Volvíamos a casa, estábamos en silencio. No sabía que pasaba por la cabeza de Eli, pero yo no podía dejar de pensar que algo extraño estaba ocurriendo. Estaba mirando las casas que nos rodeaban, no había muchos negocios por la zona en la que vivía lo cual hacía al barrio hermoso. Cada construcción era única, mientras que había calles llenas de colores, otras eran totalmente grises. Los árboles estaban empezando a perder hojas, todavía persistía el verano, pero poco a poco estaba siendo reemplazado por el otoño.
-Me encanta esta época del año, en Argentina es cuando comienzas a ver las hojas en las veredas y en las plazas. Es algo hermoso, espero poder disfrutarla aquí también.
-Personalmente me gusta más la primavera, los árboles le dan color a todas las calles. Ojala puedas apreciar esa estación estando en Londres.
-Voy a estar aquí, y más vale que me lleves a lugares donde los colores me muestren otra cara de Londres- la miré, sonreía mientras jugaba con su pulsera-. ¿Eli? ¿Por qué sigues nerviosa?
No iba a dejar pasar el tema, quería saber que sucedía y sabía que era cuestión de tiempo para que me contara.
-No pasa nada, Ali- frené y la miré con una ceja levantada-. Bien, no sucede nada malo. Solo… no puedo contarte aun. Por favor, vayamos a tu casa y disfrutemos de lo que queda del domingo.
Asentí y comenzamos a caminar de nuevo.
-¿Sabes algo de Nate? Hable con él antes de ir a casa y encontrarte, pero no sé si estará ocupado.
-Es Nate, nunca se sabe con certeza donde está.
Se encogió de hombros y continuamos caminando. Llegamos a mi departamento más rápido de lo que esperábamos, pero no sin antes comprar algo para comer.
-¿Abres la puerta? Tengo que mandarle mensaje a Emily y decirle que lamento no poder hablar con ella hoy -Le di la llave y me sumergí en mi celular, tenía varios mensajes de ella y sabía que estaba enojada por haberla dejado colgada-. Me debe estar queriendo matar, la deje colgada todo el día…
-Bueno, si no lo hacías vos lo iba a hacer yo, así que por lo menos no tengo cargo de consciencia.
Levanté de la cabeza, no creía lo que estaba viendo. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras veía a las cinco personas paradas frente a mí. Lea con su bello pelo castaño oscuro me miraba con una sonrisa, estaba hermosa y bien arreglada como siempre. Ross estaba a su lado, a él si se le notaban las casi catorce horas de viaje, tenía ojeras y se lo notaba cansado. Matt y Emily tenían esa sonrisa que lograban contagiarme, esa que transmitía un "todo está bien, estamos con vos". También estaba Nate con ellos. Él… solo sonreía con superioridad como solía hacer, aunque estaba segura de haber notado un poco de emoción en sus ojos.
-¡No puedo creer que esto sea real! – las lágrimas no dejaban de caer por mis mejillas, y yo lo único que hice fue correr a Lea- ¿Cómo lo lograron? Me habían dicho que era muy costoso y que era difícil poder venir.
-Y lo es, demasiado- miré a Matt mientras me separaba un poco de mi hermana, corrí a sus brazos-. Desde que supimos que vendrías a Londres comenzamos a ahorrar para venir a verte, y cuando nos dimos cuenta de que nos necesitabas no lo dudamos.
Abracé a Emily mientras seguía llorando, y luego a Ross. Se sentía tan bien tenerlos conmigo. De golpe todos esos meses no había pasado, estaba en Argentina con ellos como cada viernes.
-De hecho, Nate y Eli nos ayudaron bastante. No sabíamos cómo arreglar algunas cosas para llegar acá y ellos se ofrecieron a ayudarnos- miré a Nate mientras Lea seguía hablando-. Personalmente, él nos fue a buscar al aeropuerto y nos trajo aquí, y como queríamos que sea todo una sorpresa Eli se encargó de distraerte durante la tarde.
-Gracias chicos, en verdad no se dan una idea de lo que esto significa para mí.
-Ven aquí, no te libraras de nuestro abrazo.
Reímos por el comentario de Eli y nos abrazamos. Fue en ese momento, en los cálidos brazos de los dos hermanos que me di cuenta de que me había cruzado con las mejores personas de Londres y que tenía mucha suerte por eso.
-Bueno, Pequeña Minion, basta de llanto. Tengo hambre, sin vos nuestras cenas de los viernes no son tan deliciosas, así que… ¿Tenes algo de comer?
