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Capítulo 26: La Evolución Del Ciempiés De Lomo Violeta Y Garras Amarillas

Editor: Nyoi-Bo Studio

Esta vez, no se cometió ningún error en la evolución, porque Gao Peng la estuvo vigilando todo el tiempo. El tío Liu le habìa dado a Da Zi materiales sin su permiso, lo cual molestaba a Peng, pero también le daba gracia.

Era como si, cuando comías en casa, alguien estuviera dándote más todo el tiempo, sin importarle si ya estás lleno. Lo había hecho con buenas intenciones, no podía culparlo.

Por lo tanto, se agachó y le rascó la cabeza a su monstruo, diciendo:

—¡Glotón! No tienes que comer todo lo que te pongan enfrente, ¿entendiste? Luego yo cargo con las consecuencias.

Da Zi estaba sorprendido, levantó la cabeza mirando a su amo con asombro, como culpandolo, ¿cómo puedes ser un amo tan irresponsable? ¡yo no tuve nada que ver!, parecía decir. Estaba exhausto, pero seguía en evolución.

La evolución no se detuvo hasta las once de la noche. Su longitud aumentó docenas de centímetros, se veía bien proporcionado. El exoesqueleto había mutado a un color violeta brillante, si se observaba de cerca, se podían ver pequeños rayos dibujados en el borde. Las antenas cayeron al piso. 

Nombre del monstruo: Ciempiés Rayo de Lomo Violeta.

Nivel: 9.

Grado: Excelente.

Atributos: Rayo/Veneno

Requisitos para alcanzar el grado Excelencia: Moler una Hoja de Plata hasta hacerla polvo, mezclarla con agua. Beber la poción una semana. Sumar un cristal esencial de monstruo Líder tipo Rayo.

No sólo había sido promovido a Excelencia, su raza también había cambiado. El atributo había pasado de Yin/Veneno a Rayo/Veneno. Finalmente, estaba todo listo.

Gao Peng miró a su mascota, que estaba echada perezosamente. Un humo blanco la envolvía: los insectos no sudaban, sino que exudaban vapor. Parecía una máquina sobrecalentada que se enfriaba lentamente al soltar humo en espiral. Después de cuidar a Da ZI, había un tonto simio que atender.

Gao Peng abrió el bolso negro que traía consigo; tenía muchos cubitos de hielo blancos adentro, algunos ya derretidos. Encima de ellos habían apiladas agujas de pino.Las agujas eran gris plata, del grosor de una pluma, tenían unos diez centímetros de largo y estaban cubiertas de pequeños puntos plateados, como estrellas brillantes.

Esto era Cedro Yin, había mutado a partir del cedro con el cataclismo. Esta clase de cedro prefería el Yin y un ambiente frío. Crecía por la zona de Huaxia, en el techo del mundo del Himalaya, pues solo en este lugar existía el árbol. Después del cataclismo, los cedros mutaron en distintas regiones y se volvieron mucho más fáciles de encontrar. Dentro de las nuevas variedades que crecieron estaba la Yin, muy valiosa gracias a sus poderosos nutrientes, que beneficiaban a los monstruos tipo Yin, Fantasma y Oscuro.

Gao Peng compró siete kilos de estas agujas, lo cual equivalía a un mes de comida para Tontín. Tontín se encontraba en grado Perfección, si subía de nuevo, pasaría a ser legendario grado Épico. Él nunca había conocido a un monstruo de ese grado antes, tan solo los había visto por televisión o en libros.

Pero, como había evolucionado hacía muy poco, necesitaba un tiempo de cuidado antes del siguiente cambio.

Gao Peng tomó un puñado de agujas del bolso y las echó en un recipiente de acero que Da Zi usaba para Tontín. El monstruo giró y en la profundidad de sus pupilas se vieron llamas azules por unos segundos. Después, miró las agujas de Cedro Yin y dudó por unos segundos, para finalmente darse cuenta para qué servían. Tomó unas cuantas y se las llevó a la boca.

Mientras masticaba las agujas, una niebla plateada y negra comenzó a salir de ellas, que luego se perdió en su cráneo. Parecía un esqueleto fumando pipa. La niebla era absorbida por completo por la flama del alma y, conforme eso pasaba, la flama se hacía más y más grande, como si estuviera emocionada.

Al comer las agujas, los pequeños rayos desaparecían y restos marrones secos iban cayendo de los hoyos que tenía en la mandíbula. Repetía mecánicamente la misma acción, tomando y masticando agujas.

—Un momento.

Gao Peng prestó atención por unos segundos, detuvo a Tontín para que dejara de comer —que lo observaba sin entender—, tomó una escoba para barrer los restos y después puso un bote de basura debajo de la mandíbula del animal.

—Continúa —dijo.

Tontín obedeció y siguió comiendo, mientras los restos caían al basurero.

—¡Qué inteligente que soy! —murmuró.

Miró el reloj en la pared, eran alrededor de las doce del mediodía. Se estiró y pensó en leer un poco, ya que aún era temprano para dormir.

Tarde por la noche, cuando las estrellas titilaban en el cielo, un chico en un sillón abrazó su libro y se quedó dormido. Bajo la luz de las estrellas, su rostro parecía suave y gentil.

Da Zi miró a Gao Peng, se levantó, se arrastró hasta la habitación y salió con una manta que le puso encima. Después, se echó en el suelo a su lado y no volvió a moverse en toda la noche.

