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El Vertedero de Bukaro / The Bukaro Dump

Cuentos aleatorios porque sí. Español e inglés porque quiero ser popular. Random stories because yes. Spanish and English because I want to be popular.

Bukaro · Urban
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2 Chs

Tragedia (Español)

Una vida de sufrimiento solo puede terminar con el dulce descanso de la muerte, pero el alivio del descanso es algo que solo merecen las personas, no la escoria.

Este era el pensamiento que Haruto tenía sobre su propia vida. Una perspectiva donde su único propósito en el mundo era sufrir miserablemente ya que la muerte era una recompensa que él no merecía.

Haruto no pensaba que la vida fuera sombría o que el mundo fuera horrible, sino todo lo contrario. Él veía el mundo como un lugar precioso y colorido, para él, la vida era la obra de arte más hermosa la creación y todas las personas eran parte de esa hermosa escena, todas las personas menos él mismo.

Un hermoso lienzo que muestra la más hermosa obra de arte, pero en esa infinita belleza había una grotesca mancha que arruinaba la armonía y vivacidad de los colores. Haruto se veía a si mismo como la escoria que arruinaba la belleza del mundo.

La perspectiva de la realidad de Haruto no era un simple pensamiento pesimista nacido de la depresión y fuertes deseos suicidas, sus ojos habían sido influenciados por su herido corazón y ahora él veía el mundo de forma retorcida.

El cielo tenía todos los colores que el ojo humano podía ver, la naturaleza era una obra de arte que solo podría existir en los lienzos de los más grandes artistas y las personas eran una mezcla de defectos y virtudes que generaban una belleza indescriptible.

La visión de Haruto estaba llena de hermosos paisajes, colores brillantes y formas llamativas, pero la única cosa que podía causarle desagrado e incluso temor era la aterradora criatura que él veía cada vez que miraba su propio reflejo.

La mente de Haruto estaba rota por una creciente depresión que lo había llevado a renunciar a cualquier búsqueda de la felicidad, él solo seguía vivo porque no se sentía digno de morir.

Este desastre psicológico y emocional no apareció repentinamente. Todo comenzó cuando Haruto era un niño pequeño, más específicamente cuando él tenía 5 años.

La familia de Haruto era una familia normal de Japón. Un padre que trabajaba como un simple oficinista y una madre que era ama de casa.

Era una familia sencilla pero feliz.

Cuando Haruto nació, sus padres estaban muy felices al ver el fruto de su amor, pero la dura realidad de la competencia laboral llevó al padre a sobre exigirse en el trabajo.

Haruto creció sin ver mucho a su padre, pero él sabía que sus padres lo amaban, así que no se sentía solo. El padre se esforzaba por pasar los fines de semana con su hijo, mientras la madre era muy atenta con su amado hijo. Una familia feliz.

Haruto no destacaba en algo especial. Él era un niño promedio con un intelecto promedio, pero si había en lo que él destacaba era su amor por dibujar.

Él no era particularmente bueno y sus garabatos eran los de un niño de su edad, pero dibujar era lo que él más disfrutaba, incluso lo hacía más feliz que jugar con niños de su edad.

Haruto disfrutaba mirando libros con imágenes de animales o naturaleza, luego intentaba imitar los dibujos. Fue un proceso de observar, comprender, replicar y luego dar su propia interpretación.

Los padres de Haruto sabían que su hijo amaba dibujar y todos los días practicaba apasionadamente, pero no tenían dinero para enviarlo a cursos de dibujo, de hecho, apenas tenían dinero para subsistir.

Haruto desarrolló un gran talento para la observación y el análisis, no solo del entorno, sino que comenzó a notar cosas en las acciones y expresiones de otras personas. Él no sabía porque podía ver colores o formas extrañas en las personas.

Haruto habló de esto con sus padres e intentó hacer dibujos sobre lo que veía. Al principio, los padres pensaron que solo era un juego infantil del niño, pero rápidamente se preocuparon al notar que los dibujos de Haruto eran cada vez más extraños.

