Zhou Zishu frunció el ceño ante su mano que había sido expulsada.
Ye Baiyi miró hacia atrás y dijo fríamente: —No está mal. Finalmente lo has llevado al límite de su muerte, ¿Estás satisfecho?
Wen Kexing fue el único con algo de conciencia.
Se inclinó para "recuperar" a Zhang Chengling, colocó una palma en su espalda y canalizó un delgado hilo de qi verdadero en su cuerpo.
Un rato después, emitió un suave sonido de sorpresa y dijo: —Este niño... increíblemente, sus meridianos son más amplios que los de cualquier persona común por naturaleza. ¿Podría ser que en realidad es un talento maravilloso?
Zhou Zishu respondió: —En efecto. Lo descubrí cuando lo estaba ayudando a regular su qi después de que fue herido por las ondas de choque de "Canción Encantada" aquella vez.
Tomó a Zhang Chengling de las manos de Wen Kexing.
La cara del joven estaba pálida y su frente estaba muy tensa. Los dobladillos de las piernas de sus pantalones colgaban sobre sus tobillos, con un tamaño demasiado corto.
En el corto período de un mes y medio, parecía haberse vuelto un poco más alto.
Zhang Chengling nació en la familia Zhang y, además, era el único hijo del Héroe Zhang; después de tantos años, no debería haber sido tan deslucido.
Ese día, cuando Zhou Zishu había ayudado a sanar su lesión, descubrió que los cimientos neigong de este niño habían sido construidos de manera sólida; era sólo que no podía usarlos.
Para hacer una comparación, era como un niño pequeño al que se le había otorgado un gran arma afilada, pero que no tenía la fuerza para empuñarla.
Al presenciar esto, Ye Baiyi también lo encontró interesante, y extendió una mano para pellizcar a Zhang Chengling en varias partes de su cuerpo.
Él comentó curiosamente: —Increíblemente, tal persona existe en esta tierra: una con un cerebro fenomenalmente estúpido, pero nacida con un gran físico. ¿El cielo tiene la intención de que él lleve una vida bendecida o una vida difícil?
A partir de entonces, miró a Zhou Zishu y dijo: —Sus meridianos son claros y amplios. En primer lugar, es un material excelente para trabajar, pero su habilidad para comprender conceptos es demasiado pobre, y por el contrario, tiene más dificultades que cualquier otro para descubrir el camino... Sí, puedes presionarlo un poco más; de todos modos, no morirá pronto.
Afortunadamente, Zhang Chengling simplemente se había desmayado.
Debido a Zhang Chengling, ese día, los otros tres decidieron encontrar un lugar para quedarse y esperar una noche para que este pequeño hombre se recuperase antes de ingresar a las montañas.
Como de costumbre, Zhou Zishu fue puntualmente torturado a la medianoche por los clavos en él.
Se acurrucó en una bola, con los dedos presionando sobre su pecho, pero no usó su energía interna para reprimirlo.
Sólo se acostó en la cama con los ojos abiertos, mirando la luz de la luna que brillaba a través de la ventana, como si estuviera aturdido; estaba experimentando íntimamente la sensación de los clavos en su cuerpo.
En comparación con antes, los clavos no simplemente dolían cuando actuaban como ahora.
La sensación original de que alguien estaba usando un pequeño cuchillo para rasgar su pecho parecía haber disminuido, o podría ser que ya se había adormecido.
Pero por el contrario, había una nueva sensación gradual de algo que pesaba sobre su pecho que hacía que su aliento vacilara entre exhalaciones, y parecía haberse vuelto más y más distintivo en los últimos días.
Zhou Zishu sabía que esto era una especie de presagio. De los tres años, ya había pasado casi la mitad.
Hace mucho tiempo, solía pensar que estos tres años adicionales eran una especie de amabilidad. Pero ahora sólo sabía que, de hecho, eran otra forma de cruel tortura.
La muerte no lo asustaba; durante los últimos veinte años, no había sido fácil para él sobrevivir hasta hoy.
Todas las técnicas que había usado para obligar a Zhang Chengling a practicar el kungfu eran las que había sufrido él mismo cuando era más joven; había sufrido algunas aún más despiadadas, y ni siquiera tenía el don natural de ese niño para soportar esa dureza sin el más mínimo daño.
