Para cuando Qiao Lian llegó a la villa, el propietario estaba sentado en el sofá de la sala de estar, esperando.
Su Penghao estaba sentado al lado, luciendo muy impaciente. En el momento en que vio a Qiao Lian, suspiró aliviado y se dirigió al piso de arriba. —Voy a practicar, tú puedes atender al invitado.
Ahora era el capitán del equipo, y dedicaba más de diez horas al día a practicar.
Qiao Lian asintió mientras Su Penghao subía las escaleras.
Qiao Lian miró a la propietaria, una mujer de mediana edad. —Tía, pensé que teníamos un acuerdo de alquilar esta villa por un año. El año ni siquiera ha terminado.
La propietaria se veía un poco culpable. —Sobre eso, puedo compensarte, no hay problema. Es solo que ahora realmente necesito vender la villa.
—¿Por qué? —preguntó Qiao Lian, sin convencerse.
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