Haruto no dibujaba cosas sombrías o desagradables, en realidad sus dibujos estaban llenos de colores y formas alegres, pero los dibujos de personas tenían cosas extrañas.

Haruto había dibujado a su padre como un hombre fuerte que parecía estar forjado en acero, era como si Haruto viera a su padre como un pilar invencible que podía sostener los cielos.

Aunque era un dibujo halagador que mostraba la admiración de un hijo hacia su padre, pero un vistazo más cercano mostraba que el hombre de acero estaba cubierto de pequeñas grietas. Cada grieta tenía pequeños rastros de polvo, similar a un edificio abandonado que lentamente se deterioraba hasta derrumbarse.

Cuando el padre vio el dibujo se sintió orgulloso de que su hijo lo viera como un héroe, pero al notar los sutiles pero llamativos detalles del dibujo, él entró en colera y le gritó a su hijo.

La madre no entendía por qué su esposo estaba tan furioso por un simple dibujo, después de todo, sólo era el dibujo de un niño.

Lo que ella no sabía es que el dibujo representaba exactamente cómo se sentía el padre. Él estaba totalmente agobiado por el estrés del trabajo y muchas veces sentía que su alma se rendía, llegando al punto de tener pensamientos suicidas, ya que morir podría permitirle descansar.

Cada día, el padre tenía que soportar las humillaciones y explotación laboral en su trabajo. Solo la paz en su casa podía devolverle la energía necesaria para seguir respirando, pero ver el reflejo de su propio dolor plasmado en esa hoja de papel hizo que algo en su interior se derrumbara.

Desde ese día, el padre comenzó a tratar a su hijo con frialdad e incluso se distanció emocionalmente de su familia.

La madre no comprendía lo que ocurría, pero ella seguía amando a su marido así que intentó apoyarlo.

De esa forma transcurrieron dos años. Ese fue el momento donde comenzó la verdadera tragedia.

Haruto ya tenía 7 años y su habilidad para dibujar había mejorado en gran medida. En su colegio, él era considerado como el mejor dibujante, lo que atrajo la atención y amistad de muchos niños, aunque también generó los celos de otros niños.

Un día, un grupo de niños rompió los dibujos de Haruto y se burlaron de él.

Haruto no pensó en pelear contra los niños, solo estaba triste y quiso llorar.

Los niños notaron que Haruto no sabía cómo defenderse, así que comenzaron a molestarlo cada vez más.

Haruto sentía mucho dolor por los golpes e insultos, además, todos sus amigos le habían dado la espalda ya que no querían ser molestados por el grupo de niños.

Al principio, solo tres niños molestaban a Haruto, pero en poco tiempo, la mayoría del salón de clases lo molestaban.

Algunos niños se sintieron culpables al ver como Haruto lloraba cada día, pero ellos mismos no comprendían porque seguían molestándolo a pesar de que querían parar.

La presión grupal había hecho que todos los niños vieran a Haruto como un juguete fácil de intimidar.

Haruto intentó hablar de eso con su padre, pero él lo ignoraba por completo ya que el estrés de su trabajo estaba afectando su salud.

Haruto intentó hablar de eso con su madre, pero ella estaba demasiado preocupada por el deterioro en la salud de su marido.

Así, Haruto se quedó solo.

El acoso escolar que sufrió Haruto duró un año. En ese tiempo, la autoestima de Haruto fue pisoteada hasta lo más bajo, haciendo que el niño una vez alegre se volviera un niño retraído que tenía miedo a las personas.

Haruto se sentía muy triste porque no comprendía la razón por la que los niños lo molestaban tanto, él jamás les había hecho daño así que no pensaba que él merecía todo eso.

A pesar de la injusticia, Haruto no se defendió ya que no sabía como hacerlo. No tenía amigos que lo apoyaran, sus padres estaban concentrados en sus propios problemas personales y los profesores pensaban que solo eran juegos de niños mientras subestimaban el impacto del acoso escolar.

