"La verdad es... "
"Que solo quería ser protegido... "
"Y amado..."
"Pero estaba solo...."
"Mi única opción-"
"....Era sobrevivir"
....
(Punto de vista en tercera persona)
El barro negro arrasaba todo a su paso, destruyendo todo lo que tocaba y consumiendo a cualquier lamentable alma que estuviera a su alcance, dejando un rastro de destrucción y miseria donde pasaba, una calamidad divina que traía muerte y maldecia la tierra misma por la que se arrastraba con el único fin de ahogar el mundo mismo con su incontable cantidad de maldiciones.
Afortunadamente, algunos eventos que sucedieron antes de este desastre evitaron que se extendiera al resto del mundo y solo entonces la calamidad se limitaba en esta una pequeña parte de esta región, que aunque pequeña, estaba habitada un momento antes por una cantidad de personas que ahora no eran más que cenizas para este punto. Donde quiera pasaba el barro, dejaba un rastro de destrucción y un fuego infernal que quemaba todo aquello que no había logrado engullir una vez antes.
La escena actual parecía sacada de un relato bíblico sobre el apocalipsis.
El barro negro seguía fluyendo, buscando a nuevas víctimas para consumir o corromper con sus retorcidas maldiciones.
Hasta que lo 'sintió'.
Un ser.
Algo que se sentía humano.
Pero a la vez.
Tampoco lo era.
A lo lejos, se vió la silueta de un niño corriendo, estaba cubierto por una capucha, huyendo en la dirección contraria de donde se encontraba el barro.
El barro negro, no dispuesto a dejar que su nueva presa escapara, atacó con una intensidad en dirección del niño en busca de consumirlo.
En una muestra de alguna especie de retorcida semi-concienca, tendió una trampa al niño y cuando estuvo en su momento más vulnerable, atacó.
A partir de sus sentimientos de desesperación y la necesidad de sobrevivir, estando completamente solo, sin nadie que viniera a su salvación.
El niño grito, sus ojos azules se cerraron con fuerza y las lágrimas empezaron a caer de sus ojos cuando el barro negro empezó a caer sobre el.
Justo antes de que pudiera engullir al niño en sus terribles maldiciones, algo sucedió.
Algo sorprendente.
De pronto, una terrible presión se sintió en todo el ambiente, el aire mismo se sintió pesado y una increíble cantidad de poder empezo a emanar en forma de un aura oscura azulada desde donde estaba el niño.
Abrió sus ojos nuevamente, pero esta vez, eran unos orbes que brillaban de un intenso rojo carmesí.
Como un mecanismo de defensa natural, como si fuera un animal acorralado contra sus depredadores, algo dentro de el, en lo mas profundo de su interior, respondio a sus súplicas.
El niño, sin ser consciente o no, tiro de esto que estaba en lo más profundo de su ser y alma.
Y luego sucedió.
Se escuchó un estruendo, y donde antes estaba el niño, se había formado una cúpula de energía azul oscuro intenso que desintegro el barro maldito que cayo sobre el.
Hasta que de un momento a otro, esta cúpula se retrajo ligeramente para que después se expandiera hacia afuera a una velocidad tremenda hasta desvanecerse y estallar en un estallido de luz.
Una poderosa onda de choque se formo como resultado y disperso por todos lados en el aire el resto del barro maldito que antes había sido una amenaza para la vida del niño.
Solo entonces, cuando todo estaba calmado, fue que se pudo apreciar que donde antes estaba el niño, ahora estaba la silueta de una criatura humanoide cubierta de una aura oscura de poder que emanaba continuamente y cuya apariencia era penas visible, la cual solamente podría describirse como un ser sacado del infierno mismo.
Como un Demonio.
Lo que si se podía apreciar, era una espada sin desenvainar, una katana, que sostenía en una de sus manos y un medallón dorado con una gema roja que colgaba de su cuello y el cual sostenía en su otra mano con mucha fuerza, agarrandolo con como si fuera lo mas preciado en el mundo.
Sin embargo, esta escena no duro mucho.
Pues, de un momento a otro, la presión que había en el ambiente, el poder oscuro que emanaba de el, de la nada, se desvanecieron de un momento a otro.
Donde antes estaba el ser demoníaco, ahora era un niño desplomanse en el suelo, la espada que sostenía en su mano rápidamente se convirtió en particulas de luz para después desvanecerse hacia el medallón que colgaba del cuello del niño.
El niño no parecía pasar de los 7 años, tenía el pelo de un color blanco inhumano, que hablaba de una herencia sobrenatural, y vestía lo que parecía ser un suéter desgastado de color negro que ya estaba destruido en algunas partes, unos pantalones cortos y llevaba puesto un par de botas en sus pies.
Y al igual que en su homólogo de los mismos poderes, su herencia demoníaca se despertó en su momento más bajo de necesidad, como resultado de como en su necesidad de sobrevivir y sus intensas emociones negativas, había dejado salir su demonio interior.
O en sencillas palabras.
Había desatado su [Devil Trigger].
Cayendo agotado, el despertar abrupto lo había salvado de un terrible destino, pero por ahora, el niño podría continuar con seguridad.
Pues su viaje apenas estaba empezando.