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Fantasía sexual

¡¡no lean ésto!! es muy depravado, violento, sexual y todo eso. solo diré que un hombre reencarnó en un mundo de espadas y magia. pero esté no tiene ninguna ambición de fuerza o poder. solo quiere todas las mujeres que se le atraviesan en el camino. aveces tengo la idea de incluir escenas demasiado sexuales en mis historias, pero siento que no puedo ya que no va con el personaje. pero esta vez no. el protagonista es una verdadera basura, nada lo detendrá. incluído el incesto.

Osman8 · Fantasy
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88 Chs

noche destinada

Maxwell le lanzó la guitarra al bardo que lo miraba con los ojos bien abiertos. Recogiendo las monedas en el piso, maxwell procedió a pagar por sus cervezas y pidió otro tarro más.

Tomando un largo trago maxwell ignoró a todas las personas que trataron de hablar con el y se sentó en la misma mesa de Diego.

"¿Que fue eso?" Preguntó Diego aún sorprendido.

"Música." Maxwell respondió de manera concisa.

"¿Música? ¡Creo que fue más que éso!" Un hombre alto y fornido se sentó junto a maxwell sin pedir permiso y con toda la naturalidad del mundo. "¡Fue glorioso! Mi sangre aún hierve de la emoción. Quiero tomar mi espada y comenzar a cortar enemigos jajaja."

"¿Y este quien es?" Le pregunto maxwell a Diego al señalarlo con el dedo pulgar, ignorando por completo al hombre.

Diego se encogió de hombros dando a entender que no tenía la más mínima idea.

"¡Es cierto!" Un anciano decrépito que parecía apenas poder moverse se sentó en la mesa con un interés inusual en sus marchitos e inexpresivos ojos. "Jamás en mis Miles de años de vida había escuchado una canción como esa."

"Y eso que no me han visto con una guitarra electrica en las manos." Maxwell sonrió muy divertido. "A todas estas ¿Porque tanta gente rara se sienta de repente en mi mesa?" Maxwell ya estaba siendo afectado por el alcohol y su boca comenzó aflojarse y soltar palabras sin ningún filtro o consideración.

"Jajajajaja ¡¡que niño tan divertido!!" Exclamó el alto hombre entre risas mientras palmeaba la espalda de maxwell.

"¿Niño? ¿De que niño estás hablando?" Maxwell tomó un gran sorbo de cerveza al replicar con molestia al hombre. "No soy ningún niño, de hecho nunca lo he Sido."

"¡Si claro! ¿Me estás diciendo que nacistes así y nunca experimentaste la niñez? Puedo estar borracho pero no lo suficiente para creer esa ridiculez." Le respondió el hombre con su característico todo de voz alto que parecía poder ser escuchado por todos en el bar.

"No me refería a eso." Maxwell se irritó mucho por su refutación y aún más por no poder contradecirlo. Cómo tal solo pudo dejarlo ganar las discusión y seguir adelante.

El viejo, el musculoso hombre y maxwell tomaban cerveza mientras que Diego solo tomaba un poco de jugo.

Lentamente y con la ayuda del alcohol todos comenzaron hacerce más cercanos y hablar sin tapujos sobre diversos temas de la actualidad, hasta de la conversación se vio repentinamente dirigida hacia las mujeres.

"¡¡En serio no te entiendo!!" Maxwell golpeó su puño con fuerza en la mesa enterrando su puño en ella y votando la cerveza de los demás en el proceso. Pero poco le importó, maxwell seguía mirando a Diego con evidente irá e incomprensión en sus ojos.

Diego estaba muy avergonzado y miró a su alrededor esperando que maxwell bajara la voz.

"¡Shhhh! ¡shhhh!" Diego se puso un dedo en la boca e hizo los ruidos característicos para guardar silencio, pero maxwell continuo.

" En serio no entiendo." Maxwell sacudió la cabeza con vehemencia, como si Diego hubiera cometido el mayor pecado del universo. "Si mi hermosa tia y sus dos hijas se me entregaran como a ti, no dudaría en follarmelas todo el día y hacerlas gemir de placer. ¿En serio que pasa por tu cabeza?"

"¿En serio?" El fornido hombre que ahora maxwell sabía que se llamaba Pedro, dejo caer su cerveza a la mesa y miró con los ojos muy abiertos a Diego. "¿Que tan bonita es tu tía?" Preguntó con curiosidad y procedió a mirar a su alrededor. Al encontrar una bonita camarera sirviendo unos tarros de cerveza en otra mesa, la señaló y preguntó de nuevo. "¿Que tan bonita es tu tía en comparación con esa chica?'

Diego miró a la chica y dió una respuesta sincera.

"Mi tía es mucho más bonita y las partes de su cuerpo son más grandes."

"¡¡Diablos!!" Pedro saltó emocionado. "¿Dices que está ansiosa por un hombre? ¿Porque no me la presentas?"

"¡¡No te pases de listo, grandulon!!" Maxwell gritó enojado cuando procedió a levantar a Pedro del suelo con una sola mano. "Yo ya hice reservaciones en esa mesa. Un trío de una madre y sus dos hijas es algo que no me puedo perder."

Pedro al escuchar esto intento forcejear pero en vano. "No seas tan egoísta, al menos comparte un poco."

Maxwell lo pensó por un segundo antes de asentir. "Puedo hacer eso, pero solo si tú también compartes."

"¡Hijo de puta!" Pedro se quejo.

"¿Trato?" Pero maxwell lo ignoro y pregunto de vuelta.

"¡Trato!"

Pedro y maxwell se dieron la mano con sonrisas pervertidas en sus rostros.

"Volviendo al tema." Maxwell se volteó a mirar a Diego con decepción. "¿Sabes lo increíble que se siente colocar a una mujer en cuatro y golpear rítmicamente su coño, ocasionando sonidos de palmadas con la maravillosa compañía de los gemidos de placer de ella?"

Maxwell flexionó un poco las rodillas e imagino que tenía el culo de una mujer en frente suyo y comenzó a realizar un movimiento característico de pistón con las manos alrededor de una imaginaria cintura. "¡¡Es la cosa más gloriosa del mundo!!"

"Jajajajaja ¡eso es verdad! Incluso estos viejos huesos no pueden olvidar los eróticos movimientos de mi amada Cecilia." El viejo estuvo de acuerdo con maxwell con una sonrisa en su rostro. Mientras que Pedro solamente asentía como si maxwell predicará la biblia de los hombres.

"Más adelante en tu vida, te arrepentirás de no haberte cogido a tu tía. Te lo aseguro." Maxwell miró hacia el techo con el pecho afuera y una mirada soñadora. "Si yo pudiera, preñaria a todas las mujeres de este mundo."

"¡Wow! ¡admirable sueño! jajaja." Pedro se rió muy divertido y el anciano solo sacudió la cabeza.

Diego estaba tan avergonzado que no sabía dónde esconderse. En algún momento un perro se les unió y comenzó a comer las migas de pan que estaban en el suelo cerca de su mesa.

Diego comenzó a jugar con el y a reír de vez en cuando al ver a los otros tres en su mesa hacer payasadas.

La imagen de un viejo anciano, un fornido hombre, dos niños y un perro era cuando menos peculiar, pero a nadie le importo y siguieron con lo suyo.

después de lo que pareció muy poco tiempo, los 5 salieron del bar y se separaron en direcciones diferentes con sonrisas en sus rostros.

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