A la edad de 8 años, Haruto ya no tenía amigos, no hablaba con sus padres y no confiaba en los profesores, sin embargo, él aún tenía algo que lo hacia feliz. Pintar.

Haruto amaba dibujar, pero un día descubrió la belleza que vivía en los colores de las pinturas. Haruto no dejó de dibujar, aunque ahora su mayor pasión era pintar.

Haruto sintió que un poco de su vida había mejorado gracias a la pintura, pero este nuevo amor le hizo perder interés en las clases.

Los profesores llamaron a sus padres para criticarlos por la disminución en el rendimiento académico de Haruto, aunque no mencionaron que el niño era tratado como la burla de la escuela.

Los padres de Haruto se enfurecieron y esa fue la primera vez que Haruto fue golpeado por sus padres.

Cuando Haruto empezó a llorar por el dolor de ser golpeado, ambos padres se sintieron arrepentidos y culpables por lo que hicieron, pero no sabían como disculparse o que decir.

Este sentimiento de culpa los hizo sentir miserables. Rápidamente, ese sentimiento tan desagradable trajo una gran frustración, la cual se convirtió en furia sin sentido.

Desde ese momento, ambos comenzaron a golpear a Haruto cada vez que él cometía el más pequeño error.

En un año de maltrato, Haruto había aprendido a siempre arreglar su habitación, estudiar diligentemente, hacer su tarea, lavar su ropa, hacer de comer, limpiar la casa y no hacer ruido.

A los ojos de los vecinos, Haruto era un niño perfecto ya que era educado, tranquilo y responsable, pero a nadie le importó que el niño ya no sonreía.

El tiempo siguió pasando y Haruto cumplió 10 años.

Fue en ese momento que el estrés, el insomnio, las largas jornadas de trabajo y la frustración finalmente destruyeron al padre de Haruto.

El hombre había presentado dolores en su pecho y cabeza desde hace un largo tiempo, pero él ignoró estos malestares porque ir con un doctor sería demasiado caro.

Los dolores habían crecido con el paso del tiempo y finalmente ocurrió lo inevitable.

Un día en el trabajo, el padre se sostuvo el pecho con dolor y cayó al suelo para no volver a levantarse.

La madre de Haruto estaba devastada y lloró durante varios días completos. Su relación con su marido se había distanciado debido a las discusiones, pero ella no había dejado de amarlo.

La mujer siguió llorando y cada día se sentía más miserable.

La empresa donde trabajaba el padre había dado una compensación monetaria, pero fue un acto meramente simbólico ya que el dinero que dieron no era suficiente para que una viuda pudiera cuidar a su hijo de 10 años.

La mujer estaba tan deprimida que no pensó en trabajar, ni siquiera salió de casa y solo se encerró en su habitación para llorar.

Haruto hizo su mayor esfuerzo para ir a la escuela, limpiar la casa, hacer de comer y cuidar a su madre.

El niño había sido maltratado, humillado y despreciado por su padre innumerables veces, pero él lo seguía amando y su muerte le causó un inmenso dolor.

Haruto lloraba cada noche mientras presionaba su rostro contra la almohada para que su llanto no molestara a su madre, él había adquirido el habito de llorar en silencio donde nadie pudiera verlo, de esa forma, él no causaría molestias a los demás.

Este deprimente estilo de vida duró medio año.

Haruto se sentía cada día más miserable, pero siguió esforzándose para cuidar a su madre, después de todo, él sabía que su madre lo amaba.

Un día, Haruto volvió a su casa cuando ya estaba anocheciendo. Él había recibido otra golpiza que lo dejó inconsciente durante unas horas y por eso llegó más tarde de lo normal.

Haruto había aprendido a cuidar sus propias heridas ya que no tenían dinero para ir al hospital, además, él sabía que ningún adulto lo ayudaría, después de todo sus profesores ignoraban todo el acoso que recibía.

