Sembrando Semillas de Discordia (4)

Shen Liangchuan arqueó las cejas ante las palabras de Shen Zihao y le preguntó a su hermano —¿Así que crees que está bien que él diga esas cosas sobre Mamá?

Las pupilas de Shen Zihao se contrajeron, pero sus palabras fueron muy desafortunadas —¡Así es, no tiene vergüenza! Si no tiene miedo de hacer la acción, entonces ¿no debería estar preparada para las lenguas largas? Si fue capaz de abandonar a su esposo e hijo en aquel entonces, ¿qué otras acciones sinvergüenzas podría haber hecho? Ella es

Antes de que pudiera terminar lo que decía, Shen Liangchuan de repente levantó la mano, retrocedió y le propinó un golpe sólido en su cara.

¡Pum!

El nudillo aterrizó en la esquina de la boca de Shen Zihao y ahora estaba sangrando.

Entrecerrando los ojos, la expresión de Shen Liangchuan era casi asesina mientras advertía —Dilo una vez más si te atreves.

Todo había sucedido demasiado rápido.

Shen Liangchuan había lanzado ese golpe en un abrir y cerrar de ojos.