Había vivido tanto y experimentado tantos eventos que no temía a nadie ni a nada en esta tierra. Si no temía a nada en la vida, ¿Qué tenía de aterrador la muerte?
Sin embargo, lo que lo agonizaba eran estos tres años, en los que tenía que contar los días mientras esperaba su muerte.
Había resistido mucho con su voluntad inquebrantable, y nunca tuvo deseo de morir.
Sin embargo, en estos días, donde tenía más libertad, menos ambiciones que perder y era más alegre y libre, tenía que esperar a que llegara la muerte.
¿No era muy irónico?
Zhou Zishu descubrió que esto probablemente era otra cosa estúpida que había hecho.
En ese momento, alguien llamó a su puerta desde el exterior. Zhou Zishu hizo una pausa, desconcertado; Wen Kexing y Ye Baiyi nunca llamaban.
Se bajó de la cama.
La oleada de dolor sordo en su pecho casi lo hizo recostarse nuevamente.
Su mano inconscientemente se apretó alrededor de la manta; tomando dos respiraciones profundas, utilizó su verdadero qi con un esfuerzo extenuante para suprimir esa sensación sofocante, antes de finalmente poner una expresión hosca para abrir la puerta.
Zhang Chengling estaba de pie afuera, con una mano todavía vacilante levantada como si hubiera querido tocar de nuevo.
Una vez que la puerta se abrió y vio la pobre complexión de Zhou Zishu, instantáneamente bajó la cabeza con culpa y angustiado como si hubiera cometido algún pecado abominable, murmuró con una voz tan suave como el zumbido de un mosquito, "Shifu".
Zhou Zishu frunció el ceño: —¿Qué estás haciendo?
La esquina de la boca de Zhang Chengling se tiró hacia abajo.
Parecía que quería llorar, pero lo estaba reteniendo: —Shifu, me acabo de despertar... y no pude volver a dormir.
Zhou Zishu se cruzó de brazos y se apoyó contra el soporte de la puerta, burlándose: —Entonces... ¿Estás diciendo que quieres que te cante una canción de cuna y te duerma?
Zhang Chengling enterró su cabeza aún más abajo; Zhou Zishu temía que su cuello se rompiera.
Actualmente era invierno, e incluso en Shuzhong, hacía bastante frío a medianoche.
Con su lesión interna actuando, Zhou Zishu no podía soportar el clima muy bien.
Todavía sintiendo un poco de frío por la leve brisa que soplaba sobre él, tomó su botella de vino y bebió un gran trago, mirando a Zhang Chengling con molestia mientras preguntaba: —¿Puedes ser más directo? Si tienes algo que decir, dilo rápidamente. Si tienes que tirarte un pedo, tíralo rápidamente.
Zhang Chengling dijo en voz baja: —Shifu, soñé con mi padre y con ellos nuevamente. Ha pasado tanto tiempo, ¿Por qué no los he olvidado? ¿Soy especialmente inútil?
Zhou Zishu hizo una pausa. Después de un largo rato, Zhang Chengling asumió que Zhou Zishu ya no quería molestarse con él, y furtivamente levantó la cabeza para mirarlo.
Lamentaba mucho venir aquí sin haberlo pensado dos veces, pero luego descubrió que Zhou Zishu se había girado ligeramente para dar un paso a un lado, y asintió levemente con la cabeza, indicándole que entrara.
Como si hubiera sido aliviado en gran medida de una carga, Zhang Chengling se metió obedientemente detrás de él.
Zhou Zishu encendió la vela. No había agua en la habitación, así que tomó una taza, abrió el frasco para verter media copa de vino y se la entregó a Zhang Chengling.
Zhang Chengling no sabía que su vino era fuerte y bebió un trago, sólo para sentir un pequeño fuego quemar una línea desde su garganta hasta su estómago.
Su rostro se puso rojo al instante y se atragantó, incapaz de formar ninguna palabra.
Zhou Zishu miró su comportamiento tonto, y su rostro tenso se relajó ligeramente por sí solo.
Volvió la cabeza a un lado, riéndose ligeramente.
Esta era la primera vez que Zhang Chengling veía a su "estricto maestro" reír en su dirección con su propia cara, y ni siquiera se atrevió a exhalar demasiado fuerte, mirándolo tontamente.
