—Vamos a turnarnos. Ahora quiero alimentarte yo —dije mientras le quitaba el tenedor de la mano.
Bradon frunció el ceño levemente hacia mí para mostrar su leve desaprobación, pero no me detuvo cuando empecé a alimentarlo. Manché sus labios con salsa, lo que me dio la oportunidad de limpiarlos suavemente con una servilleta. Sus ojos azules lucían tan atractivos y cautivadores mientras me miraban de vuelta. Mi corazón se apretó fuertemente en mi pecho y me pregunté si las cosas podrían ser diferentes entre nosotros si nos hubiéramos conocido bajo circunstancias diferentes como gente más normal y sin nuestro pasado complejo.
Pero pensar con nostalgia no iba a cambiar nada.
—Bradon... —llamé su nombre suavemente para llamar su atención.
—¿Qué pasa? —preguntó él secamente de la manera que yo esperaba que lo hiciera.
—¿Qué necesita una persona para sobrevivir? —pregunté.