Las Llamas del Hechicero iluminaban el salón, y un poder sellador cubría el área. Ese poder era el responsable de la restricción de los monstruos, forzándolos a permanecer fuera del área, incapaces de acercarse.
Marvin y Yin entraron al salón. Cuando Marvin miró hacia atrás, notó algo inesperado: La Matriarca Cerúleo estaba tras ellos, montada en la espalda de la araña, mirando a Marvin con indiferencia, como si mirara a un muerto. Esta expresión le resultó inquietante a Marvin, que sentía un fuerte deseo de regresar y deshacerse de esa mujer, pero la lógica le indicaba que esta no era una buena idea, pues los monstruos parecían estar del lado de la Matriarca Cerúleo, y la posibilidad de que Yin se convirtiera en enemigo ya era suficiente dolor de cabeza para Marvin. Si atacaba a la Matriarca Cerúleo, ¿quién sabía si Yin tomaría la Tabla del Destino y escaparía solo?
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