Luo Hao miró a Yuan Yuan y luego a Han Xiner. Súbitamente sintió que su confianza desaparecía. Nunca antes había visto a Han Xiner, todo lo que sabía era que ella estaba enferma. No había investigado nada más sobre ella. Simplemente asumió que no tendría que gastar energía en alguien que estaba a punto de morir.
Entonces, no tenía idea de lo que significaba la ira en los ojos de Han Xiner. ¿Sería porque había inventado las palabras de Tangning? De cualquier manera, ya había ido demasiado lejos como para retroceder. Todo lo que pudo hacer fue mantener la compostura mientras asentía con la cabeza.
—Por supuesto, soy su director. ¿Por qué la calumniaría?
Han Xiner analizó a Luo Hao mientras lo miraba de arriba abajo. Luego sonrió levemente antes de pronunciar una palabra con fuerza desde su pecho: —¡Mientes!
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