos antes de llevar a cabo una misión sumamente importante. Ni siquiera sé por qué digo esto, simplemente me nació. Salió de mí. Se escapó como si fuera ahora que debía decírselo.
—Cuando llegué a la casa, tú fuiste el primero en darme la bienvenida y aceptarme— sonreí tímida—. Me sentí querida. Me diste el calor de algo que mi madre no pudo darme, hermanos. Te convertiste en una parte importante de mi vida en poco tiempo. Gracias a ti, Namjoon me dio una oportunidad. Debido a ti es que conocí a Jimin. Básicamente eres la base de la gente en quien confío. Sin ti, me desmoronaría.
Taehyung se acercó a mí y se puso en cunclillas para llegar a mi estatura, pues me encuentro sentada en un bloque de cemento. No dijo nada, solo se limitó a sonreír y revolver mi cabello. No me es extraño que haga esto, pero usualmente lo hace haciendo contacto visual. Esta vez cerró los ojos, como si no quisiese ver mi rostro y solo hiciera tal gesto para consolarme. No le tomé demasiada importancia, es posible que solo esté algo tenso por la misión.
Escuché el chasquido de unos dedos. Mi mirada viajó hasta Jin, había sido él. Era la señal para nosotros. La Unidad 1 ya debe estar dentro del edificio. Encendimos los comunicadores y procedimos a entrar por la salida de emergencia, la cual había sido disfrazada con un arbusto de rosas espinosas. Es un ducto recto y de concreto. Esto último es una ventaja porque no hará ruido cuando estemos en él. El primero en entrar fue Yoongi, le siguió Jin, luego yo y al final Taehyung.
Frente a nosotros hay una rejilla que no deja ver mucho hacia dentro del edificio. Sin embargo, confiamos en la falta de ruido y salimos. Estaba frío, con poca luz y completamente solo. Si no hay nadie, entonces no tarda en llegar alguien de seguridad para asegurarse de que todo está bien.
—¿Ya están dentro?— la voz de Namjoon viajó a través del comunicador hasta nuestros oídos.
—Afirmativo— respondió Jin.
—Bien, intenten subir hasta el segundo piso, creemos que ahí es donde se encuentra la cabeza del Clan. En el tercer piso solo tienen las habitaciones donde hacen sus cochinadas— explicó Nam.
Nos miramos entre nosotros y asentimos en acuerdo. Con cautela, caminamos hacia donde se veían unas escaleras. Lógicamente estas deben conducir a una puerta que nos lleve a la primera planta del lugar. Es posible que esta sea la más poblada. Mientras más te acercas, más se escuchan las voces de los hombres coqueteando con las chicas, el sonido de los vasos de cristal chocando por un brindis, y la música de bajo perfil que suena de fondo.
De un momento a otro, todos nos congelamos. Se escuchó que alguien movía la perilla desde el otro lado de la puerta. Después de reaccionar, cada quien buscó un lugar para pasar desapercibidos. Yo elegí ponerme detrás de un estante que yace a unos cuantos metros de la puerta. No alcancé a ver el escondite de los demás. Las pisadas del hombre quien había entrado al sótano se escuchaban con más claridad a medida que se adentraba al lugar.
Cuando terminó de patrullar, se dirigió a la puerta de nuevo para salir. Un estornudo por parte de Jin hizo que el hombre se detuviera. Miró por encima de su hombro intentando averiguar de dónde había venido el sonido. Se apresuró a donde Jin se escondía. Una vez que pasó el estante donde me escondía, salí y lo noqueé.
—Bien hecho Jin— felicité de manera sarcástica.
—Lo siento— dijo rascándose la nariz—. Es mi alergia. Había demasiado polvo ahí.
—Que conveniente— dijo Yoongi rodando los ojos.
—No es mi culpa nacer con eso— defendió el mayor.
—Dejen de discutir como niños pequeños por cosas sin sentido y manténganse en el plan— pedí entre dientes.
—Ya, ya, lo siento— pidió Yoongi levantando las manos aparentando inocencia.
—¿Qué haremos con él?— preguntó Taehyung tocando delicadamente con su dedo índice la espalda del hombre en el suelo.
—Inyectarle algo para que no despierte hasta que nos vayamos. De todos modos, no ha visto nuestros rostros, así que no debemos preocuparnos por él— indicó Jin sacando una jeringa del interior de su traje. Tomó un pequeño frasco de una bolsa den su cintura e introdujo la jeringa en este. Una vez que la droga entró en la jeringa, Jin procedió a levantar la manga de la camisa del hombre. Tenía un tatuaje. Una aguja. Jin inyectó la droga en el hombre—. Bien, no debería despertar en, al menos, ocho horas.
—¿Cómo van ustedes?— preguntó Yoongi, claramente, hacia los de la Unidad 1.
—Estamos por bajar, ¿qué hay de ustedes?— respondió Hoseok.
—Vamos a salir del sótano— informé a todos mientras me dirigía a la puerta.
Abrí la puerta y unas luces de colores invadieron mi vista. Era como en un antro, oscuro y con luces de colores. Me maree por un momento. Yoongi me sostuvo por la espalda para que no me tambaleara. Seguí el camino hacia las escaleras que conducían al segundo piso. Los hombres estaban demasiado ocupados manoseando a las chicas mientras sostenían su vaso de licor en una de sus manos. Las chicas variaban en expresiones, estaban aquellas que se veían incómodas y las que fingían disfrutar del manoseo. Era imposible no verlas. Incluso si el ambiente era demasiado húmedo y no era agradable a la vista, eso mismo era lo que te impedía apartar la mirada.
—Parker— llamaron detrás de mí. Giré a verlo. Yoongi me pedía con la mirada que siguiera avanzando. Asentí y seguí el camino.