Tontín se había comido todas las agujas de Cedro Yin; sus dedos rascaban el fondo del recipiente como buscando un poco más. Inclinó la cabeza mirando al fondo, preguntándose por qué el recipiente estaba vacío.Las llamas en sus cuencas se apagaron de a poco y se quedó dormido. 

A la mañana siguiente, Gao Peng caminó al colegio. Al contrario que en la calle, en donde abundaban los Familiares, en los colegios no había ninguno, pues no estaban permitidos.

—No concuerdo, jamás aceptaría algo así. La escuela es el único lugar pacífico para los niños, ¡no concibo que permitan meter monstruos!

En la oficina del presidente escolar, vestido con un traje estilo túnica china de color gris, el presidente del colegio discutía fuertemente con alguien. Parado frente a él se encontraba el director de la Secretaría de Educación de Chang'an. El director miró al presidente con expresión complicada y sonrió amargamente.

—Señor presidente, esta decisión no depende de mí, viene de arriba. Todas las escuelas del mundo tienen que seguir la orden.

El presidente de la preparatoria número 3 solía ser su director de escuela y había cuidado bien de él. Por eso venía personalmente a tratar de convencerlo. El presidente miró a los ojos del director. Después de un rato, dio un profundo suspiro, en el que parecía haber envejecido unos diez años.

—No soy un anticuado, de hecho, mi mujer tiene un Familiar. Parece una mascota, pero son más peligrosos que una simple mascota, ¿los que tomaron la decisión pensaron en las consecuencias?

—Plantearon como solución separar las escuelas secundarias de las preparatorias. Acaban de reunirse en la Secretaría esta mañana y decidieron unir las preparatorias número 7 y 3 para hacer una sola; lo mismo con las secundarias de cada una. La Escuela número 3 seguirá siendo preparatoria, la 7 se convertirá en secundaria exclusivamente. Mientras tanto, los que acaban de ingresar al último año irán a la número 7. Básicamente, no alcanzarán sus dieciocho años hasta ser de segundo.

—Por cierto, este método también erradicó la rapidez —respondió bromeando el director.

—Bueno, suena como un trato —dijo el presidente.

Lucía agotado y no del todo convencido pero, finalmente, aceptó. 

—Sí. Y habrá instructores militares que se encargarán de los cursos nuevos.

El presidente parecía tenso ante esta declaración, sospechaba que había algo más detrás.

—¿Tan tenso está todo?

—Aunque los humanos hemos desarrollado nuevas tecnologías y entrenado Criadores de Monstruos, sigue siendo a paso muy lento.

El director sonaba lúgubre.

—En zonas verdaderamente salvajes, los monstruos se han reproducido y matado en gran forma. Evolucionan mucho más rápido que los Familiares de la ciudad. Conforme pasa el tiempo, cuando nuestra tecnología ya no pueda detenerlos, será demasiado tarde. Nuestros estudiantes son considerados como niños, porque están en tiempos de paz, pero hace muchos años, durante épocas de guerra, eran considerados adultos que podían unirse al ejército.

—Proteger a nuestro país no es cualquier cosa —dijo el director seriamente y luego sonrió.

Luego, añadió: —Pero no le diga estas cosas a los niños. Por el momento, la situación está estable, mi hija estaba muy feliz cuando escuchó la noticia de que podría traer a su Familiar al colegio por diversión.

—Está bien, le diré tan sólo a los profesores —prometió el presidente.

Las clases del bachillerato eran muy sencillas para Gao Peng. Había estudiado por su cuenta todo el primer año y los siguientes también. A veces, durante sus ratos libres, leía material extracurricular. Por eso, Murong Qiuye le permitió tan fácilmente que se ausentara. A decir verdad, ella sabía que el alumno podía tomar el exámen de admisión a la universidad en este momento y lo aprobaría sin dificultades. La razón por la cual estaba en el puesto 4 del grado era porque tenía una nota muy baja en la prueba de Educación Física. La prueba tenía un valor de 100 puntos. En la nueva era, había subido el valor, porque el Gobierno de la Coalición Mundial instaba a los niños de la nueva era a hacer un desarrollo íntegro y a ocuparse tanto de lo intelectual como de lo físico.

Al entrar al aula, Gao Peng llamó la atención de todos. No se sentía muy cómodo, así que caminó directamente hacia su pupitre y dejó la mochila.

Pocos minutos después, apareció Murong Qiuye, vigilando que los estudiantes se ocuparan de sus lecturas matutinas.Pero, a la mitad del turno, la llamó el director del grado para una reunión, por lo que se fue, apurada.

Al ver que la profesora se iba, la silenciosa clase se convirtió en ruidosa, como si la hubieran encendido desde un interruptor. Los alumnos discutían, jugueteaban.

—Gao Peng —dijo Tan Qianjin, que se sentaba frente a él, mientras giraba para poner un brazo en su pupitre.

—Escuché que tienes un certificado de Criador de Monstruos intermedio, ¿es cierto?

—¿Eh?

Gao peng estaba estupefacto. ¿Cómo sabía eso?

—¿No sabías? Saliste en el periódico por ser el Criador de Monstruos nivel intermedio más joven de toda la ciudad y, de acuerdo a la Asociación de Criadores de Chang'an, rompiste el récord —dijo Tan Qianjin con admiración.

—Además, me dijo Li Zigong que su mamá estaba ahí y que le contó toda la historia y se lamentó de que su hijo no fuera tan bueno. Lo ha obligado a leer muchos libros sobre el tema desde entonces, ha sufrido mucho.