Pasó solo una hora mientras cocinaba, más bien Nate lo hacía. Se había ofrecido con la excusa de que no podía hacer un plato argentino la primera noche que mis amigos venían a Londres. Así que decidió hacer unas "cornish pasties" mientras yo "lo molestaba y no lo dejaba hacer su trabajo".
-Nate, eso es una empanada.
-¿Una qué?
-Una empanada, Nate. Es un poco de masa rellena de carne, básicamente.
- No… Esto es una cornish pasty. Déjame hacer mi trabajo y anda con tus amigos, no los ves hace bastante tiempo y sé que los extrañaste. Quédate tranquila que no voy a quemar tu cocina.
Y aunque desconfiaba un poco de su última frase, le hice caso y me alejé de él para ir con los chicos. Me encontré con Matt sentado en el sillón mientras trataba de entender algo de lo que decían en la televisión. Ross estaba dormido al lado de él, algo que no me extrañaba en lo absoluto, y en la mesa estaban las chicas charlando.
-Nate está cocinando un típico plato ingles porque quiere sorprenderlos con algo de su cultura- rodé los ojos y baje la voz para decirles lo siguiente-. Son solo empandas, no es la gran cosa.
-¡Escuché eso!
Reímos por el comentario.
Mientras esperábamos que la comida este lista nos quedamos charlando, habíamos hablado de dónde se quedarían y por cuánto tiempo. El problema era que, al venir tan rápido como pudieron no tenían dinero suficiente para un hotel. Por lo tanto, íbamos a ser cinco personas conviviendo en mi pequeño departamento durante tres semanas o más ya que todavía no habían comprado el pasaje de vuelta a Argentina.
Finalmente, comimos las cornish pasties y teníamos que admitir que Nate sabía cocinarlas, (aunque para mi seguían siendo empanadas). Mi hermana había logrado que Ross se despertara para cenar, y Matt ya se había cansado de intentar entender la televisión en inglés. Comimos mientras charlábamos, ellos contaban como estaban las cosas en Argentina y nosotros sobre nuestra carrera.
En cuanto la cena terminó nos preparamos para dormir, Nate y Eli nos prestaron un colchón para que podamos acomodarnos mejor. Ross y Lea se quedaron con el cuarto de invitados, Matt se quedó en el sillón y Emily durmió en mi cuarto en el colchón que nos prestaron. De alguna forma logramos acomodarnos y nos acostumbraríamos por estos días a dormir así.
Pero las cosas se complicaron a la mañana siguiente cuando tuve que levantarme para ir a la universidad. Emily se despertó con mi alarma pero se limitó a seguir durmiendo. En cambio, Matt se despertó en cuanto pisé la cocina y aunque quise convencerlo de que siga durmiendo, insistió en querer hablar conmigo.
-Cuéntame como ha sido todo por acá, sé que te resultó difícil este último tiempo.
Suspiré.
-En realidad, las cosas son bastante buenas, tengo un trabajo pasable y estudio la carrera de mi sueños en un país hermoso.
-Pero…- dejó la frase en el aire esperando que la completara.
-Pero no es Argentina, no son ustedes y no es mi hogar.
- Mira Ali, sé que no estamos en Argentina y tal vez no veas este lugar como tu hogar. Pero estoy seguro de que si te ofrezco volver a nuestro país no lo harías. Este es tu sueño, Pequeña Minion, y no debes dejarlo, no digo que vaya a ser sencillo. Al contrario, para lograrlo vas a luchar, sufrir y llorar. Pero vas a conseguirlo, y te vas a sentir increíblemente bien cuando eso suceda.
-Lo sé, solo que no quiero sufrir por años hasta conseguirlo. Es difícil estar lejos de ustedes.
-Y vos no te imaginas lo complicado que es no tenerte conmigo allá. Pero sé que estas bien, y que estás haciendo esto por vos, por tu futuro. Nosotros vendremos tanto como podamos, y vos también tenes que venir a casa.
-Lo haré, pronto los visitaré y no les voy a decir nada así sienten lo mismo que yo cuando llegué.
-Bien, ahora ve a la universidad, yo voy a seguir durmiendo- besé su mejilla mientras agarraba mis cosas-. No se te ocurra cambiarme por ese intento de inglés.
-Claro que no, Nate no se compara contigo.
Le guiñé un ojo a mi amigo y me fui dejando el departamento en sus manos. Solo espero tener una casa a la cual volver esta noche…