Real Fábrica

El tintineo del acero aún resonaba a través de la desolada ruina cuando Sunny se movió ligeramente y miró en la dirección de donde había venido el sonido.

Había una torre alta que se alzaba en el roto cielo a cierta distancia. Sus muros estaban cubiertos por una red de profundas grietas, pero la torre desmoronada aún se erguía recta y orgullosa, mucho más alta que cualquier otra estructura en la vasta ruina. Delineada contra la pálida radiancia de la luna destrozada, su oscura silueta era como una espada maltrecha clavada en el suelo por la mano de un gigante celestial.

La torre estaba oscura, pero en la parte más alta de ella, un resplandor ardiente escapaba de las ventanas arqueadas. Era como si un mar de llamas bermellón ardiera en su interior.

Ese era el lugar de donde había venido el sonido metálico.