Cuando se conocieron en Jiangnan ese año, no tenía a nadie en quien confiar.
A su alrededor, sólo había un hombre que hablaba locuazmente con los demás pero que tenía pocas palabras para él, así que se terminó aferrando a su shifu como un hombre ahogándose que se aferra a un salvavidas.
Sabía que su shifu era bueno, y no podía evitar querer estar cerca de él, pero también temía haber provocado su irritación, aunque éste ya parecía estar de antemano perpetuamente irritado por él.
Poco a poco, su cautela se convirtió en un respeto temeroso; cada vez que quería hablar con él, sufría un temblor de nervios.
Pero aun así, cada vez que se sentía triste, no podía evitar ir a buscarlo.
En el corazón de Zhang Chengling, su padre y shifu se veían completamente diferentes de pies a cabeza, pero por alguna razón desconocida, simplemente sentía que eran el mismo tipo de persona.
Ese tipo de persona que era alta y voluptuosa, valiente y fuerte, y que... lo trataba bien.
Zhang Chengling dijo: —Shifu, seguimos al Mayor Ye aquí para buscar ese Monte Marioneta y preguntar sobre la Armadura Lapizláluzi. Después de aclarar las cosas que sucedieron hace tantos años, ¿Sabremos por qué querían matar a mi padre?
Zhou Zishu arqueó una ceja y evitó el tema para dar una respuesta rápida: —Quién sabe.
Zhang Chengling frunció el ceño y se sacudió el cerebro por un momento antes de decir: —Shifu, ¿Crees que hay personas que matarían a otros sin ningún motivo? He pensado mucho en eso, ¿Es la razón por la que querían matar a mi padre, porque mi padre ha hecho algo malo?
Zhou Zishu lo pensó por un momento. Esta pregunta era demasiado compleja y lo había dejado perplejo.
Sin saber cómo explicarlo por el momento, bajó la cabeza para mirar al pequeño que todavía estaba frunciendo el ceño como si estuviera preocupado hasta los huesos, lo levantó del cuello de la ropa y lo arrastró fuera de la habitación, diciendo:
—Has dormido tanto en el día que dejas pendiente toda la mierda que tienes que hacer y no puedes dormir por la noche; ya que tienes que partir primero para evitar quedarte atrás como un estúpido y lento pájaro, también podrías practicar correctamente. Parece que no te he presionado lo suficiente, porque todavía tienes la energía para seguir imaginando tonterías.
Mientras hablaba, agarró un puñado de pequeñas piedras del suelo, dobló los dedos y, de la nada, arrojó una hacia Zhang Chengling.
Zhang Chengling no pudo esquivar a tiempo; la piedra lo golpeó justo en la cabeza, y justo cuando exclamó "Aiyo", otra piedra ya estaba llegado.
Al no tener otra opción, sólo pudo alejarse sobre sus manos y rodillas, mientras su malvado demonio shifu se burlaba: —En el kungfu que te enseñé, no hay ningún movimiento llamado "Perro come mierda".
En ese momento, Zhang Chengling no tuvo tiempo para pensar, y sólo pudo hacer todo su esfuerzo para contrarrestar esas pequeñas piedras que caían en cascada sobre él como una red bien tejida sin salida.
Sólo dejó escapar un suspiro de alivio cuando Zhou Zishu agotó sus piedras, pero incluso antes de haber terminado de exhalar ese aliento, lo escuchó decir:
—¿Ese es tu intento de la Formación de los Nueve Palacios de las Nubes a la Deriva? ¡Incluso el arrastre de una araña es más agradable de ver! Los primeros pasos se realizaron de manera adecuada, pero ¿Qué fueron esos pasos al final? Te quedas aquí y lo haces de principio a fin. ¡Si vuelves a cometer un error, te romperé las malditas piernas!
Asustado por la cautela extrema y de la manera en que entrena un bebé que aprende a caminar, Zhang Chengling contempló profundamente cada paso antes de levantar la pierna.
Estaba pisando con más cuidado que una vieja abuela lisiada, como si temiera pisar y matar incluso una hormiga en el suelo.