El pasillo de las escaleras estaba completamente negro. No podía ver nada. La luz comenzó a prenderse y apagarse repetidamente. A medida que subía, la intermitencia no paraba. Se escuchó un golpe de alguien cayendo por las escaleras detrás de mí. Taehyung había pateado a un hombre de seguridad y este cayó hacia atrás. Volví la mirada hacia el frente. Había dos hombres bajando las escaleras directo hacia nosotros.
—Nos han notado— avisó Jimin por los comunicadores.
—¿En serio Sherlock?— pregunté sarcástica sacando una navaja del bolsillo de mi pantalón.
Pasé la navaja rozando por la cara de uno de los hombres cortando ligeramente su mejilla. Yoongi se adelantó para hacerse cargo del otro. Taehyung seguía contra los que querían subir las escaleras. Proporcioné un golpe con la rodilla en los bajos del hombre que intentaba golpearme. Su cuerpo dejó de reaccionar y comenzó a caer lentamente. Aproveché para clavar la navaja en su abdomen, golpear su rostro y luego tirarlo por las escaleras.
—¡Vámos, rápido!— ordenó Yoongi mirándonos.
Tae lidió con el último de los hombres. Llegamos al segundo piso. Ahí se encontraban los de la Unidad 1 luchando contra más hombres de seguridad. En serio que no se cansan. Tomé unos pequeños aparatos que sirven para dar electrochoques a quien los use. Cuando tuve la oportunidad, lancé uno a cada miembro de la Unidad 1 y estos se los pusieron a sus contrincantes. Pulsé un botón negro y todos los hombres cayeron al piso debido a la descarga.
—¿Ya saben dónde está la cabecilla?— pregunté apartando un mechón de cabello de mi rostro.
—Tercera puerta— informó Namjoon.
Caminamos hacia esta. No había nadie que cuidara la puerta, pero se veía que estaba cerrada por dentro. Jungkook abrió la puerta de una patada, ya no importaba si llamábamos la atención. Lo tenemos. Entramos mientras sosteníamos en mano un arma, por si acaso él también posee alguna cerca.
—LOA, queda detenido— avisó Namjoon al haber entrado.
Las puertas se cerraron detrás de nosotros. Hombres comenzaron a salir de todas partes sosteniendo armas. Esto era una emboscada. Lo tenían planeado, sabían que vendríamos el día de hoy.
—Bienvenidos— dijo un hombre tras el escritorio frente a nosotros—. Los estábamos esperando.
—¿Ah sí?— bufó Jungkook.
—Verán, el incidente que causaron en una de mis casas no fue muy de mi agrado— dijo agrio, pero con una sonrisa hipócrita en el rostro—. No fue difícil saber de qué organización se trataba. Tenemos una larga relación de hostilidad con la LOA. Ahora, lo difícil era encontrar el perfil de los agentes que nos atacaron. Sin embargo, un bello ángel nos dio toda la información que necesitábamos— el hombre se levantó de su asiento.
Era difícil verle el rostro porque no daba luz en su lugar. Su voz era grave y suave, estaba demasiado relajado. Algo no anda bien. ¿Alguien les dio la información? Nadie además de los del equipo estábamos enterados de lo que haríamos. No se lo dijimos a nadie además de a mi padre. Dudo que haya decidido hundir su propia organización.
—Anda, chico— habló general—. Ya no tienes por qué esconderte entre ellos. Has hecho bien tu trabajo.
¿Qué mierda está pasando? ¿Hay un doble cara en el equipo? No, solo nos quiere hacer dudar de nosotros.
—Deje sus juegos de lado— rugió Jimin—. No es como si viniéramos solos, uno de nosotros ya se ha encargado de pedir los refuerzos.
—Ah sí— rió el hombre entre las sombras—, los refuerzos. No tenemos de qué preocuparnos, no vendrá nadie. Que no sepan qué es lo que ocurre me encanta. Eso significa que hemos entrenado a nuestro chico bien.
—¿Está suponiendo que hay un infiltrado entre nosotros? No joda— atacó Jungkook irritado.
En ese momento uno de nosotros bajo su arma. Su mirada estaba en el suelo, su flequillo no me deja ver su rostro. Tiró el arma al suelo. Pasaron breves segundos que me parecieron una eternidad. Su cabeza comenzaba a subir lentamente. Su mirada cambió, era oscura. No podía reconocerlo. Es una persona completamente diferente a la que conozco. Mi corazón dio un vuelvo, quería salirse de mí. Las palabras no salían de mí. Los demás estaban igual, congelados en su lugar sin decir una sola palabra.
—Vamos, chico, ven— el hombre entre las sombras extendió su mano.
Él comenzó a caminar hacia él.
No es cierto. No es cierto. No es cierto. Él no nos traicionó. Él no me traicionó. Mi piel se ha puesto pálida, la respiración se me entrecortaba y los ojos me picaban. Sus pasos eran determinados. Pasó por mi lado, pero sus ojos ni siquiera se molestaron en encontrarse con los míos. No había un plan para esto, estoy en blanco. Vi su espalda, que poco a poco se alejaba de mí. Quería alcanzarlo, tomarlo por la camisa y sacudirlo repetidamente para que se diera cuanta de lo que está haciendo.
Al fin, tomó la mano del hombre entre las sombras. Se acercó un poco a él, le ha dicho algo. Entonces comenzó a sacarse la camisa aún estando de espaldas. Había un tatuaje en su hombro derecho. Asemejaba una aguja. Su cuerpo se giró lentamente hacia el frente. Nos daba la cara.
—Buen trabajo, chico— rió el hombre—. Ah, equipo— dijo dirigiéndose a nosotros—. Les presento a mi más reciente recluta. Kim Taehyung.