Espada de Sombras

Sunny nunca había dejado de luchar, afilando su dominio del combate hasta llevarlo a un nivel sublime. Ya había sido uno de los guerreros más experimentados de la humanidad hace cuatro años... principalmente porque muy pocos lo habían pasado tan mal como él en la Costa Olvidada y en el Centro Antártico.

Pero los últimos cuatro años tampoco habían sido fáciles para él. Cruzar las Montañas Huecas solo le había otorgado más experiencia en batalla que la que la mayoría de los Despiertos recibirían en su vida. Así que, ahora, tenía una sólida razón para estar supremamente confiado en su habilidad.

Dicho esto, había una diferencia entre luchar contra Criaturas de la Pesadilla y luchar contra humanos. Últimamente, Sunny había estado haciendo más lo primero, así que lo segundo... estaba un poco oxidado.

Mientras los Guardianes del Fuego lo rodeaban, Sunny los observaba en silencio.