Ebony se levanta y se acerca a mi con una sonrisa. Sopla un cabello fuera de su rostro y se agacha frente a mi tomándome del mentón para obligarme a mirarla. Vi como un Aura borroso a su alrededor y se lo que significa, ya se conectó conmigo.
— ¿Sabes cuánto llevo deseando esto? Poder ponerte en tu maldito lugar.
Observa el collar que me había regalado Lucian de cumpleaños, sosteniéndolo en su mano.
— Está horrible - cerró su puño tirando de el rompiéndolo- considéralo como un favor
Cerré los ojos y intenté moverme, pero un dolor punzante me recorrió todo el cuerpo haciéndome gritar. Caigo sobre las palmas de mis manos.
— Quisiera verte sin tu poder mental Ebony.
Siento su tacón en la espalda y me obliga acostarme en el suelo.
— ¡Más vale que te calles Athena! Estás hablando con tu futura Líder. Así es, Lucian se propuso hace dos días. ¿Pensaste que me ibas a ganar esta vez? No Athena esta es mi victoria.
Solo siento un golpe tras otro. Todo es juego sucio si no me estuviera obligando a quedarme contra el suelo pudiera responder sus golpes. Estoy agotada, mis heridas llevan algo de tiempo sangrando. Suelto un grito golpeándola por fin sacándola de sobre mi. Corrí sobre ella golpeándola con las fuerzas que me quedaban, la vi rendida y me separé de ella, suspiré.
- ¡Athena, voltea!
Isaac
Llego a la cima, Veo a Athena sobre Ebony dandole un último golpe, volteó y comenzó a caminar hacia mi dirección. Cuando veo a Ebony levantarse, Athena se veía agotada.
— Voy a entrar
Sentí la mano de lucían en el pecho y lo observé
— No, no lo harás. Quiero que desarrolle su potencial.
No se que potencial quiere que desarrolle en cada entrenamientos han estado explotando. Cuando por fin Ebony se cansa de llevarla al límite la deja tirada en el suelo.
— Ven
La ayudó a levantarse y observó a Lucían mirándola como esperando algo más. Sin más ni menos nos dejaron bajar la montaña. Espere a que estuvieran lo suficientemente lejos.
— No se que demonios cree que hace contigo
— Solo me entrenan Isaac, igual que a ti
Sonrió algo leve sus heridas ya casi estaban Sanas.
— Athena; no deberías confiar siempre en la palabra de Lucían
— Isaac no se que te sucede, pero más vale que te detengas antes de que nos metas en problemas.
Ella se levantó y yo también hice lo mismo.
— ¡No has visto nada mujer! Están aquí encarcelados en un palacio cuando el mundo es tan digno de explorar. Athena... no te engañes a ti misma aquí no eres feliz.
Athena
Lo observé leve y no dije ni una palabra, que puede decir el de felicidad. Que puede decir el de mi vida. Lo ignoré por completo y comencé a bajar la montaña, el me decía que me detuviera y enfrentara lo que me decía. Y yo simplemente no quería. Corrió quedando alfrente de mi sosteniendo mi rostro frente al de el.
— Déjame hacerte feliz, en otra parte. Escoge un país, una isla lo que tú quieras. Nos iremos cuando estes lista. Pero déjame estar contigo.
Sin más decir plantó sus labios con los míos