Yu Holea sonrió.
—Claro que estoy lista, sin embargo, si logro hacer todo lo que pasó en ese viaje tendrás que disculparte conmigo por llamarme estafadora —la Sra. Pan se rió entre dientes—. Para eso, al menos deberías conocer la historia, ¿no es así? Está bien, me disculparé contigo si estaba equivocada, pero si tú estás equivocada, entonces te entregaré a la policía.
—¡Mamá! —Pan Rou intentó interrumpir a su madre. Sin embargo, la Sra. Pan mostró su mano a Pan Rou, indicándole que se callara.
—De acuerdo —aceptó Yu Holea.
La Sra. Pan resopló.
Normalmente, ella nunca discutiría con ese tipo de gente, pero cuando se enteró de que Yu Holea le pidió a Pan Rou que quemara sus pertenencias, se alarmó al instante.
(Autor: Algunas personas o unas pocas familias adineradas creen que quemar una de sus pertenencias trae mala suerte.)
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