Haruto entró a su casa y dejó que el agua se calentara para darse un baño caliente que le ayudara a disminuir el dolor de su cuerpo, luego fue a la cocina para hacer algo de cenar.

Mientras Haruto cocinaba, escuchó que la puerta de la habitación de su madre se abría.

Haruto dejó de cocinar y fue a saludar a su madre. Él estaba feliz de verla ya que no se habían visto en casi dos meses, normalmente Haruto dejaba una bandeja con comida frente a la puerta antes de irse a la escuela.

Haruto sonrió al ver a su madre. No le importaba que ella estuviera desarreglada y sin bañarse, tampoco le importó la intensa mirada y extraña expresión de su rostro, él solo extendió los brazos para abrazarla cuando vio que su madre se dirigía hacía él con los brazos extendidos.

Haruto se sintió confundido cuando su madre no lo abrazó. Las manos de la madre rodearon el cuello de Haruto.

El niño ya había recibido muchos golpes, patadas, le habían escupido y lo habían golpeado con palos, pero esa fue la primera vez que alguien lo estrangulaba.

Haruto solo era un niño de 10 años, por lo que fue fácilmente derribado por su madre.

La mujer se sentó sobre el abdomen del niño como si quisiera aplastarlo con su propio peso.

Las manos de la mujer ejercieron más fuerza alrededor del cuello del niño.

Haruto no comprendía lo que estaba pasando, solo sabía que no podía respirar.

Haruto no quería lastimar a su madre, pero por primera vez él sintió que la muerte estaba cerca.

Su cuerpo se movió por instinto. Sus pequeñas manos comenzaron a arañar las manos de la mujer haciéndola sangrar, pero eso solo aumentó la furia enloquecida en la mirada de la mujer.

Haruto vio que la cara de su madre no era humana, sino una criatura desconocida llena de odio y furia.

El niño estaba llorando e intentaba gritar, pero la presión en su cuello le impedía hacer ruido.

La mujer parecía haber perdido todo rastro de racionalidad y empezó a gritar mientras estrangulaba a su hijo.

Ella maldijo el nacimiento de Haruto, se maldijo a si misma por haber parido a una criatura tan repugnante, maldijo la vida por darle un monstruo en lugar de un niño, maldijo a su marido por morir y dejarla sola con esa abominación.

La mujer gritó hasta desgarrar su propia garganta. Ella culpó a Haruto por la muerte de su marido.

Si Haruto no hubiera nacido, entonces su marido no habría necesitado trabajar hasta morir.

Si Haruto no hubiera nacido, ella no necesitaría cuidarlo y pudo haber conseguido un trabajo para apoyar a su marido.

Si Haruto no fuera tan inútil, ella y su marido podrían haber tenido una vida feliz.

La mujer grito todo eso mientras sus manos estrangulaban a su hijo.

Haruto había dejado de luchar. Su corazón aún latía y aún podía respirar un poco, pero su mirada había perdido algo importante para todos los seres humanos, Haruto perdió la esperanza.

Haruto dejó de luchar porque comprendió que todo lo malo en su vida era su culpa.

Haruto lastimó a sus amigos y por eso lo abandonaron.

Haruto causó la furia del grupo de niños y por eso lo molestaban todos los días.

Haruto causó la muerte de su padre.

Haruto causó el dolor de su madre.

La vida no era injusta con Haruto, todo lo contrario, la vida era justa y por eso castigaba a Haruto. Él era la causa de todo lo malo en el mundo ya la vida lo castigaba, después de todo, el cometió el pecado de nacer.

Las palabras de su madre hicieron que Haruto comprendiera la verdad del mundo. La vida sería hermosa si Haruto no existiera.

Haruto dejó de luchar y aceptó la muerte. Él solo tenía 10 años, pero comprendía lo que era morir.

Haruto pensó que el mundo volvería a ser hermoso cuando el muriera.

Haruto miró a su madre con un profundo arrepentimiento y culpa. Él esperaba que ella pudiera ser feliz cuando él muriera.