De vez en cuando, todavía tenía que echarle un vistazo a Zhou Zishu, constantemente preocupado de que éste le causara problemas de repente y realmente le rompiera las malditas piernas.
Zhou Zishu se sentó, pensando que esta pequeña cosa era ciertamente inútil.
Su pecho todavía se sentía apretado; momentáneamente incapaz de contenerlo, giró la cabeza hacia un lado y comenzó a toser.
Un siniestro rastro de rubor apareció en su pálido perfil lateral. Bajo la luz de la luna, parecía bastante aterrador en su severidad.
En ese momento, sintió un calor en la espalda.
Al mirar por encima del hombro, vio a Wen Kexing, que había aparecido hace algún tiempo sin que él lo notara, parado detrás de él y colocándole un abrigo.
En silencio, se sentó junto a Zhou Zishu, y después de un rato, preguntó de la nada: —¿Duele?
Zhou Zishu se burló: —¿Qué tal si lo pruebas también?
De repente, Wen Kexing extendió su mano para probar las aguas, abriendo suavemente la parte delantera de su túnica.
Por alguna razón desconocida, Zhou Zishu no se escabulló, sino que se sentó allí, con el frasco con la mitad del vino restante todavía colgando de su mano.
Wen Kexing observó la vista de su pecho, que era tan esquelético como sus dedos, y el clavó superior enterrado en él.
La luz en sus ojos parpadeó. Luego, tomó una bocanada de aire profunda y repentina, y volvió a colocar la túnica de Zhou Zishu.
Los dos se sentaron hombro con hombro, pero no tenían palabras el uno para el otro en ese momento.
Un tiempo después, Wen Kexing finalmente preguntó: —Después de tanto esfuerzo durante todos estos años, finalmente encontré a una persona con la que tengo afinidad y que es de mi agrado. ¿Puedes no morir por mí?
Zhou Zishu preguntó en respuesta: —¿Es algo a lo que tengo que responder?
Wen Kexing no dijo nada más. Suspirando de repente, apartó su mirada de Zhou Zishu como si ya no quisiera verlo más y fijó sus ojos en Zhang Chengling, que se tambaleaba en el patio como un niño que aprende a caminar.
Recogió casualmente algunas piedras del suelo, y tomando una, golpeó a Zhang Chengling justo en su parte inferior.
Luego dijo: —Pequeño hombre, lo que llaman ligereza marcial del cuerpo se reduce a una sola palabra: velocidad. Estás allá, tomándote tu tiempo como si estuvieras bordando flores, ¿Es eso practicar qinggong? Los pasos y todo eso es superficial. Incluso si no das un solo paso en falso, ¿Tiene alguna utilidad hacerlo tan lentamente?
Zhang Chengling los miró a los dos, sintiéndose muy ofendido.
Descubrió que estos dos no sólo diferían en sus opiniones sobre la práctica del qi, sino que también diferían en la forma en que enseñaban qinggong; simplemente no había forma de que siguiera viviendo.
A un lado, Wen Kexing siguió insistiendo: —Tienes que ser rápido —mientras le lanzaba las piedras en persecución.
Aunque Zhou Zishu no habló, su mirada no dejó los pies de Zhang Chengling ni un segundo, ya que el depredador esperó a que se resbalara para tener una excusa para romperle las piernas...
Esta noche no podría haber sido más estresante.
Zhang Chengling suspiró en silencio en su corazón, y de repente recordó que su sueño nunca había sido convertirse en un maestro sin igual de las artes marciales.
Si no hubiera sido por la repentina tragedia de la familia Zhang, él, en verdad, sólo deseaba abrir una tienda de postres en el futuro, ganar lo suficiente para alimentar a su familia, cumplir con sus deberes filiales y ocuparse de manera armónica y acogedora.
Nunca se había atrevido a hablar de este sueño. Ahora, estaba aterrorizado de sólo pensarlo.
Al amanecer del segundo día, después de que Ye Baiyi hubiera comido ocho bollos al vapor, se hubiera bebido dos enormes cuencos de congee sin pausa, y justo cuando Zhou Zishu y los otros dos se preparaban para irse a otra mesa, finalmente anunció que los llevaría a las montañas.
Había pensado en una forma de romper la formación que rodeaba el Monte Marioneta.