—Sí —Ari accedió sin ninguna vacilación. Sabía que sería demasiado pedirle a Aiden que la enseñara desde cero.
Él no tenía tiempo para cuidar de ella, ni ella tenía el privilegio de aprender desde el principio.
Ari sabía que si quería escapar completamente del control de su familia, entonces necesitaba ponerse de pie lo antes posible.
«A menos que pague la deuda y me haga un nombre... Nunca podré vivir mi vida para mí», pensó Ari. Estaba cansada de vivir para otros y bajo las órdenes de otros.
—Muy bien —cuando Aiden notó que ella no tenía problemas con tratar a mendigos, su impresión sobre Ari mejoró.
Anteriormente pensó que la mujer solo intentaba hacerse la difícil y estaba usando a su primo tonto en su beneficio, pero ahora Aiden parecía haberse dado cuenta de que Ari genuinamente quería continuar con su práctica médica.
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