La mirada de Haruto hizo que la mujer recuperar un poco de su racionalidad.

Por un instante, la mujer recordó cuando Haruto nació.

La felicidad interminable que ella sintió al ver a su bebé, el amor incondicional que experimentó cuando su hijo empezó llorar, el profundo afecto que ella sintió cuando su hijo abrió los ojos por primera vez.

Todos estos recuerdos hicieron que la mujer se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Ella, con sus propias manos, estaba por matar a su hijo.

La mujer sintió una cantidad de horror que no podía describirse con palabras.

Rápidamente soltó a su hijo y se alejó de él. El horrendo sentimiento de arrepentimiento la hizo vomitar hasta que su estómago estuvo vacío.

Haruto estaba confundido, no entendía porque su madre lo dejó vivir. Él solo pudo mirar como su madre vomitaba mientras lloraba.

La mujer vio que el cuello de Haruto tenía las marcas de sus dedos, pero había otras cicatrices en la cara del niño. Por primera vez la mujer notó las heridas de su hijo.

La mente de la mujer era un desastre y no pudo calmarse para asimilar la situación. La abrumadora sensación de culpa le hizo pensar que ella le había causado todas esas heridas a su hijo con sus propias manos.

La mujer no se atrevió a tocar a su hijo, ella se sentía como el monstruo más repugnante del mundo. El arrepentimiento era tan desgarrador que solo la muerte podía aliviar su dolor.

El talento para ver a través de los corazones de Haruto había mejorado con el tiempo, pero aún no era perfecto. Él pudo ver el odio, tristeza y asco que inundaba el corazón de su madre, pero no comprendía que ella sentía todo eso contra ella misma.

Haruto pensó que la mujer sentía demasiado asco del niño, tanto asco que ella no quería tocarlo.

La mujer se apresuró al baño.

Haruto había preparado la bañera para darse un largo y relajante baño, pero la mujer tuvo otras intenciones.

De un golpe, ella rompió el espejo del baño, luego agarró un pedazo de vidrio muy afilado.

La mujer entró en la bañera y apretó los dientes.

En el pasillo, Haruto escuchó el sonido del cristal rompiéndose por lo que se sintió preocupado de que su madre estuviera herida.

Las heridas de la golpiza y los problemas para respirar le impidieron levantarse, así que se arrastró hacia el baño.

Cuando Haruto llegó al baño, sus ojos vieron a su madre en la bañera.

La mujer estaba pálida, sus ojos se estaban oscureciendo y la sangre fluía de su cuello. Ella se había cortado la garganta.

Haruto empezó a llorar al ver a su madre. La garganta del niño estaba muy lastimada y no podía gritar, pero el silencio en el baño permitió que la madre escuchara las palabras de su hijo.

El niño se arrepintió de nacer.

La madre sintió un nuevo tipo de horror al darse cuenta de que cometió el peor error de su vida. Ella había sido demasiado impulsiva e hizo que su hijo pensara que la muerte de su padre y suicidio de su madre fueron su culpa.

La madre quería levantarse y salir de la bañera para abrazar a su hijo. Ella quería decirle que él era inocente y nada de eso era su culpa, ella quería expresarle lo mucho que lo amaba y lo arrepentida que estaba por todo el daño que le causó.

La madre estaba arrepentida de todo el daño que le hizo a su hijo, pero era demasiado tarde. Ella ya no podía moverse y su voz no salía. Solo pudo mirar como su hijo lloraba.

La mujer deseaba abrazar a su hijo, pero solo pudo quedarse quieta en la bañera hasta que su corazón dejó de latir.

Haruto siguió llorando hasta que el cansancio superó su dolor. Su mente, cuerpo y alma llegaron a su límite, por lo que quedó inconsciente.

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Nota del Autor:

Escribo cosas deprimentes cuando me deprimo, pero los escritos deprimentes me deprimen y cuando me deprimo demasiado no puedo escribir…

La vida es deprimente.