Entonces ¡fue ella! (1)

Se mordió el labio inferior al ver que la Tía Li estaba un poco nerviosa, como si tuviera miedo de que ella tuviera una discusión con su esposo por esto.

Qiao Lian inmediatamente sonrió y respondió:

—Entiendo. Entonces lo esperaré en el dormitorio.

La Tía Li suspiró aliviada y asintió.

Descartando la idea de ir al tercer piso por ahora, Qiao Lian se dirigió de vuelta al dormitorio lentamente.

Se quitó su bata y se acostó en la cama. Quizás porque había bajado, o quizás por las cosas que la Tía Li había dicho, Qiao Lian ya no sentía sueño.

La verdad era que todos tenían sus pequeños secretos.

Al igual que su relación con Zi Chuan o su propio pasado, nunca se los había contado a Shen Liangchuan.

Entonces, ¿por qué debería importarle su pasado?

Además, ella y Shen Liangchuan habían estado casados no más de dos meses, por lo tanto, no era irrazonable si no se confiaban completamente entre ellos en esta etapa.